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Después de llegar al hospital tuvo que esperar dos horas para que lo pudieran atender, pero como siempre nada le salía bien, al parecer la doctora todavía no había llegado y tenía que esperar más de lo que pensaba.

Esto lo tenía preocupado, ya que debía regresar a la casa antes pues no quería que Sehun viera que no estaba en casa cuando volviera de su trabajo —o más dicho del club en el que pasaba la mayor parte del día—.

Tenía temor y rogaba para que la Dra. Yeon llegara rápido porque si no tendría que volver a casa y dejar la cita para otro día, cosa que no quería ya que necesitaba agendar un día en el que Sehun no estuviera para poder venir tranquilo sin que este lo descubriera.

Porque sí, el alfa no sabía que estaba embarazado, el pequeño omega se había encargado especialmente de esto ya que tenía miedo, miedo de lo que podría hacerle el a su cachorro.

Él había tratado de decirle cuando Sehun estaba de buen humor para que lo tomara bien pero después recordaba todas las veces en las que le había recalcado que tener un cachorro era lo peor, él los despreciaba tanto, más si eran omegas y por eso no lo hacía.

El alfa podría hacerle daño y el no quería eso, el no quería que le pasara nada a su cachorro porque el destino lo puso en su vida. Con solo imaginar al cachorro en sus brazos, jugando y viéndolo crecer, quería llorar de alegría.

Seokjin estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se había dado cuenta que su mano se encontraba en su pancita mientras daba leves caricias a su cachorro por encima del abrigo.

Pero reacciona cuando escuchó el llamado de la recepcionista del hospital que lo miraba amablemente, él se levantó del asiento y fue directamente hacia ella.

—El doctor lo está esperando en la planta de arriba, consultorio 307 —dice con una sonrisa.

El asintió a la Beta para comenzar a caminar hacia el ascensor y no sabía si era por el ruido o si era sordo, pero había escuchado la palabra Doctor.

Iba a preguntar si se había equivocado, pero cuando se giró vio que estaba ocupada con otras personas a sí que decidió dejarlo, en cuanto entró al elevador, por alguna razón se sentía raro.

Pero el pensaba que era porque tenia un poco de prisa y quería regresar a casa cuanto antes, cuando viera a la doctora la regañaría por haber llegado tarde y le pediría una explicación del porqué, ya que digamos que había creado una bonita amistad, ya que era una omega amable y linda con sus pacientes.

Desde un principio a Seokjin le agrado a pesar de que el no conversaba con ella porque era demasiado tímido pero ella siempre buscaba la manera de sacarle temas de conversación en las cuales la Dra. terminaba hablando como un lorito.

En fin, las puertas se abrieron y comenzó a caminar hacia donde la Beta le había indicado, aunque ya conocía donde era por lo que no se le hizo difícil y no se terminó perdiendo como la primera vez.

Cuando estuvo frente al consultorio tocó para avisar que iba a entrar, cuando lo hizo vio que no había nadie.

El lugar tenía un aroma fuerte como si alguien hubiera marcado toda la habitación, había un abrigo negro en el perchero, detrás del escritorio algo que no era característico de Nayeon, la Dra.

Ella jamás dejaba su ropa ahí porque le había contado que las enfermeras se cogían las cosas cuando dejaba solo el consultorio, además su aroma era dulce y si no se equivocaba era de fresas, no de café con una mezcla que no podía reconocer.

Los únicos que portaban este tipo de aroma eran los alfas, pero la que lo atendía era una omega y por supuesto este era el consultorio 307 se había fijado a lo que entró o se había equivocado ya que estaba ansioso por que lo atendieran.

Claro que no, estaba seguro que este era el consultorio de la Dra. Yeon, además lo más probable era que había atendido a un alfa y por eso el olor a café, y el abrigo pues pensó que como sabía que el omega venía lo había dejado ahí. Así que no tenía por qué ponerse nervioso.

Realmente tenía que dejar de sobre pensar todo, eso no le hacía bien.

Dejo salir un suspiro pesado y decidió mejor sentarse para esperarla de nuevo, se le hacía extraño que se estuviera demorando demasiado, es más se podría decir que ella odiaba la impuntualidad y esta situación se le hacía rara.

Entonces fue en ese momento en el que escuchó pasos acercándose, él frunció el ceño, pero se mantuvo quieto esperando a que entrara para comenzar con el regaño.

En cuanto oyó el sonido de la puerta abrirse, el se levanto lentamente y estaba a punto de girarse, pero el mismo aroma de antes hizo que todo su cuerpo se tensara.

Café y romero.

Ese era el aroma que tomaba lugar en la habitación e inundaba sus fosas nasales. Al aspirarlo solo pudo pensar en una cosa y era correr, había un alfa detrás suyo y no uno cualquiera sino un dominante.

Lo pudo detectar rápido debido a que el aroma era mucho más fuerte e intenso que el de un alfa normal y solo los dominantes eran quienes portaban ese tipo de aromas.

Su corazón comenzó a latir demasiado rápido, tenía miedo de girarse, pero a la vez quería hacerlo, no sabia que hacer, su mente estaba bloqueada y no podía pensar con claridad debido al intenso aroma.

El sonido de la puerta cerrarse lo hizo poner alerta porque sabía que estaba detrás suyo, no se había ido, seguía ahí, lo sentía.

Entonces él hablo por primera vez.

—Tu debes ser el paciente al que estaba esperando. —dijo con un tono de voz suave pero ronca a la vez, que hizo estremecer al pequeño omega.

The Omega With Sad Eyes© || °PAUSADA°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora