➫ 15

300 18 26
                                    

Shinya tocó suavemente la puerta de la habitación, abriendo tras recibir permiso, y encontrándose con la imagen de Mikaela intentando poner un poco de orden en la habitación que, luego de albergar a cuatro humanos atrapados en una situación sobrenatural y semi-mortal, era realmente un caos.

— ¿Necesitas ayuda?

— No realmente. — respondió el menor. — La verdad es que sólo intento mantenerme ocupado hasta que Guren despierte y dé el veredicto.

— Bueno, aun así, creo que será más sencillo poner en orden este lugar entre los dos. — respondió, antes de entrar completamente, y tomar otra caja vacía en la que el menor guardaba algunos libros viejos y empolvados. — No es como si tuviéramos algo mejor que hacer. ¿Quieres que te ayude?

Mikaela sonrió levemente: — Claro.

Entre los dos, comenzaron a despejar un poco el cuarto. Lacus había tosido un par de veces por el polvo acumulado y Yoichi se había dormido con una manta y un par de almohadas entre unas cajas, por convicción propia. La casa no era lo bastante espaciosa para albergar perfectamente a ocho personas, pero al menos podrían hacerlo algo más cómodo.

— ¿Estás nervioso? — Shinya se animó a preguntar cuando Mika terminó de colocar el último libro en una caja, y él cerró las solapas. — Es decir, si realmente funciona eso de ir al mundo serafín...

— No estoy nervioso, sólo... un poco ansioso. — admitió en voz baja. — Nunca había tenido una pista sobre mi padre, así que esto es algo nuevo, y quiero resolverlo cuanto antes.

— ¿Crees que lo encontrarás allá?

Mikaela lo miro, pareciendo dudar en su respuesta, al menos por un momento.

— ¿Sinceramente? No creo que sea tan sencillo. Estoy mentalmente preparado para encontrar más pistas antes que su paradero, con mucha suerte. — no sentía como si estuviera diciendo una mentira. Era una especie de verdad que sentía dentro de sí. — Y si no obtengo nada, no será la primera vez que me decepcionaré por causa suya.

Shinya hizo una ligera mueca, intentando comprender qué clase de sentimiento común podría ser al menos mínimamente comparable al afecto o incertidumbre que un padre podría causar, pero él jamás había tenido nada parecido a una figura paterna, por lo cual cualquier suposición sería probablemente en vano.

— Además, tal vez deba preocuparme más ante la idea de estar frente a muchos serafines a la vez. — comentó con un encogimiento de hombros. — La idea es emocionante y cansadora de sólo pensarlo.

— Su mundo... ¿Crees que sean como nubes? — dudó por un momento.

— ¿Lo dices porque crees que ellos son algo parecido a ángeles? Sólo es el nombre lo que da esa impresión. — respondió con un suspiro. — Sinceramente, no estoy muy seguro de que debería esperar de su mundo...

— Tampoco yo, pero en tanto no regreses inconsciente o algo peor, es suficiente para mí. — de sólo recordar lo sucedido, sentía un escalofrío. — La última vez fue lo suficientemente aterradora.

Mikaela lo miró un momento, antes de volver a hablar.

— Cierto. Luego de ese ataque... Yūichirō mencionó que estuviste cuidando de mí, hasta que Guren regresó.

— Por supuesto que lo hice.

— Oh...

— ¿Por qué pareces tan confundido? — inquirió al reconocer también un cierto tono dudoso. — Lo normal es que las personas cuiden de ti si estás herido, ¿o no?

— Bueno, sí, pero... luego de lo que sucedió, y esa discusión que tuvimos... — se detuvo, pensando en sus palabras. — Luego de todo lo que dije...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 23 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐀𝐑𝐂𝐀𝐍𝐔𝐌 ➫ Owari no SeraphDonde viven las historias. Descúbrelo ahora