Capítulo 11 - Puzle

3.2K 166 201
                                    

🎧 MERCHO - LiL CaKe, Migrantes, Nico Valdi

"No puedo dejar de mirarte"

Abril

30 de agosto de 2019, Viseu, Portugal

Mi madre debería de estar aquí. Ese pensamiento se repite en bucle en mi cabeza mientras me siento en uno de los bancos que adornan la Plaça da República. Este viaje debía de ser una oportunidad para que mi madre y yo pasáramos tiempo juntas, tiempo de calidad. Pero unos días antes su boca se había llenado de las mismas excusas de siempre: reuniones urgentes en su bufete de abogados, posteriores disculpas hipócritas.

Sacudo la cabeza, evitando caer en los pensamientos negativos que normalmente me acompañan. Miro a mi alrededor, disfrutando del cielo despejado y los rayos de sol que queman mi piel con la intensidad propia de los últimos latigazos del verano.

- Por que tão sozinha, morena? (¿Por qué tan sola, morena?) – una voz profunda, ronca, inunda mis oídos y hace que me sobresalte.

Hay un chico sentado en el banco; debe de tener más o menos mi edad. Su pelo rizado está desordenado y húmedo, sus labios esbozan una gran sonrisa colmada de brackets y va vestido con lo que parece una equipación de fútbol roja.

- ¿Perdona? – me pongo de pie rápidamente, aferrándome a mi bolso. La desconfianza inunda mis sentidos de súbito.

- Ah, española. También podemos hablar en español, claro. – se encoge de hombros y me tiende su mano cómo si ya nos conociéramos. – Soy João, encantado.

Ni siquiera deja que le diga mi nombre ni que acepte el apretón de manos. Sigue parloteando sobre la pinta de turista que tengo, insistiéndome en que debo de probar los helados que hacen en la heladería de su amigo Rizi.

- Voy a invitarte a uno. – estudia mi expresión mientras revolotea a mi alrededor sin parar de moverse; es un remolino de nervios. - ¿Puedo?

No tenía ni idea de dónde me estaba metiendo al pronunciar un tímido "sí". Ni la más remota idea.

En la actualidad, Spotify Camp Nou.

- Vale, así conociste al gilipollas este. – Pedri sigue sosteniendo mi brazo magullado, su ceño fruncido y sus ojos destellantes de furia. - ¿Vas a contarme cómo ha llegado a hacerte esto?

- Qué impaciente eres. Te estoy poniendo en contexto. – resoplo mientras cruzo mis piernas y choco mi rodilla con la de Pedri, intentando quitarle tensión al momento. – Estuve tres semanas en la ciudad. Al principio, João solo era mi guía turístico: me enseñó cada rincón escondido de Viseu. Pero con los días, se convirtió en mucho más. No sé cómo, pero nos enamoramos como solo dos críos pueden hacerlo. Al menos, en ese momento parecía que era amor.

- Fíjate tú que yo pensaba dejar la conversación de los exnovios y eso para la semana que viene, que me apetecía más. – Pedri farfulla entre dientes mientras acaricia mi rodilla lentamente. – Sigue.

- Me contó que era futbolista, en ese momento jugaba en el Benfica y estaba muy ilusionado. – juego con los dedos de Pedri distraídamente mientras sigo hablando. – Una semana antes de irme, le ofrecieron ir al Atlético de Madrid y él acepto; me prometió que ahora que se mudaba a España, podríamos seguir con lo que fuera que teníamos.

- Seguro que sí. – Pedri sigue murmurando para él mismo pero su tono de voz no es lo suficientemente bajo cómo para que no pueda escucharlo. – Perdona, estoy atento, ¿eh?

- Ya te veo. – sonrío mientras acaricio su pelo y beso su nariz. Necesito esa pequeña pausa para seguir con la parte más dolorosa de nuestra mísera historia. – Te resumo: fueron promesas vacías. Yo volé a Sevilla y él lo hizo a Madrid unas semanas después. Quise sorprenderlo en un partido y lo pillé montándoselo con una tía en los vestuarios. Fin de la historia.

Derribando tus barreras || Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora