CAPÍTULO 1

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*Charlotte Walker*

Al principio, todos éramos normales.

El primer día de clases es importante en la vida de cualquier estudiante. Para mi, sobre todo, solían ser un vaivén de pasos y felicitaciones y buenos deseos.

Aun recuerdo que en estos días la casa parecía estar llena de gente. Mamá caminaba de un lado a otro, estaba ocupada con el desayuno, ayudando a papá a amarrarse la corbata, llenándome el oído de palabras de aliento. El lugar parecía estar lleno de vida.

No era como antes... no. Pero aún había algo ahí. Algo debajo, muy sutil.

Aún así bajé las escaleras, estaba nerviosa.

Quería dar todo de mí este año. Estar concentrada para los estudios y dedicarme verdaderamente a esto. Quería conseguir una beca temprana, asegurarme de todo antes de dejar Darkhill.

Había tomado una ducha caliente, dejando que se llevara el rastro de cualquier tristeza por las tuberías. Cuando salí y me mire en el espejo, había recordado como había sido ese año para mi, ahora estaba mucho mejor en todos los sentidos, pero era bastante difícil incluso recordarlo.

Pero estaba bien, ahora podía verme desnuda frente al espejo. Antes no podía hacer eso, es un paso.

Al entrar a la cocina, contemple un desastre de utensilios esparcidos y desordenados. Un humo proveniente de una sartén que al parecer tenía unas tostadas quemándose, y a papá sobre el lavaplatos, tratando de despegar salvajemente con una espátula lo que parecen ser huevos estrellados.

Agarré una toalla de cocina y me acerqué a la ventana, la abrí y el humo comenzó a salir casi de inmediato. Me acerqué a la sartén casi ahogándome por el olor tan fuerte y lo tiré en la basura.

Mire a mi padre, al hombre más especial para mí, y me pregunte porque, por todos los santos, porque siquiera pensé en dejarlo cocinar.

—Bueno... al menos tienes una idea clara de lo que no tienes que hacer. —Dije, posando mis manos sobre mis caderas.

Sabía que papá lo intentaba. Pero de todas las cosas en las que era bueno, cocinar no era una de ellas.

—No te burles de mí... es para ti esta comida. —Mencionó, haciendo un gesto de indignación.

—No soy usuaria de las tostadas con sabor a carbón. —Explique con simpleza.

Eso pareció afectarlo, empujó la sartén contra el lavaplatos mientras decía:

—Al diablo. ¿Quieres algo de la tienda? Compremos algo de comer. Solo tú y yo.

Le di una sonrisa triste.

—No voy a poder... Isaac aprobó su licencia para conducir hace algunas semanas y está buscando cualquier pretexto para conducir.

Papá alzó las cejas.

—¿Ya la aprobó?

Me encogí de hombros.

—Si, sabes lo responsable que es.

Asintió profundamente.

—Tienes Razón. De acuerdo, hagamos esto: tu, yo, Blue 's esta noche. ¿Qué dices?

Carcajeé. Sentía que me estaba invitando a una cita. Era algo que solía hacer, a mí y a mamá. No debí haberme puesto tan triste como lo hice pero traté de ocultarlo lo mejor que pude.

—Claro que sí. Nunca podría decirle que no a Blue 's.

Papá me regaló una sonrisa deslumbrante, y se me acercó. Me abrazó y olía a perfume combinado con el olor a quemado de la sartén. Eso me hizo reír y lo abracé de vuelta. Sintiéndome afortunada de tenerlo. Que a pesar de que el cáncer se había llevado a mi mamá hacía mucho tiempo, él seguía siendo el mismo. O al menos intentaba.

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