Глава 24

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Nunca quiso involucrarse en el negocio familiar, no le gustaba la violencia ni las armas. No le importaba si lo llamaban cobarde o gallina, eso no cambiaría que le gustara llevar una vida "normal".

Claro que sabía cómo usar un arma y defensa personal, pero no la usaba de no ser necesario.

De los cinco hijos de URSS el siempre fue el más tranquilo, no se metía en problemas y tenía buenas notas.

Cuando llegó su adolescencia salía a divertirse como cualquier persona de su edad, pero sin excederse.

Aún recuerda cuando la conoció.

Era un verano cualquiera, había salido con su hermano Ucrania a uno de los bares de su padre.

Era la mujer más hermosa que según el tuvo la suerte de admirar. Ella estaba sentada en un sillón bebiendo algún licor, vestía un pequeño short de mezclilla, una blusa morada y su cabello suelto y algo alborotado.

Sintió por primera vez lo que llamaban mariposas en su estómago.

La chica al parecer noto su mirada porque lo volteo a ver, apartó la mirada incómodo. Pará ella eso fue algo tierno, sonrió para terminar su trago de una sola.

Alemania regresó su mirada a donde había visto a la mujer pero está ya no estaba, se decepcionó un poco.

— Hola guapo. — Escucho como alguien le hablaba a su oído izquierdo causándole un ligero escalofrío. — ¿Cómo te llamas? — Se sentó al lado de él.

— A-Alemania. —

— ¿Alemania? Lindo nombre para alguien tan guapo como tú. — El rostro del alemán se ruborizo. — Yo soy Polonia. —

— T-ta-también tu nombre es muy bonito. —










Cada vez que hiba al bar la encontraba sentada en uno de los sillones.

Se quedaba con ella platicando un buen rato antes de que ella tuviera que irse a sus clases de la escuela nocturna.



Le contó a Rusia y Ucrania, estos se miraron preocupados al escuchar el nombre de quien se había robado el corazón del germano.

— Polonia es prostituta en el bar de Папа, por eso siempre la encuentras en el mismo lugar. — Se atrevió a decir el ruso.

— Was? —

— No deberías de estar con alguien que se acuesta con más personas por dinero. — Dijo el ucraniano poniendo una mano en su hombro, el azabache sólo miraba el suelo decaído.

No dijo más y se levantó del sillón de la sala para irse directo a su habitación.

Hay fue cuando algunas cosas comenzaban a encajar, siempre que hiba al bar la veía, que era por eso que no lo dejaba acompañarla a donde se suponía tomaba clases.





Al día siguiente al caer la noche fue de nuevo al bar, la vio donde siempre, ella se acercó saludándolo y abrazarlo pero el no respondió como esperaba.

— Polonia necesito que me aclares algo. —

— ¿Qué pasa? Te noto frío conmigo. — Ambos fueron a sentarse en sillón algo apartado.

— ¿Es cierto que?.......... — Le daba vergüenza preguntar, no es como si pudiera preguntarle naturalmente.

— ....... ¿E-eres prostituta? —

— ¿D-de dónde sacas eso? —

— Mis hermanos me lo dijeron. — Suspiro nervioso. — ¿Lo eres? — La polaca no sabía que responder.

МафияDonde viven las historias. Descúbrelo ahora