Capítulo 9

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—¡Aún no puedo creer que pudimos hacerlo! —exclamó Matsuri, entrando a la boutique de la mamá de Ino irradiando alegría a todas partes. No había parado de saltar y gritar desde su salida de la escuela. Estaba emocionada y eso nadie lo negaba.

—Yo sí, somos las mejores —TenTen sonrió, con aires de superioridad—. Además, los chicos ayudaron bastante. Su experiencia nos dio un gran impulso.

—¡Compusimos un baile, una canción y planificamos una presentación en tres días! No es por nada, pero TenTen tiene razón, somos... las mejores —dijo Temari, poniendo sus manos en su cintura. Sabe reconocer lo que es arte cuando lo ve y escucha, y, en lo personal, toda su presentación es un arte completo.

—Aunque... ¿Por qué creen que los chicos nos hicieron esa petición? —Hinata buscó opiniones. Sabía que tenía la oportunidad de oro que muchas chicas buscaban tener: Ir con los Shinobis al baile. Pero, a pesar de sentirse feliz por ser invitada a ese increíble evento por el chico que le gusta, todo ese asunto se le hacía muy, muy extraño.

¿Por qué esperaron hasta ese día para decirles eso?, ¿Era alguna especie de plan, o algo? Tal vez se estaba yendo por las ramas y sacaba a relucir su habilidad ninja en una situación donde no era realmente necesario hacerlo, pero no evitaba sentirse raramente curiosa.

—¡Ni idea! —antes de seguir con sus especulaciones mentales, Sakura soltó un grito un poco nervioso—. Tal vez... se querían librar de las chicas que los persiguen estos días y buscaron de excusa eso.

—Hinata... ¿Podrías ir a ver unos accesorios que dejé en la mesa de mi habitación, por favor? —Ino, con su clásico tono glamoroso, pidió un favor a la azabache. A Hinata se le hizo algo sospechosa esa petición, pero terminó accediendo y se retiró por leves segundos de ese lugar.

Cuando supieron que Hinata ya se encontraba lejos, las cuatro chicas restantes miraron a Sakura con una ceja alzada.

—Aquí hay gato encerrado —masculló Matsuri, cruzando sus brazos y entrecerrando los ojos, mirando a la peli-rosa como si fuese culpable de algún crimen de gravedad.

—¿Tú acaso sabes la razón por la que los muchachos nos invitaron a ese baile? —preguntó Temari, con acusación.

—¿Por qué echaste fuera a Hinata? —Sakura, de una manera tan natural, evadió el tema.

—No la eché fuera, le pedí un favor. Además, sé que no quieres que Hinata se entere de esto —explicó Ino, moviendo su coleta de cabello hacia atrás—. Tu mirada lo dijo todo, Sa-ku-ra.

—Ahora responde —TenTen gruñó con frustración y miró a la peli-rosa con el ceño fruncido.

Todas sabían perfectamente que la castaña era tan curiosa que, por saber lo que la tiene en duda o si la dejaron con el chisme a medias, era capaz de volcar el mundo para que le terminen de contar o terminen de responder. Su insistencia era tanta que una vez, en un ataque desesperado, Ino le tiró tinta de cabello en la cara para que se callara. Pero bueno, la aprendieron a querer así.

Por su parte, Sakura resopló y cruzó sus brazos. Sabía que Sasuke se molestaría por revelar esto, pero no le quedaba más opción. Conocía a esas cuatro chicas desde niña y sabía que ellas lograrían descifrar sus acciones y facciones, tanto para llegar a sospechar de ella.

—Okey —hizo un leve silencio de suspenso, para después suspirar y mirar con pesadez a sus amigas—. Los chicos nos invitaron al baile para que Naruto pase tiempo con Hinata esta noche y así que pueda declarársele. Porque, ¡Vamos! No es secreto para nadie que Naruto está perdido por ella.

—Stop —dijo Matsuri, sorprendida—. O sea... ¿Ellos nos invitaron a nosotras para que nos alejemos un rato de Hinata y de esa manera darle espacio a ese rubio cabeza hueca para que pueda confesar sus sentimientos?

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