Capitulo 10

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Un encuentro peculiar, profecía y extraños de nube rojas.

Morrigan caminaba con Vergil en las calles de Nami no Kumi, donde miraba podía verse todo tipo de pobrezas que eran sometidas las personas del pueblo pero a ninguno le interesa cambiar eso ya que Morrigan había visto cosas peores en los tiempos antiguos de la Tierra y Vergil porque vio un mundo siendo destruido por lo que la pobreza le era un muy poco importante.

Caminaron por algunas calles hasta que Morrigan vio algo que la molesto siendo notado por Vergil que siguió su línea de visión, un grupo de mujer encantadoras pero con miradas vacías que sostenía carteles para prestar ciertos servicios, los ojos de Vergil se endurecieron cuando notó a una niña entre las mujeres que podía notar era cubierta para pasar lo más desapercibido posible.

Hasta que un hombre de aspecto robusto y varias cicatrices repartidas por su cuerpo se acerco apartando a las mujer antes de tomar a la niña por la fuerza, los ojos rojos de Morrigan se volvieron tan fríos que los alrededores se volvieron pesados como si una fuerza advirtiera al matón de no continuar con su acto.

El mantón parecía darse cuenta del ambiente comenzando a buscar en los alrededores pero cuando su mirada cayó en Morrigan su mente solo pudo pensar en su belleza como en su engañosa apariencia delicada hecha para tener a todo hombre junto la piel pálida que contrastaba con su vestido negro que se cernía a su cuerpo aumentando su atractivo, pero lo que el mantón no se daba cuenta era de la aura peligrosa de la mujer, pero no peor que la Vergil que estaba derramando su sed del lugar haciendo que todo el lugar se vaciará en un segundo.

Hermosa. - dijo el mantón liberando a la niña que corrió hasta esconderse en una casa cercana, pero cuando el matón trato de poner una mano en Morrigan su cabeza cayó al suelo en un ruido sordo mientras los que presenciaron la escena vomitaban la poca comida en sus estómagos por la vista de un cuerpo muerto.

Basura insolente, mirar a la mujer de un Dios. - dijo Vergil con desprecio molesto por la acción del matón que su aura estaba escapando de su cuerpo pensando en destruir el pueblo pero la mano de Morrigan lo detuvo.

Vamos, esta ciudad ya me esta molestando. - dijo Morrigan comenzando a caminar a lo que Vergil la siguió pero también podía sentir como alguien se acerco comenzando a seguirlos de manera discreta.

Mirando de manera discreta pudo ver que era la niña de antes, viéndola mejor pudo decir que ella sería digna de ser llamada hija de una Diosa de la belleza, aun para su edad ya tenía un hermoso cabello negro y ojos azules como un mar reflejando la belleza del cielo con una piel ligeramente bronceada. No tenía duda que ella sería una de las mujeres más bellas del mundo cuando creciera pero eso sería más una maldición que otra cosa.

Iba a ignorarla pero se detuvo cuando vio la mirada conflictiva de Morrigan, era casi irónico como la Diosa de la Guerra, Muerte y Destrucción Celta ahora mismo demostraba compasión por una humana, pero de nuevo también fue una Diosa madre que es la encargada de darle vida al mundo ya que poco se puede entender a la muerte sin saber que es vida, tomando una decisión un poco arriesgada.

Niña, no nos dejes esperando. - dijo Vergil con seriedad asustando a la niña que después de ver que no estaban molesto se acerco un poco vacilante a las dos personas, cuando las vio de cerca la pequeña se sorprendió al ver a Morrigan ya que ellas se parecía mucho pero la niña tenía rasgos claramente japonés mientras Morrigan tenía una rasgos de la noblesa europea.

Vamos. - dijo Vergil comenzando a caminar pero cuando estaba apunto de caminar detrás suyo Morrigan la tomó en brazos.

La niña sorprendida trato de salir de su agarré pero la Diosa era mucho más fuerte, pronto la pequeña se rindió dejando de resistirse pero se acomodo en los brazos de la Diosa sintiéndose muy cálida sin darse cuenta ella quedo dormida.

Issei en Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora