*En algún lugar del bosque de Darkhill*
*Martes, 7:45 a.m*
*Oficial Patrick Adams*El oficial Pat, tras recibir un 990 —cadáver hallado— de la comisaría del condado de McDowell, se dirigía en su vieja camioneta hacia las afueras del pueblo para examinar.
Estaba ansioso. Sentía que las palmas bailaban sobre el volante, debido al sudor. La neblina cubría los árboles como un velo, y habían diminutas gotas de lluvia que caían en la ventana que hacían pequeños ruidos secos sobre el vidrio. Siempre lidiaba con lo mismo; hurto a mano armada, vandalismo. Cosas demasiado cotidianas. Manejar cuestiones municipales, hablar con la gente. Ese era casi el trabajo de un alcalde, pero Darkhill no tenía uno. La mayoría de la gente se las arreglaba para mantener el orden, y a casi nadie le importaba demasiado el pueblo como para querer ser alcalde.
Había comenzado a acercarse a un camino de tierra. Se orillo hacia la izquierda, y siguió la ubicación que su GPS le indicaba. Se encontró con algunas caras familiares de los policías de McDowell, con su típico uniforme beige.
El alguacil Preston estaba ahí.
Peter Preston y Pat, se conocieron en la academia de policía. Aunque se habían conocido mucho antes. Sus padres eran amigos y de vez en cuando iban a pescar o a cazar, así que desde niños ambos congeniaron. Y podía decir que lo conocía, lo conocía muy bien. Pero la expresión que llevaba en su rostro en ese momento, era indescifrable. Nunca había visto ese gesto en su amigo.
Ambos se saludaron de mano, dándose un pequeño abrazo.
—Patrick. Gusto en verte.
—El gusto es mío, Peter. —Dijo, mientras le daba unas palmadas amistosas en las espalda, cuando se despegó, pregunto: —¿Cómo está Ellie?
Peter asintió.
—Está bien, ella... ugh, sabes como es ella.
Pat rio, y negó mientras decía:
—Sigue igual, eh?
Peter resopló, mientras caminaban por el camino de tierra.
—Oh, sabes lo terca que es esa mujer. No cambia ni porque se lo implores... pero aún la amo como un loco.
Siguieron caminando, algunos oficiales llevaban mascarillas de protección en sus rostros y algunas bolsas negras. Eso hizo que Pat se impacientara más.
—¿Cómo está Leyla? ¿Y el pequeño Jake?
A Patrick se le deslizó una pequeña sonrisa. Siempre le pasaba cuando pensaba en su Leyla.
—Leyla está bien. Está... tan hermosa como siempre.
Peter estalló en una carcajada gutural.
—Carajo, Patrick. Siempre has sido un romántico idiota.
Pat rio y negó porque era verdad. Aunque la parte de idiota, trataba de no serla. Pero Patrick prefirió hacerse el desentendido.
—No se de que hablas.
Peter resoplo.
—Los ojitos se te ponen locos cuando hablas de ella. Siempre te pasa.
Patrick miró hacia otro lado en el bosque. Luego habló:
—Jake está creciendo. Ya no es tan pequeño como antes.
—Pues más le vale. Debo llevarlo a pescar muy pronto, es una especie de ritual... tú lo sabes.
Si lo hacía, pero conocía a su hijo. También sabía que Peter a veces podía ser un poco... intenso.
—Bien. Es por aquí. —Indicó Peter. Quien adoptó un rostro más serio.
ESTÁS LEYENDO
Moonlight
Teen FictionUna serie de sucesos extraños perturban a los habitantes del pequeño pueblo de Darkhill, justo cuando una antigua familia decide regresar a este.