Capítulo 12.

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Veintitrés de agosto del dos mil veintiocho.

Me estiro intentando disipar el dolor insertado en la zona baja de mi espalda, la cual ya no soporta estar en esta posición un segundo más. Las horas en la carretera no habían sido para nada placenteras. Tenía frio, hambre y sueño, no veía las horas de que la camioneta frene y pueda bajar a estirar las piernas, las cuales casi no siento de lo entumecidas que están.

–Me duele el trasero– se queja Freddy que está a mi lado, sentado en la parte trasera de la camioneta. Estamos expuestos y congelados, pero no era opción dejar que Sara se subiera aquí, debía ir adentro y July con ella para controlarla, Brandon conducía y Xavier le hacía de copiloto nuevamente.

La culpa aún me hacía eco en la cabeza, no éramos los únicos que habíamos salido del campus para intentar escapar, pero éramos los únicos que habíamos sobrevivido, los gritos esa noche no eran muy lejanos, quizás el auto que se nos había separado lo habían atacado, aunque prefiero pensar que si pudieron huir, que quizás encontraron donde esconderse.

Aún daba vueltas por mi cabeza la duda de que habrá pasado con los que decidieron quedarse en el campus, quizás hasta estaban teniendo mejor suerte que nosotros... O quizás también ya estaban muertos.

La cosa es que habíamos salido trece personas de ese edificio y ahora éramos tan solo seis.

Seis idiotas conduciendo sin rumbo y sin mucha gasolina, esa era otra de mis preocupaciones, nos quedaba menos de un cuarto de tanque y cuando se acabará tendríamos que seguir a pie, eso aún estaba a discusión.

A fin de cuentas habíamos tenido bastante suerte y desde que habíamos salido ninguna de esas cosas se había acercado.

– ¿Me has escuchado?– vuelve a hablar Freddy hecho un ovillo contra la chapa.

–Sí, he oído que te duele el trasero– le informo haciendo que se ría un poco.

–Pensé que quizás estabas dormida, no has emitido sonido en las últimas horas– llevábamos en carretera un casi tres días, habíamos parado varias veces.

–Solo ando pensativa...

–Samuel era un buen chico ¿Sabes?– capta mi atención haciendo que lo mire –Él era estudiante de enfermería, estaba en primer año, un niño casi, dieciocho años– habla por lo bajo y por poco no lo escucho –Pude salvarlo...

–No te culpes...

–Pude hacerlo– me corta –Pero me bloqueé, no hice nada... Ni siquiera cuando gritaba mi nombre esperando que fuera a ayudarlo, solo me escondí, eran muchos y no me habían visto... Quería ayudarlo, pero el miedo fue más fuerte y no lo hice, así que si es mi culpa– no entiendo el por qué me lo dice, quizás solo para descargarse –Pude hacer algo, ayudar a Victoria a quitárselos de encima, golpear a algunos, arriesgarme... pero fui un cobarde, me quede escondido bajo esas góndolas, cubriendo mis oídos para no escuchar sus gritos y esquivando la mirada para no ver cómo les arrancaban a mordiscos la piel, estoy vivo porque soy un cobarde...

–Así funcionan las cosas ahora, esto es cosa de protegerse a uno mismo Frederick, si me atacan yo no espero que tú saltes a sacarme de ahí, espero que corras y pongas a salvó al resto del grupo, por qué eso es lo que yo haría– me mira con los ojos humedecidos –No me mal entiendas Freddy, pero si hemos llegado hasta aquí ha sido por qué hemos hecho lo necesario para sobrevivir, yo no espero que me salven, por qué si he aprendido algo en estos días es que los demás no se arriesgarían para salvarme, mi única responsabilidad es July y sé que si yo no me preocupo por ella no se preocupara por sí misma, ya que anda muy preocupada por los demás, no me puedo comprometer a cuidar de nadie más, no eres un cobarde, eres inteligente y por eso sigues vivo– le digo con completa sinceridad y él solo asiente.

Desmodeus: Principium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora