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Eunji

Después de esas cinco eternas horas, por fin terminó. Al menos los músicos podíamos ir a descansar. El bar estaría abierto y Han quiso hacernos quedar pero le recordamos que no era el acuerdo así que dejó el tema sin más.

Y me siento mal, revisé la hora y ya eran los doce, su cumpleaños terminó y yo no fuí a visitarlo. Me siento mal por eso, pero traté de no demostrarlo mientras cantaba.

También pasó algo raro. Han me presentó al anfitrion del evento y su hijo. Ellos solo me elogiaron por mi canto y el padre le decía cosas a su hijo en japonés. Claramente no entendí pero el hijo se veía nervioso ante mi presencia, evitaba el contacto visual y sonreía con timidez, me recordó un poco a Jimin.

Y hablando de algo relacionado con él, noté a Taehyung entre el público. Solo cruce mirada con el dos veces y en la segunda vez hizo un gesto el que yo interpreté como un "me molesta tu presencia porque estuviste con mi novio".

–Te espero para acompañarte a tu casa–, Jungkook me dice mientras se acerca a su cubículo,

–De acuerdo, te veo en la entrada–, le digo y me dirijo a mi cubículo.

Entro en este y me quito el saco para dejarlo sobre el sofá.

La puerta de mi cubículo se abre y veo a ese chico entrar. Eso es extraño...

–Ho-ola–, saluda. Se ve muy nervioso. Él entra por completo y cierra la puerta detrás,

–Hola–, digo confundida,

–Cantaste muy bien, eres muy buena–, juega con sus manos y avanza lento en mi dirección,

–Gracias, pero, ¿Puedo ayudarte en algo?–,

–B-Bueno, eso creo–, sonríe leve y afloja un poco el nudo de su corbata, creo que se puso más nervioso.

Estoy más confundida, pero cuando iba a hacer otra pregunta, él me acorrala en sus brazos y pega sus labios con los míos en un intento de beso.

Lo empujo de inmediato pero el no deja de abrazarme. –¿Qué estás haciendo?, Suéltame–, lo empujo pero el refuerza su agarre.

Comienza a besarme el cuello y todo mi cuerpo se pone alerta. Necesito salir de aquí.

–Dejame!–, insisto pero no puedo quitarmelo de encima.

Él avanza, haciéndome caminar hacia atrás. Mis piernas golpean algo y caigo de espaldas sobre el colchón. El chico está encima de mí y con ambas manos rompe el corset por completo y lo lanza al suelo, dejándome expuesta.

Mi miedo incrementa, tengo que salir de aquí cuanto antes.

Él vuelve a besarme el cuello a pesar de mis múltiples intentos por quitarmelo de encima.

–No quiero, suéltame!–, grito y el atrapa mis brazos para ponerlos sobre mi cabeza. Comienzo a sollozar de la desesperación y siento el cuerpo del chico tensarse.

–¿No quieres?–,

–NO!–, grito desesperada.

Ménage à troisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora