Severus Snape se encontraba como de costumbre en su laboratorio de pociones rumiando su ira, después de todo el ultimo heredero de los Potter llegaría a Hogwarts dentro de un mes, Snape era consciente de la promesa sobre cuidar a Harry que había hecho en memoria de su amada Lily, aun así, no veía forma de soportar una copia del cerdo James Potter correteando por el castillo, de seguro el niño, seria arrogante y sin una pizca de respeto por las reglas igual que su padre.
Severus sabía que era un adulto y un docente lo último a regañadientes por culpa de Albus, ese anciano entrometido, una vez que una idea cruzaba su mente era difícil que la abandonara, y aquí estaba, después de casi once años siendo maestro de esos insufribles mocosos que no podían hacer una pocion decente aun si sus vidas dependieran de ello, todo por la idea de ese viejo come caramelos, de mantenerlo lejos de las artes oscuras.
Severus era consciente de que no estaba siendo justo, no todos los alumnos fueron tan malos, en esos 10 años hubo contadas ocasiones en que disfruto enseñar, a los que manifestaban verdadero talento para la materia, siendo tan pocos estos no salvaban a los catastróficos y Albus todavía tenía el descaro para decir que él estaba siendo muy exigente con los impertinentes mocosos como si un error no les pudiera costar una extremidad o la vida en el peor de los casos.
Severus ya había tomado una decisión no le permitiría a Potter ningún comportamiento rebelde de ser necesario el mismo le demostraría que la vida no es fácil ni justa sin importar que tan mimado y lleno de sí mismo estuviera, pondría fin a cualquier actividad sospechosa.
Al mismo tiempo Albus muchos nombres se encontraba en su oficina preocupado por como Severus tomaría la llegada de Harry a Hogwarts, sabia del odio que su antiguo alumno sentía hacia el recuerdo de James, aun así, esperaba que fuera lo suficiente maduro para no trasladar su odio al inocente niño incluso puede que su amor por la difunta Lily lo ayudaría a superar su ira
Mientras tanto en el número 4 de Privet Drive vivían los Dursley con Harry Potter quien con casi once años era un niño excesivamente delgado, pálido y pequeño quien lo viera pensaría que no tenía más de unos 7 u 8 años de edad, además la vestimenta de Harry dejaba mucho que desear, sumando el cabello revuelto y sus lentes rotos hacía que los vecinos pensaran que el niño era problemático como mínimo.
Harry había aprendido desde muy corta edad reglas básicas, quejarse, llorar, preguntar, bueno el simple hecho de respirar de forma incorrecta era algo que los Dursley, castigaban desde, largos regaños, golpizas y privación de alimentos.
Harry por su parte se esforzaba todo el tiempo en evitar los problemas sin mucho éxito.
Harry como cada mañana, comenzaba su día antes que los Dursley, bañándose rápidamente en el menor tiempo posible con agua fría, una vez vestido comenzaba a preparar un sustancioso desayuno del cual como de costumbre solo probaba lo que se llegaba a quemar o las sobras.
Una vez que Harry terminaba esa tarea los Dursley bajaban desayunaban, si Harry tenía suerte tal vez solo le recordarían lo inútil que era, el terrible robo de espacio y oxigeno que el generaba por el simple hecho de existir sin agregar golpes al discurso matutino habitual; mientras tanto el solo debía permanecer en una esquina de la cocina sin hacer ruido pues una vez que terminaran tía petunia le daría un vaso de agua y una rebana de pan duro junto con su lista de quehaceres,
Dudley su primo iría con sus amigos los cuales Harry consideraba un buen día cuando no los invitaba a la casa tenerlos todo el día significaba más trabajo y dolor extra, entre pedirle comida o desarreglar la casa para que lo castigaran; Dudley y compañía habían inventado el juego cazar a Harry una actividad que consistía más que nada en perseguirlo y golpearlo Harry sabía que defenderse solo llevaría a un castigo particularmente cruel al ser acusado con Vernon y donde cualquier destrozo seria completamente culpa de Harry
Vernon por su parte se iría al trabajo lo cual hacía que solo lo viera hasta la hora de la cena si su día era bueno solo lo encerraría en la alacena después de golpearlo por cualquier crimen del cuál Petunia o Dudley lo acusaran si el día fue malo la paliza sería doble podría ser que incluyera tareas extras a su ya enorme lista o ser encerrado varios días en la alacena eso último rara vez se hacía, después de todo quien más que Harry haría las tareas de la casa.
Petunia, salía por sus compras o a reuniones con sus amigas, Harry agradecía con el alma cuando no eran en casa pues petunia solía ser aún más implacable y exigente con las tareas del hogar en casos así la limpieza de la casa no podía ser menos que impoluta, las comidas y postres debían rayar en la perfección por último él no debía ser visto u oído en tales reuniones cualquier falta a lo anterior aparte de los golpes de pala o quemaduras debía enfrentarse al castigo de Vernon.
Harry debía completar su lista de tareas desde hacer desayuno, comida y cena para la familia, limpiar el garaje, desmalezar el jardín, pintar la cerca, cuidar las plantas limpiar la casa, lavar la ropa el auto de Vernon etc.
A veces Petunia a medio día le permitía tomar agua y comer algunas sobras de comida esto dependía meramente del humor con el que estuviera esa tarde.
El problema yacía en que eran demasiadas tareas para una persona adulta para un niño eran casi imposible terminar y cada vez que Harry, se convertía en dolor.
Vernon no eran tonto el hacia todo con sumo cuidado de que no se notaran por sobre la ropa si alguna vez le rompía un hueso le decía a los vecinos que se había caído pues jugaba demasiado rudo con Dudley y los demás chicos.
Hubo un tiempo en que Harry esperaba que si hacia todo bien tal vez ellos verían que él no era un estorbo que tal vez lo llegaran a odiar menos, pero eso no paso la esperanza se volvió resignación y se repetía a si mismo que en cuanto fuera mayor él se iría y jamás volvería.
Algunas veces Harry se vio obligado a decir lo que pasaba, los maestros descubrieron por su cuenta la situación después de todo era imposible no notarlo Harry era demasiado callado en clases, solitario casi invisible, un par de maestros prestaron atención a su persona hicieron preguntas incluso promesas.
Esto fue contraproducente para Harry al final los docentes creyeron cada palabra que salía de los Dursley desde que estaba bajo tratamiento psiquiátrico y medicación, era cleptómano, mitómano, bipolar, esquizofrénico bueno hasta lapsos maniacos depresivos al cual los medicamentos no lo ayudaban y las cicatrices el mismo se las causaba para llamar la atención después de todo el pobre niño había vivido la muerte de su padres los cuales eran unos borrachos sin trabajo y eso lo había dañado tanto, los Dursley como los buenos samaritanos que eran hacían hasta lo imposible para que el llevara una vida medianamente normal pero Harry se reusaba y rechazaba cada intento de su amorosa familia adoptiva en pro de seguir lastimándose
Como si el perder el poco apoyo que alguna vez llego a la vida de Harry no fuera suficiente los Dursley o más bien Vernon se encargaba de que no le quedaran ganas de volver a ser auxiliado de ningún modo, así Harry termino alejándose de las personas que intuyeron que algo estaba mal y actuaba arisco a que lo tocaran esto hacía que los maestros lo trataran con sospecha y lo mantuvieran castigado y lejos de los demás niños.
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una nueva vida
FanfictionHarry no sabe nada de ser mago y vive una vida miserable snape tiene que ir a buscarlo sin saber lo que encontrará y a dónde lo llevará