Me dieron una cobija y una taza con té de regaliz. No temblaba, mas me costaba entrar en calor. La puerta se abrió nuevamente, esta vez, dos policías ingresaron a la silenciosa sala: uno con un tono de piel semejante al mío, y otro con hematomas de un terrible vapulear, preguntándome si debía disculparme por ello por educación.
—¿Qué te trae por aquí, Ciaran? —preguntó el adolorido oficial Clemens.
—Testificaré en contra de mi padre como estaba previsto.
Ambos oficiales se mostraron incrédulos.
—¿Por qué dudaste tanto, si al final ya sabías que harías esto?
Detesto permitir que las persona se enteren de lo que ocurre dentro de mi cabeza, mas tuve que ceder el acceso si quería cumplir con mi sed de venganza.
—Es verdad que no soy apegado a nadie, sin embargo, entiendo que hay ciertas cosas que son importantes para las demás personas, de manera que si las daño, las consecuencias del desengaño caerán sobre mí. —Cerré los ojos un momento para darme a entender—. Corríjame si erro, pero si su novia le regalara un cachivache, no lo arrojaría al basurero porque la ame, sino porque aquello, de alguna forma, parece ser valioso para ella.
—Correcto. ¿Y?
—Enar Madsen, se quiera admitir o no, fue alguien importante para Roxanne Lambert... Si bien mi madre planeaba dejarlo, la verdad es que tardó en tomar tal decisión porque aún tenía esperanza de que este cambiara; usándome de excusa para que yo escogiera por ella... Por lo que pensé que si dañaba a mi padre, ella jamás me lo perdonaría.
Mi postura les pareció convincente, así que el oficial, con el que me relacionaba, tomó asiento en la silla frente a mí. Recostando un expediente, sin abrir, sobre la helada mesa de metal. Jugaba las hojas con la yema de sus dedos, sin intensión de mostrarme el contenido de estas, distrayéndome al estirar su mano hacia mí.
—Nos presento: mi compañero es el oficial Gates, y yo el oficial Clemens Olsen. —Me tomó por sorpresa, algo que no muchos consiguen con facilidad—. Soy hermano de Robin.
—Ahora comprendo su nivel de terquedad.
—Ja, ja, ja. Sí... Robin y yo éramos muy unidos, no había secretos entre nosotros, de ningún tipo.
—Eso explica muchas cosas.
—Ciaran, el homicidio de tu madre y mi hermana no es el único crimen que se le atribuye a tu padre, sin embargo, resulta ser el necesario para privar a ese monstruo de su libertad.
—¿Qué tanto tienen?
—Reunimos pruebas que lo relacionan con la desaparición de Robin y sobre la inesperada muerte de Roxanne, contamos con testimonios de vecinos y familiares de ambas víctimas. —Me pasó el expediente para que lo ojeara—. Gracias a ello pudimos saber dónde buscar.
—¿Qué es lo que les hace falta?
—Necesitamos saber lo que ocurrió ese día —respondió el oficial que se había mantenido al margen—. Nadie sabe lo que ocurría dentro de esa casa, por lo que resultaría muy conveniente que nos ilustraran cómo ha sido vivir con Enar Madsen.
—¿Quiere una reseña sobre Viviendo con un monstruo?
—Siempre y cuando lo que confieses sea real —aclara el oficial Olsen.
Hablar sobre ello no requería un conflicto para mí, no obstante, dudaba sobre si mi testimonio les sería de utilidad, pues, a mi parecer, no había nada grotesco por revelar. Estaba tan acostumbrado a tal estilo de vida que me costaba discernir entre lo que estaba bien y estaba mal, una dicotomía indiferenciada que me dificultaba tomar decisiones acertadas.
—¿Qué tanto quieren saber?
—Todo, de ser posible. Cuantos más cargos podamos atribuirle, mejor.
—Será una historia larga.
—No hay prisa.
—Mm... Bien, trataré de ser preciso.
Después de aquello, de seis horas de conversación y dos tazas más de té, enviaron la orden de arresto contra Enar Madsen. Me quedé en la estación de policía durante algunas horas, hasta que mi tía Zuri a recogerme para llevarme con ella. En menos de un día habían pasado tantas cosas que tardé un poco en asimilarlo, aunque ya no me sentía ansioso de los cambios que se vendrían. Mis abuelos se negaron a que subiera al estrado a testificar, por lo que en el juicio solo leyeron una carta que me hicieron redactar, mas la grabación de mi visita a la estación, aquella helada noche tormentosa. Zuri tomó potestad de mí, de manera que comencé a vivir con ella, quien no vivía muy lejos de mis abuelos. Con ellos conocí lo que era la tranquilidad, decidiendo mantenerme en ese estado por el resto de mi vida, pues me prometí que jamás permitiría que se me hiciese sentir miserable de nuevo. Ya no temía perder, sino a dar por perdido.
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DICOTOMÍA INDIFERENCIADA
Mystery / ThrillerCiaran es un adolescente que no logra discernir entre el bien y el mal, pero sí cree saber lo que es amar. ¿Cómo se supone que sobreviva a un amor caótico si carece de la ética moral para escoger la opción correcta?... Si es que esta existe.