Segundo Corazón [Parte II]:

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Ginny revisó los deberes que tenía pendientes mientras se acomodaba en su asiento del comedor. Tenía algunos ensayos e investigaciones que realizar para Literatura, Matemática, Química e Historia. No eran para días recientes pero al desconocer la disposición que tendría su horario en el futuro, decidió que empezaría a hacerlas.

Era tarde por la noche en un día domingo. Ginny había llegado algo tarde del trabajo, pero no podía dejar sus deberes a último minuto, así que se sentó en la mesa comedor con todas sus cosas para hacerlos.

Luego, observó largo rato la lista de gastos de la casa: necesitaban ir al supermercado por comida, pagar algunas tarjetas que su madre tenía, además de la escuela de Ginny y la universidad de Ron. Según la pelirroja sabía, podía encargarse de los pagos de su escuela y de la ida al supermercado, porque era lo más fácil y lo que estaba a su disposición. Por supuesto que las tarjetas tendría que pagarlas su madre, al igual que la universidad de Ron. Ginny no estaba clara en si valía la pena seguir haciéndolo, porque Ron desperdiciaba todos los días yendo a la universidad, pero con quejarse no lograba nada; su madre jamás tomaría en cuenta su opinión por ser tan joven.

Cuando sacó algunas hojas de su carpeta para empezar los deberes de Literatura, escuchó risas y pasos bajando las escaleras. Levantó la cabeza hacia el pasillo y vio pasar dos figuras altas y casi idénticas, las cuales retrocedieron al notar que ella estaba allí.

—¿Qué tal, hermanita? —la saludó George, quien estaba más feliz que todos los días, apoyando su hombro en el marco de la entrada al comedor.

—¿Qué haces? —agregó Fred curioso, haciendo lo mismo que su gemelo pero del lado contrario.

—Algunos deberes —contestó Ginny, cubriendo la lista de gastos con unos cuadernos—. ¿Y ustedes? ¿Por qué están vestidos para salir? ¿A dónde irán?

—Te lo vamos a decir para que no te preocupes —afirmó Fred.

—Nosotros no somos Ron —agregó George.

—Bueno... —Fred sonrió—. Vamos a un restaurante para que George se le declare a Angelina.

Ginny arqueó las cejas sorprendidas.

—¿Angelina? ¿Angelina Johnson? ¿La que estudió con ustedes en la escuela? —agregó, ahora sintiéndose pensativa—. ¿No era la que había salido contigo, Fred?

—Sí, pero lo nuestro no funcionó —admitió el aludido—. Además, George está muy enamorado de ella desde que volvimos a estar en contacto, y como mi hermano es muy valiente, va a decirle la verdad.

—Espero que acepte —murmuró George, quien pese a que intentaba ocultarlo, parecía nervioso—. Planeé una bonita cita romántica en un restaurante, pero nada cursi porque sé que no le gusta. Y al final, le diré mis sentimientos y le pediré que sea mi novia.

—¡Wow! —Ginny rió—. Eso es genial, George, espero que todo te salga bien. No. De hecho, estoy segura de que todo te saldrá bien. Angelina es una buena chica y tú eres perfecto para ella.

—Gracias, eres la mejor.

—¿Quieres venir con nosotros? —preguntó Fred—. Si Angelina acepta a George, a lo mejor querrá volver a verte. Hace unos días nos dijo que te extrañaba.

—Desearía, pero no puedo —respondió Ginny, soltando un suspiro pesado—. Tengo que terminar estos deberes lo más rápido que pueda, porque debo dormir temprano para ir a la escuela mañana.

Ginny volvió su atención hacia los deberes, mas específicamente a la redacción para Literatura, sin darse cuenta de las miradas preocupadas que sus hermanos intercambiaron. Los dos pensaban lo mismo: Su hermanita se estaba sobresaturando de cosas con solo 17 años. Entendían que por ser la única mujer entre muchos hermanos ella se sentía en la obligación de hacer todo por sí misma, pero lo que les preocupaba es que no era nada normal.

Tres Corazones [Basada en el Mundo de Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora