4.Perdida de la Paz y la Inocencia

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Mu Qing recordaba haber llorado tres veces en toda su vida.

Estaba arrodillado, inclinado con la frente en el suelo como cada vez que se encontraba delante de sus majestades. Feng Xin también tendría que estarlo, pero estaba demasiado convulsionado como para recordar las formalidades. Se limitaba a agacharse lo suficiente como para poder frotar los brazos de Mu Qing, consolándolo e intentando levantarlo del suelo. Pero las rodillas de su prometido parecían pegadas a la alfombra del salón real.

—Es un no rotundo— el rey ni siquiera levantó la cabeza de los pergaminos en su escritorio. Trabajando.

Xie Lian lo miró alarmado, lucía listo para pelear con su padre en cualquier momento, aunque no era cierto, él no podría. Dio un paso hacia adelante.

—¿"No"? ¿Y eso qué significa?

—¿El cultivo ha afectado tu capacidad para ver la realidad ante tus ojos? — el hombre mayor levantó la vista y su esposa se acercó abrazándolo por la espalda, sintiendo su enojo incrementarse

—Querido...

El rey se zafó del agarre, empujándola, y dejó de lado sus papeles. Parecía agotado. El viejo hombre lucía como si no hubiera descansado en días, el escritorio era un desastre lleno de papeles, cartas y mapas de Xian Le. Su paciencia se había acabado desde antes de que su hijo entrara al salón a preguntar semejante descaro. No tenía tiempo para esto, vienen cosas peores.

—¡La respuesta es un no!

—¡No puedes gobernar sobre esto! — Xie Lian gritó enfadado y sus sirvientes lo miraron asombrados. Dianxia no gritaba. Los estaba señalando con un dedo— ¡No sobre esto!

—¡¿Qué no...— El hombre se levantó y golpeó la superficie de su escritorio con ambas manos— ¡Sabes cuánto he invertido en ese soldado! — señaló directo al rostro demacrado de Feng Xin, adolorido. Tantas emociones plasmadas tan naturales, tan transparentes. Ver a Feng Xin a los ojos ahora mismo dolía, todo su malestar se filtraba por sus pupilas— ¡Mírame a la cara!

El rey gritó y Feng Xin obedeció cómo había hecho durante toda su vida.

—Su majestad, yo...

—Eras un pobre niño huérfano. Ahí estarías si yo no te hubiera dado un propósito. Este reino te dio una razón de ser, pagué tu educación, te he criado para proteger a un príncipe ¿Cómo puede ser que así me lo devuelvas? ¡¿Pidiendo desposar a alguien de tan bajo origen?! ¡Un soldado de tu rango!

—¡PADRE! — Xie Lian gritó, parándose entre medio del escritorio y sus amigos en el suelo, irrumpiendo en la visión de su padre.

Feng Xin frunció sus párpados, cerrando los ojos con fuerza. Nunca había sufrido una jaqueca de tal magnitud. Todo dolía. Su agarre en los hombros de Mu Qing se hizo dolorosamente fuerte, y le besó la frente con labios temblorosos. Susurraba suaves "te amo" con una discusión a gritos entre el rey y su hijo de fondo. Mu Qing asentía, con la mirada baja, en shock. No respondía a las palabras, solo asentía con movimientos de cabeza. El rey dejó los gritos al instante y movió una mano, los guardias de seguridad de la puerta se acercaron para alejar a Feng Xin, tirando de sus hombros.

Lo arrastraron unos metros e hicieron que se pare correctamente, lejos del suelo. Feng Xin gruñó, nunca dejando de retorcerse. De igual forma, él sabía que eso pasaría desde el momento que posó sus labios sobre Mu Qing. No es tan importante. Dio un par de codazos hacia atrás y se deshizo de los guardias. Intentaron tomarlo otra vez y él volteó en un movimiento rápido.

—¡¿Qué mierda les pasa?! ¡Saben quién soy! — Feng Xin levantó los puños y vio a los dos soldados junior cubrir sus caras con anticipación. Si sabían quién era.

Los Extras de la Pareja Secundaria (FengQing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora