Derribando tus barreras || Pedri González

Capítulo 20 - Lo que esconde el silencio

🎧 Yellow - Coldplay

"Look at the stars,
look how they shine for you."

"Mira las estrellas,
mira cómo brillan por ti."

Pedri

Basta con poner un pie en el terreno de juego para que un remolino de nostalgia amenace con apretar mi pecho. Apoyo el peso de mi cuerpo en la pierna izquierda, siguiendo las recomendaciones de mi equipo de fisioterapia. Hace apenas unos días dejé las muletas atrás pero aún arrastro una leve cojera conmigo.

- Tío, estás cojo. - Balde observa mi pierna como si de ella hubiesen brotado cientos de tentáculos.

- ¿Te cuento un chiste de cojos? - Ferran toma la iniciativa de nuevo, dejando el balón a un lado. - ¿En qué se parece un pato cojo a un pato viudo?

- Nadie quiere oír tu chiste. - Pablo Torre da una palmada en mi espalda, saludándome, mientras pone los ojos en blanco.

- A mí me gustaría oírlo. - Ansu se encoge de hombros ante la mirada fulminante que le lanza el resto de la plantilla. - No me voy a quedar ahora con la intriga.

- ¡Acaba ya con esta tortura, Ferri! - el segundo entrenador se acerca peligrosamente con cara de pocos amigos, dispuesto a distendir nuestro improvisado corro lo antes posible. - ¡Ya!

- En que los dos se quedaron sin pata. - Ferran nos mira expectantes mientras todos guardamos silencio. - ¿Lo pilláis? El pato está cojo, la pata viuda...

Rompo a reír sin poder evitarlo. La cara de Ferran se ilumina mientras me acaricia la cabeza y me promete reunirse conmigo cuando se dé una ducha.

- ¿Vienes a ver el entrenamiento? - Gavi habla por primera vez, sus ojos rezuman preocupación. Ha venido a casa todos los días, dispuesto a aguantar mi mal humor, mi pesimismo y mis quejas. - No sabes lo que echo de menos a mi chófer, tío.

- Sácate el carnet ya, cabrón.

- Me gusta más que me lleves tú. - Gavi se quita la camiseta y deja a la vista el chaleco GPS que lleva pegado a la piel. Este se encarga de medir sus pulsaciones y el rendimiento físico. - Hacemos un buen equipo, ¿no?

- También haremos un buen equipo cuando yo pueda relajarme en el asiento del copiloto. - arqueo mis cejas y dejo que mis ojos vaguen por el campo. El verde del césped recién cortado me cautiva momentáneamente. - ¿Vas a venir hoy a casa? Creo que Abril va a hacer tortitas.

- Hoy no puedo. - Gavi evita mi mirada al mismo tiempo que sus mejillas se van coloreando con una tonalidad roja. - He quedado con una chica.

Mis ojos se abren como platos y me llevo una mano al pecho, de forma dramática. Fuera de cualquier tipo de broma, estoy sorprendido. Gavi siempre va a su aire y casi nunca muestra interés en ninguna chica. Siempre nos está molestando a los demás, diciendo que somos un revoltijo de hormonas y que solo pensamos en una cosa: mujeres.

- ¿Por qué no me lo has dicho antes? - golpeo su bíceps con mi puño y le dedico una sonrisa traviesa. - Ya era hora de que el pequeñín empezara a volar. ¿Quién es?

- No la conoces. Y aunque la conocieras, decirte su nombre sería lo último que haría. Eres un chivato.

- Chivato el que tengo aquí colgado. - finjo un enfado que no es real. Tiene razón, no dejaría pasar la oportunidad de chinchar a Gavi por nada del mundo. - ¿Qué te vas a poner?

- Y yo que sé. - Gavi se encoge de hombros y mira sus calzonas con desconfianza. - Una camiseta blanca. Y... ¿unas calzonas limpias?

- ¿Cómo vas a ir en calzonas a una primera cita, flipado?