CAPITULO 3

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*Jake Adams*

Pasaron dos cosas.

La primera, fue la explosión de voces y quejas a mi alrededor. Todos preguntándose cómo algo así había pasado, y a Sarah ¿Cómo era posible? ¡Nos conocíamos desde que tenía 12! Era muy amable, es una pena...

La segunda, fue el último anuncio de la directora Maree. Había mencionado algo acerca de un toque de queda. Las palabras se habían suspendido en el aire como algo denso e incómodo. Luego encargó a todos los estudiantes a que regresaran a sus respectivas actividades.

Y desde allí, todo fue como flotar sobre una nube.

Me estaba volviendo loco. ¿Verdad? Si, debía ser eso.

Porque era una locura pensar que yo de verdad soñé con Sarah Diaz, a unas cuantas horas antes de su muerte.

Si, era eso.

Tenía que serlo.

Para mi poca suerte y mi falta de coordinar pensamientos, había recordado el sueño. Como si todo lo que acababa de pasar en el gimnasio hubiera activado un interruptor en mi memoria, y me hubiera hecho recordar algunos detalles de mi pesadilla. 

Era Sarah corriendo. Sarah desesperada. Era Sarah alejándose de algo con terror teñida en sus facciones. Era ella tratando de escapar de algo, o de alguien.

Mi mente se sentía como lava. Me dolía la cabeza y sentía que el cerebro me iba a estallar y se me iba a salir por los oídos.

Y no eran las facciones de terror de Sarah las que me mantendrían durmiendo con un ojo abierto por varias noches, claro que no. Era la cosa que la estaba persiguiendo. Ni siquiera parecía un oso, no parecía.... maldición, no parecía nada que hubiera visto antes.

Era otra cosa.

No tenía ni idea de que podía ser. Solo sabía que era grande. Demasiado grande. Y tenía un pelaje negro espeso y grasiento.

Aun podía escuchar los gritos de Sarah en mi mente, los cortes de carne tan crudos y resonantes. Mientras los diminutos rastros de vida, salían de la boca de Sarah como una plegaria. Le estaba pidiendo a lo que sea que era eso que se detuviera, que parara.

Había comenzado a rogar, que la dejara tranquila, que ella no había hecho nada. Como si aquel animal la fuera a entender.

Todo lo demás estaba borroso, pero sabía que no tenía un buen desenlace. Y parte de mi agradecía a mi mente por haber bloqueado esas imágenes.

Aún sentía mi estómago revuelto. Cuando Serena había pisado el gimnasio gritando lo que le había pasado a su hermana, me congelé. No quiero sacar cuentas, no quería ni siquiera pensar en ello. Quería olvidarlo.

Haría como si nada hubiera pasado.

¿Era cobarde? Probablemente.

Pero no sabía qué más hacer. Había reunido el coraje para probar el sabor de las palabras en mi boca, en uno de los baños que no se usaban en la escuela:

—Si... eh, soñé con Sarah unas horas antes de que se anunciara su muerte. Y ¡Qué casualidad! Fue con su muerte... ¿Qué cosas no? Ja,ja...

Vomite después de eso.

No lo volví a decir. Me lave la cara con violencia y me restregué los ojos con agua. Me coloqué los lentes astillados sobre el puente de la nariz y respiré profundo. Debía olvidarlo. Solo fue una horrible coincidencia.

De verdad esperaba que lo fuera.

*Isaac Turner*

La notica se esparció como una plaga por todo el pueblo.

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