Todo estaba mal.
Ese pequeño sufrió demasiado, los dos chicos, tanto el pelinegro cómo el rubio, después de leer aquel contrato, todo lo que les había contado Jungkook cobro sentido.
No imaginaban que mientras ellos disfrutaban de la comodidad en sus casas, el cariño de sus padres y otros lujos, un pequeño joven estaba siendo maltratado.
El Omega había sido vendido a cambio de salvarles el trasero a sus tíos paternos. Las condiciones del contrato eran horribles y esas personas que firmaron no les importaba en lo más mínimo lo que su sobrino tenía que soportar en un futuro.
Lo repugnante es que lo habían vendido como si fuera un objeto, solo para saldar sus deudas y obtener un poco de droga.
—Esos imbéciles —gruñe el alfa alto. El rubio apretó sus labios, el autocontrol que según había estado manteniendo se perdió.
Quería partirle la jeta aquel alfa bastardo que hizo esto. Los tíos tuvieron su merecidos por confiar que no les pasaría algo después, aunque igual no estaba del todo contento con el castigo que recibieron, ya que murieron de la mano del enemigo.
—Vamos, Jimin. —dice el pelinegro con voz grave. Estaba enojado ante tal injusticia.
El rubio se niega.
—¡No! Acaso no lo viste, esos idiotas no tuvieron corazón y lo entregaron como si fuera cualquier cosa.
—Estoy igual de furioso que tú, pero en este momento no podemos hacer nada más. —explica. El más bajito tensa su cuerpo— Recuerda venimos con otro propósito.
El Omega asiente y es el primero en salir de la oficina, luego de haber abierto la caja fuerte, encontraron el documento donde estaba aquel contrato del que hablo él castaño.
Iban a irse sin leerlo pero fue el más bajito quien sin querer le pegó una ojeada, no pudo parar y continuo leyendo con toda la concentración para poder entender.
Al final, el alfa alto también acabo con el contrato en manos. Ambos se enteraron de lo que había en ese papel.
El pelinegro alto siguió al rubio para poder ir a casa del castaño y entregar lo que habían hurtado. Solo deseaba que todo saliera bien.
Pero como no todo podía ser color de rosa, cuando ya estaban cerca del cuarto por dónde entraron, el ladrido de un perro los hizo detener.
Ambos giraron la cabeza en dirección al dueño que lo había hecho, esté los miraba atentamente.
No se lo podía ver con claridad debido a que las luces estaban apagadas pero la silueta que se podía apreciar daba la impresión que era uno muy grande y peligroso. Parecía un pitbull.
—Mira un perrito, Jimin. —suelta en voz baja el pelinegro. El rubio mantiene su mirada en el canino.
—Silencio. —dice, volteando a mirar al más alto— A la cuenta de tres corres hacia la habitación sin mirar atrás.
—Pero...
—No es momento de llevarme la contra, uno —comenzo a contar.
—Jimin, espera un momento.
—Dos, ¿qué haces aquí? —pregunta mirándolo mal.
—Ese perro n-
—Tres.
El rubio agarra al pelinegro de la mano para huir, el canino que antes se encontraba sentado mirándolos, los comenzó a seguir mientras ladraba.
—¡Nooooo! Déjanos, vete de aquí. —dice casi gritando. El perrito ladro al escucharlo.
—Jimin....d-debemos parar, cálmate. —suelta como puede ya que estaban en movimiento.
—Es un pitbull nos va a matar si nos detenemos. —susurra aún corriendo.
Cuando ya se encontraba cerca de la habitación, el rubio no dudo en entrar junto al pelinegro, cerro la puerta con fuerza después de hacerlo.
El más alto miro al omega que estaba pegado a la puerta como si fuera una garrapata, con temor a que sea abierta por el perro.
El canino ladro y rasco la puerta del otro lado, asustando al rubio.
—Muévete, Van, sal antes que ese pitbull entre y nos muerda. —dice. El pelinegro estaba aguantando la risa.
—Jimin, el perro es un-
—Calla y vete, yo me sacrificare por ti, lleva los papeles a Gguk. Debes hacerlo, sí. —su voz suena desesperada. Al más alto se le hizo imposible seguir aguantando la risa.
—No es gracioso, ve rápido o sino, no vamos a cumplir con nuestra misión.
El alfa soltó una carcajada viendo la escena dramática que creo su amigo.
—Jimin.
El rubio se puso de espalda con la mirada frente a la puerta, su mano fue a la manija con la intención de abrirla.
—Lo siento por siempre llevarte la contraria y ser obstinado, por comerme todos tus caramelos, —deja salir antes de abrir la puerta— ¿te acuerdas de esa camisa tuya que estaba manchada de salsa y que te había dicho, que el culpable era Gguk? —El pelinegro escucha lo que estaba confesando por si solo— Fuí yo, lo hice sin querer cuando estaba comiendo papas fritas.
—Pero qué diablos.
—Y esa vez cuando viste el carro chocado, y te eché la culpa diciéndo que fuiste tu quien lo hizo el día anterior estando borracho. —cuenta con lágrimas.
—¿No me digas qué fuiste tú? —Pregunta frunciendo el ceño. El rubio asiente.
—Y-y lo hice a-antes de que tú llegarás, eso paso ya que y-yo iba a toda velocidad ya q-que tenía mucha prisa. —Explica llorando.
El más alto cierra los ojos con fuerza tratando de mantener la cordura. El había confesado todas sus travesuras por si mismo, lo del carro el se había sentido mal e incluso compro otro más caro.
—Jimin, tú-
—Y-yo lo lamento demasiado pero espero y e-en mi funeral me lleves flores y mandes dinero. Adiós, Van, huye y n-no mires atrás. —dice con lágrimas en sus ojos.
El pelinegro se cruza de brazos mirándolo fijamente, el rubio abre la puerta y cierra los ojos esperando ser atacado por aquel perro grande y fuerte.
Sentía un ligero escalofrío correr por todo su cuerpo, ya casi y sentía los filosos dientes del perro clavarse en su cuello, su hermosa cara siendo arañada con rudeza.
Pero cuando el más bajito escucho carraspear al alfa pelinegro, abrió un ojo, su mirada se desplaza hacia abajo encontrándose a un perrito pequeño mirándolo. Mejor dicho, jusgandolo.
—El es un Yorkshire Terrier. —aclara el pelinegro— Trataba de decírtelo antes pero tú comenzaste a soltar cosas y no pude hacerlo.
El rubio suelta una risita y recobra su postura.
—Bueno, lo que dije antes era broma, y lo del perrito ya lo sabía, me porte así ya que estaba actuando. —dice con una sonrisa nerviosa.
—Oh, ya veo. —La voz del pelinegro sale calmada, el silencio toma lugar en la habitación, de pronto la risa de este comienza a sonar por la habitación.
El rubio también se ríe.
—Te voy a matar, Park Jimin.
La sonrisa del más bajito se esfumó por completo al ver la mirada sombría del pelinegro, nego con la cabeza.
—Ya vali.
ESTÁS LEYENDO
The Omega With Sad Eyes© || °PAUSADA°
FanfictionSeokjin es un omega que tiene muchos traumas debido a su pareja pero que pasara cuando un doctor Alfa dominante lo comience a tratar, a preocuparse e incluso a enamorarse de el. Este apuesto alfa solo buscara la manera de hacer brillar aquella mira...