Capítulo 03: Sonrisa

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Roseanne.

Despierto sintiendo suaves caricias en mi mejilla.

Mis ojos se abren como platos al ver de quién se trata, no diga nada, es que en realidad no sé que decir ahora.

Intentó pararme de golpe pero ella niega para que no lo haga, frunzo mi ceño sin entender mucho pero vuelvo acostarme.

¿Cómo es que terminamos en la misma Camilla?

-Lisa yo...-Me callo cuando sus labios se lanzan sobre los míos.

Me quedo de piedra, mi cuerpo no se mueve, mis labios mucho menos, sus labios solo están aquí... Contra los míos presionandolos levemente.

Cierro los ojos al sentir como su boca se abre un poco para encajar sus labios húmedos con los míos, su calidez, su brazo llegando a mi cintura... No era conciente de lo mucho que extrañaba esto, no era conciente de nada cuando decía que podía vivir sin ella, no era conciente de lo que sentía, de que mi boca decía una cosa y mi cuerpo sentía otra.

Siento mis ojos humedecerse y me es imposible no llorar, no sentirme tan miserable. Claramente no la merezco, no merezco nada de ella.

Se separa un poco de mi y veo como sus ojos también están empañados, mi mano se va a su mejilla y Jesús... Está hecha nada, sus pómulos se ven tan prominentes gracias a su delgadez, cortadas en su rostros, moretones, y unas terribles ojeras tan grande que parecen perderse en alguna parte de sus mejillas.

-¿Esto... Es real?.-Pregunta con tanto miedo en su voz que mi corazón se parte, si tan solo pudiera regresar el tiempo y protegerla de todo mal, mi pobre Lili... Tal vez no tengas ningún rencor contra mi, pero yo nunca me perdonaré el ni siquiera haber intentando ayudarte.

-Estoy aquí cariño...-Murmuro dejándo suaves caricias en su cabello anudado.-Esto es real, soy real, estás a salvó, nadie te hará daño nunca más, eso te lo puedo prometer.-Le aseguro dejando un tibio beso en la punta de su nariz, puedo escuchar como deja salir todo el aire, como si al fin sintiera que nada le pasará.

-Rosie... ¿Por qué nunca fuiste por mi?.-Pregunta ahora frunciendo su ceño y siento como la vida se me escapa de las manos, no hay ninguna respuesta para eso, solo qué soy una completa cobarde e imbécil.

-Lo siénto, lo siénto tanto lisa...-Digo ahogándome en mi propio llanto.-Yo... yo no debí dejar la... Las cosas así... Yo... De... Debí buscarte... Yo...

-Pero no lo hiciste...-Dice más para ella misma que para mí y noto como de repente su mirada se oscurece quitando su mano de mi cintura.-¡No lo hiciste! ¡No lo hiciste! ¡No lo hiciste!

-¡Lisa!.-Subo la voz para que deje de gritar y me levanto para sentarme.-Perdóname, se que un perdón nunca será suficiente, se que debí buscarte, se que no debí quedarme de brazos cruzados ¡Perdón! Pero también esas cartas... Fueron... Fueron tan reales... Tu... ¿Tu las escribiste?.-Pregunto pidiendo a gritos que diga que no, que diga que todo fue parte del plan de los desgraciados que le hicieron daño.

-Si...-Responde viendo al techo, a la nada, como si en realidad no le importase...-Mi intensión era... No volver en mucho tiempo.-Confiesa ahora con una mirada triste.

-Lili... ¿Que fue lo que te pasó?.-Pregunto con la esperanza de que me cuente todo, de que me diga quién fue y mandar a la cárcel a todos esos malditos hijos de...

-No pasó nada.-Me interrumpe y la miró mal ¿Cómo se le ocurre decir eso?

-Lisa llegaste a mi casa más muerta que viva y dices que no pasó nada, ¿Por qué lo ocultas? ¿A quién intentas proteger?.-Pregunto crédula, ¿Por qué mierda intentaría tapar a quiénes la dejaron hecha nada?.

Veo como su ceño se frunce ante mis preguntas, parece que no le han gustado nada.

-Nadie, no defiendo a Nadie, déjame sola.-Dice poniéndose de lado para darme la espalda.

Tragó en seco, debo ser más suave con ella, tampoco puedo esperar a que diga todo el mismo día, o más bien, madrugada.

-¿Tienes hambre?.-Pregunto volviendo a mi tono de voz habitual acariciando su espalda suavemente y ella parece relajarse.

Se voltea viéndome otra vez y asiente.

-Quiero... Quiero muchos sandwiches... ¿Se podría?.-Pregunta abriendo sus ojitos en suplica y pestañando varias veces con una expresión triste, me es imposible no acariciar su mejilla y plantar un beso en su frente.

Le sonrió grandemente mientras peino su desordenado flequillo.

-Te traeré todos los sandwiches que me pidas Lalisa manoban, los que tú quieras.-Aseguro viéndola directamente a los ojos, ella parece complacida con mi respuesta y sonríe un poco, solo un poco, haciendo que mi corazón quiera más de eso, quiera ver esa pequeña sonrisa aún más grande.

Y lo haré, haré que ella sonría como solía hacerlo antes.

In the end was always chaelisa (PARTE II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora