Capítulo 3

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Lady Laysyl se había quedado dormida mientras le rezaba a los dioses en la incómoda silla de madera que apenas se mantenía en pie. La tormenta había cesado hacía horas, pero ella no se inmutó, siguió descansando en ese oscuro espacio luego de haber quedado atrapada en la tormenta. Ahora el leve movimiento del barco solo conseguía relajarla más.

De pronto la sobresaltó un golpe en la puerta que le pareció estruendoso al llevar casi un día completo dormida. Se talló los ojos aún con el cansancio corroyendo cada centímetro de su cuerpo, para después levantarse a recibir a su visitante. Asumió que no sería el capitán Altaf, pues él rara vez llamaba a la puerta y entraba simplemente, ignorando el hecho de que ella dormía ahí, pero se llevó una gran sorpresa al descubrir que el que tocaba la puerta era en efecto el capitán.

—Vaya sorpresa ¿Que puedo hacer por usted tan temprano? —preguntó nada más lo vio, asumiendo que por la escasa luz apenas estaría amaneciendo.

—Se le deben de haber mezclado los horarios, milady, porque ya está por anochecer.

Al escuchar eso, Laysyl asomó la cabeza un poco. Los rojizos rayos del sol le golpearon su frágil rostro, pero en efecto, el sol ya estaba ocultándose en el horizonte. Luego de eso soltó un gran bostezo, que trató de disimular poniendo su mano frente a su boca y girando la cabeza al lado contrario, pero fue inútil, pues el capitán terminó bostezando de igual forma. Al final terminó por invitarlo a pasar para poder hablar de lo que fuera que él quisiera hablarle.

El capitán cerró la puerta del camarote detrás de sí mientras ella iba a comprobar si la ropa que se había empapado la noche anterior ya estaba seca. La palpó por todos lados para asegurarse de que no hubiese ni un centímetro húmedo pues odiaba la sensación de la tela mojada pegándose a su piel. Al comprobar que estaba completamente seca la tomó y se puso detrás de una mampara de madera, con una tela pintada que representaba los infinitos campos del continente de las flores, para poder finalmente despojarse de esa enfermiza ropa con partes metálicas. Normalmente habría esperado a que el hombre saliera de la habitación antes de cambiarse, pero no creía ser capaz de soportar esa ropa ni un segundo más, y por el afán del capitán de entrar a la habitación sin avisar no sería la primera vez que se encontraban en una situación parecida. Mientras ella se cambiaba, el hombre comenzó a hablar.

—Tenía mucho que no dormía tanto tiempo, espero haya podido descansar profundamente, porque necesitará de todas sus energías para lo que viene.

—¿De qué me habla? ¿La pesadilla aún no termina? —se sintió horrorizada al comprobar que el ligero vestido de seda olía a sal, pero no tenía otra opción más que conformarse con ese terrible aroma, o seguir sufriendo a causa de la ropa de Zaal. Al final se decidió por el vestido.

—Me temo que no. Luego de la tormenta descubrí que nos hemos desviado de nuestro camino. Demasiado —. Laysyl salió de la mampara con el vestido de seda que llevaba días usando. Él buscó con la mirada a la mujer para después agregar —. Nos hemos adentrado en el mar crepuscular.

Un escalofrío recorrió a Laysyl por toda su espalda ¿Cómo podían haberse desviado tanto? Antes de contestar fue hasta el otro lado de la habitación para tomar un pequeño frasco que contenía un aceite con aroma a "Tarcto", la única flor que se podía encontrar por todo el continente; de ahí su nombre, aunque ella normalmente prefería la lavanda, el aroma de las Tarcto, muy parecido a la canela pero un poco más amargo, le recordaba inevitablemente a su madre, así que a menudo se encontraba usando ese aceite en un intento de sentir nuevamente a su madre cerca.

Luego de untarse ese aceite hasta los codos, detrás de las orejas y debajo del cuello, justo como le habían enseñado, buscó su túnica de lana, e inmediatamente después se la puso. Estaba haciendo mucho más frío de lo normal, y la temperatura no haría más que bajar a partir de ese momento.

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2022 ⏰

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Tarcto - Los pormenores de AavarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora