El Lunes llego y Lorenzo al no saber cómo actuar siguió el consejo de Nicolas, tratarlo como si nada hubiera pasado y por lo visto hizo bien, porque Facundo actuó como si nada hubiera pasado y eso en parte lo tenía bastante deprimido, tanto, que más de una vez Facundo lo pudo ver haciendo pucheros con la mirada perdida en algún lado de la mesa, el tenía bien claro que lo que paso no iba a cambiar nada, pero en su estúpida fantasía su relación por decirlo de alguna forma avanzaba lo suficiente como para recibir un ¡¡hola!! o un ¡¡hola Facundo!!, cosa que nunca pasó y eso lo tenia con un puchero plantado en su boca haciendo que más de uno tenga que mirar hacia otro lado o apretar su mano en un puño ante el impulso de acercarse y besar ese puchero, pero Lorenzo estaba tan perdido en sus pensamientos que no notaba la mirada de nadie sobre el.
Porque esta asi? se lo veía feliz ayer? sera que paso algo en su casa?...- mi padre se acercó a mi hijo posicionándose a mi lado para el también mirar en la misma dirección que yo ya que esta vez no me moleste en disimular como siempre.
Nose padre, recuerdas que no hablo con nadie...- lo mira con sus cejas fruncidas.
Pero si en casa...
Lo que pasó en casa queda en casa, eso no cambió nada, todavia siento verguenza cada vez que recuerdo que me escuchó cantar...- se saca el gorro y acomoda su pelo.
Y ni recordemos cuando te sacastes el gorro delante de el, nose si el shock fue por la impresión de verte finalmente sin el gorro o porque estabas demasiado cerca, cuando vi que levemente se tambaleo pensé que te iba a besar...- lo mire sorprendido y rojo ante la vergüenza por lo que acababa de decir.
De donde sacastes eso?...- de solo pensarlo estaba hecho un manojo de nervios y agradecí el hecho de no tener que sentarse nuevamente junto a el, sino me daria un infarto.
Tu fuistes el unico que no lo pudo ver, aunque según tu papá parecía que tu en cualquier momento lo ibas a besar...- mi cara estaba a lo más similar al vino y mi padre sonrio.
- Debes admitir que es hermoso, a mi no me molestaria para nada tenerlo de yerno, te haria bien un Lorenzo en tu vida....- lo miro sin entender.
Se mas claro...- mi padre miró a Lorenzo y suspiro mirandome nuevamente a mi.
Son el sol y la luna, el es super simpatico y tu no, el es sociable y tu no, el viste con ropa al cuerpo y tu suelta, el pocas veces usa colores oscuros y tu siempre, el come frutas y a ti no te gustan... ¿sigo?...- niego, me doy media vuelta para caminar hacia la mesa y sentarme.
- si no quieres que nadie se entere que se hablan pero quieres saber qué le pasa...
Quien te dijo que quiero saber...- sonríe de costado.
Te mueres por saber qué es lo que le pasa, estás acostumbrado a verlo feliz y el hecho de verlo así no te va a dejar tranquilo...
Como sabes eso?...- me mira con una ceja alzada, su risa se ensancha.
Porque yo era igual a ti, o se te olvido las cosas que te contaba tu papá, no me enorgullecen pero tampoco te voy a decir que son mentira...
El timbre sonó y Facundo se levantó para salir de ahí y volver a su clase, su padre maldijo al darse cuenta de que no toco su comida y cuando llegue a casa hambriento su esposo le preguntara y el que tendrá problemas por molestarlo era el, pero no se arrepentía, porque los dos deseaban lo mismo, que su hijo se fije en Lorenzo.
La noche casi llego y Facundo miró por última vez su ropa en el espejo, odiaba los colores claros, pero si quería pasar desapercibido debía vestirse con ropa que la gente jamás crea que es el, por lo que optó por una remera blanca y negra a rayas, jean negro con sus rodillas rotas y zapatillas blancas, obviamente se pondría una gorra común para que no le vean la cara y le tendria la satisfaccion de decirle a su padre que no se puede quejar de que no usa la ropa que le compra, se miró una vez más ahora con la gorra blanca puesta y sale satisfecho.
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Serás mio
Roman d'amourYa sé lo que tú quieres...- comienza a caminar hacia el y Facundo lo sigue mirando con desconfianza pero no se mueve de su lugar. - tu quieres que lo haga yo... Facundo otra vez estaba estático en su lugar como cada vez que el castaño invade su espa...