Segundo Corazón [Parte VI]:

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Con verdadero nerviosismo Ginny se detuvo frente al restaurante en el que trabajaba su madre como camarera. Revisó rápidamente la hora en su reloj y se complació un poco al ver que su madre debía estar en un pequeño descanso para almorzar, antes de volver a su jornada normal. Sin embargo, ese alivio fue de nuevo reemplazado por el miedo, que cual chicle a su zapato quería acompañarla para siempre.

En sus manos, sostenía una pequeña carpeta en donde mantenía a salvo los papeles que le había encargado Dean para que firmara. Claro, ella ya lo había hecho, pero tenía que también hacerlo su madre para que no hubiera ningún problema a futuro con la galería o las pinturas que estaría vendiendo Dean con su imagen.

De eso era lo que Ginny temía, pues no estaba segura de si su madre estaría encantada con la idea. Pero guardaba un poco de esperanza... O al menos eso quería creer.

Sintiendo un ligero escalofrío, entró al restaurante y le pidió al hombre de la puerta ver a su madre. De forma muy amable, el hombre la guió hacia los vestidores de empleado. Apenas Ginny entró, vio a su madre, almorzando con algunas de sus otras compañeras. Pero cuando Molly reparó en la presencia de su hija, se levantó de inmediato, dejó a un lado su comida y fue hacia ella.

—Ginny, ¿qué haces aquí? ¿Pasó algo malo? —preguntó, tomando con delicadeza el brazo de Ginny para apartarla un poco de sus compañeras, que parecían curiosas.

—No, no, solo... quería venir a pedirte un favor —contestó Ginny, de forma vacilante. Tenía un nudo en el estómago que le provocaba un cosquilleo en todo el cuerpo. Tal vez ese era su top 3 de momentos mas tensos de su vida.

—¿Un favor? ¿De qué se trata?

Molly conocía muy bien a Ginny, y podía notar su nerviosismo, lo que hizo que se preocupara más. Ginny, por su parte, tomó aliento y miró a su madre, apretando un poco la carpeta entre sus manos.

—Mamá, sé que tu y yo no hemos compartido mucho tiempo últimamente. Sé que nos hemos separado y que yo te he tenido bastante rencor. Como sé que Bill te ha contado, sé todo lo que sucedió en tu divorcio con papá...

—Y quería pedirte perdón por eso. —Molly bajó la cabeza y Ginny se tragó todo comentario mal intencionado que su mente tenía ganas de soltar.

—Lo sé, pero no es momento de hablar de eso. Hoy he venido, con toda la sinceridad del mundo, después de haber desechado la idea de engañarte, a que me firmes unos papeles muy importantes.

—¿Papeles? —se extrañó Molly—. ¿Sobre qué son?

—Mi novio, Dean, ha hecho una colección de pinturas sobre mi. Son bonitas, poéticas y me retratan muy bien, para que no creas que es algo malo. Él me respeta bastante y no ha hecho más que retratar su amor hacia mi en todas esas pinturas. Incluso dice que soy su musa. El caso es que una galería está interesada en mostrar sus pinturas al público, con la idea de que algún día alguien las quiera comprar. Pero hay cierto problema legal, porque la galería no quiere demandas y como yo soy menor de edad, debo firmar ciertos permisos y tu también, porque eres mi representante legal, luego de que te quedaras con mi custodia. Por eso he venido. Quiero que, por la paz, firmes estos papeles que son importantes para Dean y también para mi.

Ginny tomó aliento porque no había respirado casi mientras daba la explicación, pero de inmediato se sintió angustiada cuando en el rostro de su madre apareció una mueca de preocupación.

—¿Una colección de pinturas sobre ti? ¿Por qué no me habías dicho nada de esto?

—Dean la hizo sin pensar que algún día las mostraría. Es decir, lo hacía por hobby, pero ahora que se ha presentado la oportunidad, no quiere desecharla. Puede abrirse camino en el mundo del arte y... ¿quién sabe? En un futuro puede vivir bien de eso, lo que es su mayor sueño.

Tres Corazones [Basada en el Mundo de Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora