Un avión Sevilla-Barcelona aterriza y Abril sabe que su vida va a dar un giro de 360 grados. Lo ha dejado todo atrás para empezar de cero.
Lo que no se imagina es que Pedri va a poner su vida patas arriba.
El futbolista más prometedor de los últim...
La pizza se está enfriando en la cocina y a nadie parece importarle. Me muero de hambre, pero estoy demasiado nerviosa como para decirlo en voz alta.
- ¿Alguien va a hablar? – el silencio me resulta ensordecedor.
- Yo misma. – Sira se reclina en el sofá y da un sorbo a su vaso de Coca Cola antes de empezar. – Hace unos meses mi padre me comentó que estaba interesado en buscar a un nuevo miembro para el equipo de la selección española. Necesitaba cubrir varios puestos y uno de ellos estaba relacionado con la psicología deportiva.
Tomé aire y deshice mi coleta. Me quité la chaqueta, habíamos puesto la calefacción y la temperatura era cálida en contraste con el frío del exterior. Los ojos de Pedri siguieron mis movimientos, sin despegarse de los míos en ningún momento.
- Automáticamente pensé en Abril. Es como una hermana para mí y mi padre la adora. – sonrío automáticamente. – Abril terminó la carrera y se especializó en psicología deportiva hace unos meses así que ambos pensamos en ella para ocupar el puesto.
- Pero ¿tú cuántos años tienes? – Gavi me preguntó con curiosidad.
- 21 – respondí rápidamente. – Sé que soy muy joven y que tengo poca experiencia, pero he dejado todo atrás para darlo todo de mí. No os voy a fallar.
- Eh, nadie está diciendo lo contrario. – Pedri se pasa las manos por el pelo y me mira fijamente. – Solo somos unos cotillas que necesitan saberlo todo. Nadie pone en duda tu trabajo, Abril.
- Lo sé. – le sonrió tímidamente. – Al principio, me negué. Mi vida está en Sevilla y era un cambio demasiado abrupto. Pero no me hubiera perdonado en la vida perder esta oportunidad.
- Y aquí estás. – Ferran me aprieta el hombro en un gesto cariñoso y me reconforta. Este hombre es monísimo y no puede hacer mejor pareja con mi amiga.
Sira me mira con el orgullo refulgiendo en sus ojos. Ella sabe lo que me ha costado tomar esta decisión. Sabe que he tenido que dejar atrás mil miedos para montarme en ese avión.
- ¿Comemos? – creo que Gavi puede convertirse en mi persona favorita cuando propone que cenemos. Por fin.
☼
El sol entra por los resquicios abiertos de las persianas cuando el despertador suena. Por más acostumbrada que esté, odio madrugar.
- ¿Estás despierta? – Sira asoma la cabeza por el marco de la puerta. Ya está vestida y maquillada. – Me voy, tengo clase y voy tarde. Te he dejado café hecho. Buena suerte, amor.
Me lanza un beso y no me da tiempo ni a responderle cuando escucho la puerta cerrarse. Niego con la cabeza mientras me meto en la ducha.
En una hora tengo la primera reunión con Luis Enrique y la selección. Quiere que me presente y nos podamos conocer un poco mejor. Al fin y al cabo, en eso consiste mi trabajo. Y vamos a pasar mucho tiempo juntos.
Me pongo unos vaqueros cargo, una sudadera Nike ancha y mis preciadas Converse. Me aliso el pelo mientras me tomo el café, corriendo. No quiero llegar tarde el primer día. Eso sería una carta de presentación que no me puedo permitir.
- Venga, Abril. – hablo conmigo misma mientras cojo mi bolso. – Llaves, móvil, cartera. Lo llevo todo.
Cojo el autobús cuando prácticamente las puertas se cierran. Siempre igual.
Cuando llego al Camp Nou, siento que me falta el aire. Luis Enrique me ha mandado un mensaje diciéndome que no me preocupe, los chicos están estrenando y no hay prisa.
Pero aún así no pienso llegar tarde.
- ¡Hola! – saludo a la chica que está en la puerta, impidiéndome entrar. – Soy Abril Coleman, la nueva psicóloga deportiva. Tenemos una sesión en 15 minutos.
- Si, claro, pasa. – la chica me saluda con la mano y sonríe. Su pelo rubio combina con sus ojos vivaces. Es preciosa. – Soy Alicia, encargada de las relaciones públicas de la selección. Te estaba esperando, aquí tienes tu credencial.
Me la cuelgo al cuello para poder identificarme y Alicia me acompaña al campo. Es descomunal, me siento muy pequeña en comparación con la amplitud del campo. Las gradas vacías no hacen más que aumentar la sensación.
-Abril, ¡mi pequeña! – Luis Enrique se acerca a mí con una carpeta entre las manos. – Pero por favor, que mayor estás. Te he echado mucho de menos.
De repente me invaden unas ganas irrefrenables de llorar. Sus palabras son tan sinceras, tan de verdad que impactan en mi pecho como un tsunami. Luis Enrique es para mí el padre que nunca tuve. Y llevo años sin verlo.
- Luis, yo a ti si que te echado de menos. – lo abrazo con fuerza. – Muchas gracias por esta oportunidad. Sé que hay mucho en juego y valoro la confianza que has puesto en mí.
- No digas tonterías, eres la mejor en lo tuyo. – Me coge de la mano y me acerca rápidamente al campo de juego. En él, la selección está entrenando con tanta concentración que ni siquiera se dan cuenta de mi llegada.
Excepto uno de ellos. Pedri para su jugada un segundo para guiñarme un ojo y sonreírme de esa forma que sólo él podría hacer. Mi corazón se toma la libertad de acelerarse.
Unos minutos después, Luis Enrique para el entrenamiento para hacer las correspondientes presentaciones. Ferran no duda en saludarme efusivamente y pasa un brazo por mis hombros mientras formamos un círculo. Casualmente, Pedri acaba justo a mi lado.
- Sentaros. – Luis Enrique ordena y todos nos sentamos en el césped. – Estoy seguro de que ahora mismo estaréis muy enfadados conmigo. Vais a conocer a esta mujer tan espectacular mientras estáis sudados y pegajosos. No me gustaría ser vosotros.
Todos se ríen y la tensión desaparece de mi cuerpo. Siento que Pedri se acerca sigilosamente a mí y vuelvo a acelerarme.
- Yo juego con ventaja. – sus labios están susurrando en mi oreja. Peligrosamente cerca. – Me conociste duchadito y oliendo a rositas.
Tengo dos opciones. O me estremezco y le dejo saber cómo me afecta su cercanía o le vacilo yo aún más. Obviamente, la segunda me gusta más.
-Tampoco te flipes porque no es que haya mucha diferencia. – le guiño el ojo y me separo de él, centrándome en las palabras de Luis Enrique, que sigue con las presentaciones.
La sonrisa provocativa de Pedri no desaparece de su cara en toda la sesión.
La mía tampoco.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
@ fernantorres ha respondido a tu historia: "Si quieres ser mi amiga, hazme el favor de sacarme más favorecido la próxima vez" @ pablogavi ha respondido a tu historia: "¿Que coño estaré mirando?" @ siramartinezcc ha respondido a tu historia: "Que guapo es mi amor 🥵🥵🥵🥵" @ pedri ha respondido a tu historia: "Exijo mis derechos de imagen. Te perdono pero me debes una cena. Tú y yo"
🧠⚽️
Tengo tantas ideas en la cabeza... Espero que os guste la dinámica de Instagram y cómo va empezando esta historia. El avión acaba de despegar, nos queda mucho camino 💘
