Capítulo 02: Perdiendose

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Lalisa.

Su cabello rubio fue la razón por la que me mantuve cuerda, cada que caía en un pozo mental, cada que mis pensamientos me arrastraban al borde de la locura... Solo podía pensar en su perfil y su cabello rubio ondeando desordenadamente por el viento.

En algún punto mi cuerpo dejo de sentir, cada vez las voces de aquellos hombres se hacían más lejanas, y el dolor solo se sentía como ligeras punzadas, podía verla a ella sonriendo y eso era más que suficiente para que mi mente abandonará el lugar donde me estaban torturando, porque dolía, pero nada comparado con el dolor de saber que ella nunca volteó a mi... Ella solo se iba... Se iba con esa hermosa sonrisa y su cabello de oro resuelto, trataba de gritar su nombre, de tomarla de la mano, nunca la alcance y entonces... Cuando todo se hacía borroso y su imagen se difuminaba, mi voz regresaba, gritaba desesperada por el dolor, sus risas asquerosas se escuchaban por doquier... Pedí clemencia, pedí piedad... Las dos últimas semanas nisiquiera podía hablar.

Solo la esperaba, pero ella nunca llegó...

Un pitido de alerta es lo primero que escucho al abrir los ojos, los entrecierro de inmediato mientras mi vista se acostumbra al lugar tan blanco y luminoso.

Respiró profundamente por la boca y mis ojos se abren de par en par, el pitido sigue, y el viento juega con mi cabello.

Sigo respirando agitada sin parar, miro a mi al rededor como loca, el hospital...

Veo de dónde provienen los pitidos, el monitor cardiaco.

Observó la ventana abierta, entra mucho viento por ahí...

¿Entonces el infierno ha acabado? ¿Logré llegar a la casa de la chica de cabellos dorados?

Estoy alucinando, eso debe ser.... Estoy otra vez fuera de mi cuerpo, estoy divagando de nuevo por alguna parte de mi mente.

Me estoy alejando para no sentir dolor.

Pero es que esto se siente tan real...

Tan real como podría ser una caricia de ella, tan real como la risa de ángel...

¿Que tal si tampoco ellas nunca existieron?

Me preguntó hasta que punto de la memoria he divagado.

-¡Lili!.-Alguien entra por la puerta sollozando, por su hermoso cabello negro me doy cuenta que es jisoo... ¿Jisoo? Nunca antes había aparecido en uno de mis escenarios ficticios, ésto es nuevo, y muy real.

Su cuerpo me abraza tanto como puede, escucho como no parar de llorar en silencio, está es la única manera de que jisoo llore tanto, en un sueño.

Supongo que en la vida real nunca podré verla haciendo algo como ésto.

Sin previó avisó suelto una carcajada por lo estúpidamente reales que pueden llegar a ser mis historias mentales.

-Es raro que estés aquí, ¿Por qué está vez tú y no rosé?.-Pregunto sorprendiendome a mi misma, normalmente cuando me imagino estos escenarios no puedo usar mi voz como recurso... Siempre estoy muda.

La pelinegra me suelta un poco para verme y frunce su ceño ligeramente, sus mejillas sonrojadas y completamente mojadas por las lágrimas me hacen sentirme crédula, claramente estoy en uno de mis tantos sueños.

-De.. de qué hablas... ¿Por qué es raro que esté aquí? ¿Por qué dices qué está vez yo y no rosé?.-Pregunta haciendo que me sienta más confusa aún.-Lalisa ni siquiera has visto a rosé la primera vez desde que te fuiste, acabas de despertar.

In the end was always chaelisa (PARTE II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora