Angels Like You | Ajax Petropolus

1. Nunca Más

Me gusta vivir la vida al máximo, pero también me gusta la tranquilidad.

Cosas que no deberían ir juntas, como la noche y el día o el agua y el fuego, pero me gusta llevarle la contraria a las cosas.

Sobre todo a mis Padres, aunque los amo con toda mi alma, ellos también eran algo parecido a lo que quería referirme. Desde un punto de vista podemos decir: No, ellos no continuarían nunca, pero si los conoces bien te das cuenta de la gran pareja que hacen.

Cleo de Nile y Deuce Gorgona, mis padres.

Ya sé, eso es a lo que refiero... mi Padre descendiente de Medusa y mi madre de las momias, pero a ella no le gustan que le digan así.

Como sea, el punto es... No congenian, ¿Cierto?

Pero al momento de juntarlos son tan poderosos y yo era ese poder.

Me encanta presumir lo que tengo, la vida es una, así que hay que sugerir y no mostrar lo necesario.

A pesar de ser algo inquieta o como algunos saben decirme mimada, también tenía mi carácter fuerte, odiaba las injusticias y cuando se metían con alguien que quería, como ahora...

Los adolescentes eran lo peor que le hubiera pasado a la humanidad y sí, soy una, pero la mayoría de las mujeres no se apoyaban entre sí, solo se critican.

Como mujeres deberíamos de apoyarnos, pero solo lo hacemos cuando nos conviene.

Tres chicas de mi clase habían criticado a mi mejor amiga, Heket, todo porque le gustó un chico.

Así que hoy era mi venganza...

Los animales se movían por mi cuerpo con familiaridad, entre a la habitación que compartían tales jóvenes.

—Pero miren a quien tenemos aquí — habló una llamando la atención de las otras dos que estaban de espaldas.

—A qué se debe el honor, majestad — una de ellas se inclinó con sarcasmo y las demás se rieron.

—Quiero que le pidan disculpas a Heket — dije y estas rieron por segunda vez.

—¿O qué?

—Pues es una sorpresa — sonreí sínicamente.

—Escucha niña mimada, tu amiga me quito a mi novio — se acercó la pelirroja a mi.

—Ya habían terminado hace dos meses, Nía, ya supéralo, no es de tu propiedad — mi tono de voz se elevó un poco.

—No le pediré disculpas a tu amiguita por algo que ella misma causa, esa tonta debe aprender a no meterse con lo mío — se dio vuelta sacudiendo su cabello frente a mí.

—Bueno, si ustedes quieres que esto sea por la mala, pues me agrada la idea.

Las tres muchachas me miraron con confusión. Saque mis manos de atrás y las serpientes cayeron al piso.

Las muchachas corrían en la habitación para ocultarse.

—Ataquen — murmure en pársel para mis pequeñas amigas.

Una sensación satisfactoria se apoderó de mi corazón y sonreí a gusto al escuchar el grito de las adolescentes.

[...]

Mis Padres hablaban y hablaban, pero yo no escuchaba nada de lo que decían, a veces le agradecía tanto a Apple por crear los airpods.

Mi mirada iba fija en la carretera, me habían expulsado, solo por una simple advertencia.