15 AÑOS

Capítulo 7 Final y Epílogo.

Gracias a quien leyó este fic muchos o pocos está bien para mi :) , se que la trama es más adulta y dramática, pero lo disfrute mucho.

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El enorme barril de madera alberga a los amantes. Su cuerpo acaramelado es lavado con devoción por el otro. Le moja con paciencia y le talla el cuerpo con delicadeza.

—¿Te ha dolido? —indaga mientras limpia suavemente el orificio que ha maltratado.

—Un poco si—responde con una mueca de dolor.

—Naruto— enuncia mesurado.

—¿Sí?

—¿Necesitas dinero o algo más? —plantea con la culpabilidad carcomiéndole por dentro.

La reacción del rubio es rápida, quien voltea mirarle furibundo. Los iracundos ojos de mar desconciertan al otro.

—No soy una prostituta—asevera entre dientes.

—No... Eso no....

Sin darle derecho a réplica, sale del agua mojando todo y viste sus ropas presuroso. Ignora lo que el otro trata de decirle.

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Han pasado algunas semanas entre ir y venir. Se entregan a sus más bajos instintos, se aman en secreto todas las noches en ese mismo lugar donde compartieron su primera vez, bajo la promesa de no hablar de sus vidas, bajo la promesa de ser ajenos uno del otro. Ambos sufren a partes iguales porque se anhelan, se anhelan intensamente, pero ninguno de los dos lo dirá, ambos aceptan los términos de su prohibido romance y asumirán con la frente en alto el dolor de la separación cuando sea el momento.

El matrimonio con una hermosa y tradicional novia japonesa se ha concertado. Naruto ya lo sabe, se ha enterado por habladurías en el mercado donde a veces compra lo necesario. Sufre en silencio y se traga las lágrimas que quieren empañar sus ojos azules. Las cosas serían así, se mentalizó desde un principio. Se ha mirado al espejo y ha visto que su juvenil rostro ha envejecido diez años en solo unos días, "el amor te acaba" piensa derrotado.

Hoy sale del instituto inglés más temprano que de costumbre, por lo que decide regresar a descansar al pensionado, su sueño ha sido incompleto las últimas semanas debido a sus actividades nocturnas con el hombre japonés. Camina abatido y cabizbajo.

—Naruto—una angelical voz que suena como un remanso de salvación, llega a sus oídos.

—¡Mamá! —se avienta a sus brazos como chiquillo desvalido—¿Qué haces aquí mamá?

—Cariño—levanta su mentón para inspeccionar a su retoño de cerca—Me ha hablado la directora del pensionado para decirme que no has llegado a dormir algunos días—le acaricia el rostro con cariño—¿Qué está pasando?

—No es nada—desvía la mirada que siempre es transparente.

—No me mientas Naruto—le habla afectuosa—Tus ojos no saben mentir mi amor—besa su frente maternal.

—Madre—murmura en una súplica—Quiero irme a vivir a Honshu contigo nuevamente.

—Pe... Pero cariño—tartajea confundida—Tan de repente...

—Por favor...—susurra.

—Ven—lo jala de la mano—Entremos... Tengo una excelente noticia que darte.

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—Diga madre—se arrodilla ante el tatami donde la vieja mujer fuma su pipa de opio.