CAPITULO 6.

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–Estoy segura que ambas oímos eso.

–Si– contesto caminando hacia la ventana, ambas nos movemos lento y corremos las cortinas con manos temblorosas.

El sol inunda hasta el más mínimo rincón de la habitación, dejando entrar un poco de calidez en la helada habitación. Miramos hacia abajo cubriendo nuestras bocas al ver desde arriba como esta todo en las calles, autos volteados y cuerpos llenan las calles, a la distancia no podemos distinguir mucho, pero no dudo en que el panorama será peor una vez que bajemos, por qué si, por más que lo retrasemos, tendremos que bajar.

Busco con la vista de donde es que provienen los gritos, en eso July estira su mano temblorosa apuntando a uno de los autos volteados, desde adentro una mano con lo que parece ser un pañuelo azul se sacude sin mucha fuerza, ambas compartimos una mirada significativa antes de cerrar la ventana, acercarnos a nuestros amigos y dejarles un último beso de despedida en sus frentes.

Nos preparamos para salir del departamento, decididas a ayudar a la persona que esté en ese auto.

Esa decisión se va en caída libre una vez atravesada la puerta, cuando nos encontramos paradas al final de un pasillo oscuro y caemos en cuenta que estamos en el piso número doce, lo que significa que tendremos que bajar doce pisos por escaleras igual de oscuras que este pasillo. Si no morimos anoche, moriremos hoy.

–No me sueltes la mano– me ruega mientras se aferra a mi mano como si eso fuera lo único que la mantiene en pie y si eso no es lo que ella siente, al menos yo sí.

Caminamos casi arrastrando los pies, chocamos con cosas, al menos quiero pensar que son cosas y no lo que realmente son.

Tropiezo con algo y July me sostiene antes de caer al piso.

–Arrastra los pies, no merecen que los pisemos– susurra y me enderezo lista para seguir.

Casi no respiro, el olor es muy fuerte ¿Un cuerpo puede empezar a oler así tan rápido?

–Ese es el nuestro– me dice July y giro mi cabeza hacia la puerta abierta que emite un poco de luz, debimos dejar las ventanas abiertas.

Esa poca luz nos permite avanzar más tranquilas, me gustaría no haber dejado toda la noche la linterna prendida, ahora tendríamos con que alumbrar.

Frenamos en nuestra puerta y nos encontramos con nuestro departamento igual que como lo dejamos anoche, July entra y la sigo mirando el pasillo con ansias de seguir, esa persona necesita ayuda.

Dentro del departamento puedo observar aun la pizza sobre la mesada, la alacena abierta, el control de la televisión sobre el sillón, la mesa aun llena con el set de maquillaje de July, la camisa qué me arrojo aun junto a la silla, las puertas de las habitaciones abiertas, lo único distinto es que la puerta del baño, siempre la dejábamos abierta y ahora está cerrada, eso llama mi atención y sin darme cuenta me estoy dirigiendo hacia el baño.

July ya no está a mi lado, está buscando no sé qué en la cocina, llego a la puerta y apoyo mi mano sobre el picaporte girando lentamente, siento que ejercen fuerza del otro lado de la puerta y retrocedo presa del miedo tratando de alejarme pero caigo al piso cuando salta sobre mí. Cierro mis ojos y es cuando siento que rodea mi cuello con sus manos.

–Abre tus ojos– ordena la persona sobre mí, hago caso y los abro lentamente mientras sujeto sus manos con las mías que aprietan mi cuello impidiéndome el ingreso de aire.

Lo primero que veo es una melena rojiza cubriendo el rostro de la persona que esta sobre mí, veo a July saltar sobre mí y llevarse por delante a la persona, me sostengo el cuello y giro sobre el piso para ver a mi amiga arriba del pelirrojo mientras aprieta de forma amenazante contra su cuello un cuchillo de cocina, el chico alza sus manos tratando de demostrar que se rinde y empieza a reírse.

Desmodeus: Principium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora