La bella y la bestia (Clexa G!P)

Bestia

A pesar de mis mejores intentos, el viaje de regreso a casa fue...algo tenso, aunque no en el mal sentido. Lexa se la paso cambiando las estaciones de la radio y tamborileando nerviosamente los dedos en sus piernas. No es que yo no este un poco ansiosa, suena irreal, pero tal vez esta noche tenga un acercamiento un poco más íntimo con Lexa si es que ella me lo permite, es imposible evitar excitarme cada vez que la veo morderse el labio inferior o menear inconscientemente ese trasero redondo y perfecto, maldita sea, las hormonas adolescentes son algo que detesto.

_Lex, llegamos_ le dije aparcando el auto frente a mi casa improvisada, no he regresado a la mansión de mi padre desde nuestra pelea, por supuesto él estuvo llamándome los últimos días, pero no pienso ceder, estoy harta de su actitud de mierda.

_Vaya, con que esta es la famosa casa donde los Griffin celebran sus fiestas_ la morena observo  con curiosidad asomándose un poco por la ventanilla, reí recordando como siempre me frustraba un poco cuando Lexa no aparecía en dichas fiestas.

_Ahora solo es el hogar de una adolescente medio emancipada. Ven, entremos_ baje de inmediato para abrirle la puerta, ella no se da cuenta, pero sus ojos adquieren un brillo precioso cada vez que lo hago.

Tome la mano de Lexa en un intento de reconfortarla, quiero que sepa que puede estar tranquila, yo nunca voy a propasarme sin su consentimiento y sinceramente no me importa si ella no se siente lista para ningún toque más allá de unos besos tontos. Odio a los tipos que presionan a las mujeres para tener sexo, me parecen repulsivos.

Saqué las llaves del bolsillo de mi chaqueta y abrí la puerta, esta casa es bastante común, aunque muy grande en comparación con las de personas comunes: la cocina es enorme al igual que la sala equipada con una televisión para nada barata, escaleras de madera, cinco habitaciones y dos baños, además de una despensa y la gran cochera.

_Diablos, esto es el doble que mi casa_ murmuro Lexa observando los cuadros de la pared, recuerdo haberlos comprado en una subasta en Italia.

_Fue un regalo de mi padre cuando Aden y yo cumplimos dieciséis años, no es lo mejor, pero al menos estoy sola. Preferiría tener algo que yo misma haya pagado_ confesé tomando el bolso de Lexa y colgándolo en el perchero.

_Oye, está bien, esto no tiene nada de malo. Todos los padres hacen regalos llenos de gastos, quiero decir, recuerdo que enloquecí cuando el mío se endeudo para regalarme una computadora_ negué con la cabeza encendiendo la televisión, Gustus es un hombre honesto y trabajador que se esfuerza cada día, maldita sea, la propia Lexa se arriesga muchas veces caminando sola hasta su trabajo.

_Tu papá te dio esa computadora porque la necesitabas, te encanta estudiar y eres inteligente. Yo no necesito una casa_ exprese sentándome en el sofá, definitivamente estoy arruinando el clima, pero siento que Lexa puede ofrecerme consuelo.

_Clarke_ Lexa se sentó a mí lado y acaricio mi cabello de una manera casi maternal_ creo que todos te juzgamos mal, tú no eres una niña rica y caprichosa en absoluto, vamos dime ¿Qué es lo que realmente quieres? _ preguntó mirándome directamente a los ojos. Por un momento mi mente quedo en blanco, nadie me ha preguntado eso en mucho tiempo ya que parecen asumir que no me interesa o que estoy bien.

Solo soy una máquina de seguir órdenes, me siento como una mierda observando a esta chica hermosa y sabiendo que solo me acerque a ella para cumplir la misión que mi padre me encargo, a pesar de que mis sentimientos han cambiado.

_Quiero ser libre_ dije al fin, encerrando en esa simple frase un millón de significados_ una persona común y corriente que no tiene un sequito de fanáticos siguiéndola para todos lados, alguien que no utilice una máscara que tiene que mantener todo el tiempo_ mi deseo más grande: regresar a la vida que perdí hace casi quinientos años, donde solo era una niña tonta que paseaba por la antigua Polis y se comportaba cono una idiota nerviosa frente a las chicas.