Desmodeus: Principium.

CAPITULO 7.

Los pasos cada vez se hacían más audibles, la puerta seguía sin abrirse, Freddy seguía rogando, July aun aferrada a mí y el palo en mi mano, haciendo picar mi palma por la fuerza con la que lo sujetaba, las astillas clavándose en mi piel.

–Prométeme que no te moverás – le susurro a July quien suelta un quejido ante mis palabras –No me odies, July – le sujeto la mano y la aparto de mi brazo empujándola contra Freddy quien la recibe –No dejes que me siga – le pido y sin pensarlo una vez más me encamino hacia la dirección en la que se escuchan los pasos.

No sé muy bien que estoy haciendo, quizás son mis delirios de heroína o mi instinto suicida, pero emprendo mi caminata por el pasillo oscuro. La sangre que bombea en mi cuerpo la oigo en mis oídos, el corazón me golpea el pecho como si quisiera salirse y huir lejos del sitio al que estoy yendo. Una fina capa de sudor cubre mi frente, tengo miedo a morir, pero mi miedo a perderla es aún más grande y mi instinto me grita que los aleje, que no permita que ellos se acerquen a ella, que no le hagan daño, el imaginar que siquiera toquen uno de sus cabellos, la hieran o... maten, eso me aterra, morir no.

July grita mi nombre a mis espaldas y pareciera como si mi cerebro bloqueara su vos y cualquier otro ruido a excepción de los pasos que tengo en frente, cierro los ojos agudizando también sus respiraciones pesadas, bajan la velocidad y es ahí cuando empiezo a correr en su dirección apretando el palo con mis manos, asegurándome de no flaquear y soltarlo.

Llámenme loca, impulsiva, lo que quieran, pero no dejare que le hagan daño, ella lo es todo para mi.

Una de las siluetas en la oscuridad se hace presente a tan solo unos metros y es cuando alzo la punta y sin dejar de correr se la clavo a la altura del pecho. Suelta un grito que inunda todo el pasillo y no paro hasta que lo hago chocar contra una de las paredes y el palo lo termina de atravesar incrustándose en la pared.

Una de sus manos golpea mi rostro impulsándome hacia atrás y es cuando siento otras manos tomarme por el cabello desde atrás, arrojándome al piso. Se sube encima de mí y siento su respiración a tan solo centímetros de mi rostro, su saliva fría toca mi mejilla, su aliento asqueroso me inunda las fosas nasales, levanto mi puño cerrado y lo lanzo a su mejilla, logro alejarlo lo suficiente para tomarlo por los hombros e impulsar mi cuerpo hasta quedar yo sobre él.

Con una mano lo sujeto del cabello manteniendo su cabeza contra el suelo mientras con la otra golpeo su cara, siento la piel de mis nudillos abrirse y cada golpe arde más que el anterior, puedo escuchar al que quedó clavado a la pared seguir quejándose mientras el que está debajo de mi tira de mi camisa y cabello, sus manos golpean mis brazos y costillas, mientras hace fuerza por sujetarme.

No dejo de golpearlo, no paro, siento huesos crujir y la sangre me salpica, pero no me detengo, ahora puedo entender la expresión de "ver rojo presa de la ira".

No sé en qué momento deja de moverse pero eso no me detiene, sigo golpeando, abriendo piel y rompiendo huesos que crujen con cada impacto, no sé si son de quien golpeo o míos pero la adrenalina que corre por mi cuerpo pone el dolor en segundo plano.

Alguien me sujeta el hombro y me pongo de pie llevándolo contra la pared mientras lanzo un golpe certero que impacta contra su nariz, el crujido es audible.

– ¡Mari, no! – grita July a mi lado, horrorizada, de pronto el pasillo no está oscuro, una débil luz de un candelabro alumbra apenas el sector donde estamos nosotros.

Miro a quien sostengo contra la pared y el rostro ensangrentado de Freddy me genera tanto impacto que lo suelto. Resbala contra la pared hasta quedar sentado en el piso, July me aparta y le sujeta el rostro mientras le habla y él poco a poco mueve la cabeza y ella le sostiene la nariz para frenar el sangrado.