2.Iniciación del Cortejo Eterno y Sonrisas Inocentes

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Mu Qing dio sus tres golpecitos en la puerta antes de que Xie Lian gritara un "¡Pase!". Mu Qing traía las manos ocupadas, casi siempre lo hacía, después de todo él era quien traía la comida y la ropa, las canastas con obsequios para el príncipe heredero y las palanganas con agua caliente para el baño privado de la habitación. Feng Xin lo notó antes de que la puerta se abriera, la manija de oro estaba tardando demasiado en moverse. Él se apresuró hacia la puerta y la abrió de par en par, encontrando la mirada desorientada de Mu Qing detrás de ella. Agradeció en un susurro bajito, con la bandeja de plata con la cena de Xie Lian en sus manos.

Feng Xin tenía la vista baja, ¿Estaba inclinado ante él? ¿Feng Xin quería morir? ¿Quería que él lo matara? Mu Qing lo ignoró, sacudió su cabeza, negando, y eso hizo girar su hermosa cola de caballo. Feng Xin suspiro.

—¡Mu Qing! — podía haber dos razones por las que Xie Lian estaba tan feliz de verlo, la primera y más común era que tenía hambre, y la segunda era que quería hacer su vida miserable con alguna extensa charla amistosa que retrasaría todas sus tareas diarias.

Eran ambas esta vez. Mu Qing se sentó junto a él y aceptó la charla alegre sobre cultivo espiritual y espadas. No era tan malo. Feng Xin no entendía ni una palabra, solo sonreía y servía comida en el plato de Mu Qing disimuladamente. Todos lo notaban. Acomodó el cabello contrario cuando este se volvía un impedimento para comer o cuando los mechones del flequillo le impedían ver las expresiones del rostro suave de Mu Qing.
Mu Qing lo veía de reojo, con cada mirada más amenazante que la anterior. Pero nunca hacía nada al respecto.

Xie Lian terminó su comida y tomó su té mientras hablaba de espadas sin parar, en algún momento de la conversación se detuvo a tomar una de las suyas, para poder ejemplificar visualmente de lo que estaba hablando. Ondeaba la espada de un lado a otro, balbuceando. Mu Qing y Feng Xin le sonreían. En su habitación especial en el Monte Taicang, había hecho que le traigan los materiales y herramientas necesarias para afilar sus armas.

—Y entonces... ¿Ustedes ya no pelean? — Xie Lian afilaba su propia espada. En una pausa de la conversación.

Y ahora mismo, sentado en el suelo afilándola con sus propias manos suaves y pequeñas, sin vestir las suficientes capas de ropa como para lucir como un príncipe respetable, y habiendo acabado de cenar junto a sus subordinados, tenía que soportar las miradas silenciosas, las toses y el ambiente tenso que Feng Xin y Mu Qing estaban creando a su alrededor. Él podía jurar que si levantaba la espada podría cortar la tensión entre sus subordinados. No se habían dirigido la palabra, Mu Qing se sonrojaba cada vez que sus ojos se chocaban. Todo era tan incómodo y la peor parte es que actuaban como si él no lo notara.

Feng Xin se ahogó con su té y Mu Qing desvío la mirada ignorando completamente toda la conversación. Tal vez si se mantenía en silencio el tiempo suficiente podría fingir su inexistencia. Feng Xin limpió las gotas de té de su barbilla luego de toser y Mu Qing rodó los ojos porque obviamente lo estaba mirando por su rabillo. Xie Lian estaba frente a ellos, podía verlos panoramicamente a la perfección. Y sonrió.

—Intentamos no...—Feng Xin comenzó.

—Cállate— Mu Qing lo detuvo y Feng giró a mirarlo y sonreír, sacudiendo sus pestañas. Encantador.

—Lo que tú me órdenes

Mu Qing rodó los ojos.

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Feng Xin tenía unas horas libres al día para almorzar justo al mediodía. Aunque rara vez las utilizaba para eso. A Xie Lian no le agradaba comer solo, y mucho menos hacerlo cuando había alguien más en la habitación, así que hacía que le traigan comida a él también y lo obligaba a comer en sus horas de almuerzo. Feng Xin tenía dos horas libres luego de eso para ocupar en sus propias aficiones.

Los Extras de la Pareja Secundaria (FengQing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora