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Juliette caminaba sin un rumbo fijo por la Isla, se ganaba miradas poco discretas, pero siempre mantuvo la mirada al frente y llena de determinación.
No quiso decírselo a Mal, pero esperaba encontrarse con su querida tía, solo por casualidad. Tenían algunos asuntos pendientes por hablar y le emocionaba poder hablar con ella.
Una niña intentó robarle su cadena de oro, Juliette actuó de inmediato y tomó su mano deteniendola, su mirada fría cayó en la niña, estaba sucia y su ropa desgastada. La niña le dio una mirada de lástima. La gente las miraba a su alrededor.
───. Por favor, mi hermano necesita comida ─── rogó la niña, casi al borde del llanto. Juliette la soltó ───. Es un bebé.
───. Enseñamelo ─── pidió Juliette suavemente.
La niña asintió y la llevó a una vieja casa, desde donde provenía un agudo llanto de un bebé, y unos gritos.
───. ¡CÁLLATE! ¡Cállate ya, bebé estúpido!
La niña, de cabellos castaños corrió la cortina que hacia de puerta, adentro, estaba una mujer con una botella en la mano, que se detuvo al ver a ambas entrar.
───. ¿Quién es ella, Maya? ─── gritó la mujer, señalando a Juliette y mirándola asqueada.
───. Nos ayudará ─── murmuró Maya, asustada, y tomó la mano de Juliette por reflejo al ver a su madre acercarse a ella.
───. ¿Ah, sí? ─── cuestionó lentamente a ambas, acercó su cara a la Juliette y ella no fue capaz de hacer nada más que mantenerle la mirada, Juliette asintió ───. Entonces quedatelos.
Juliette abrió los ojos, la mujer tomó sin cuidado al pequeño bebé, que solo usaba un viejo trapo sucio, y se lo dio. Solo entonces el niño dejó de llorar. Juliette no sabía qué hacer.
La niña estaba llorando desconsoladamente a su lado, y un pequeño bebé la miraba desde sus brazos con curiosidad. Juliette levantó la mirada, sin expresiones, y miró a la mujer tambaleante frente a ella.
───. Bien ─── gruñó ───. Les daré la vida que nunca podrás. Por eso... ─── le dirigió una dura mirada ─── hay que saber cuándo tener hijos.
Decidida, tomó la mano de Maya y salió de la casa, caminaron por la Isla en silencio, y se detuvieron a comprar un biberón y algo de leche para el niño. Juliette los llevó a la guarida de Mal.
