Derribando tus barreras || Pedri González

Capítulo 6 - Mi niña

🎧 23 - Morat

"Aunque me falte el aire, siempre hay un aliento junto a ti"

Abril

Siento una sensación de déjà vu al arrastrar la maleta por el aeropuerto Josep Tarradellas de Barcelona. Hace apenas dos semanas mi avión aterrizaba; hoy despegamos con destino Qatar.

Mientras Gavi juega distraídamente con el borlón de mi gorro, Sira se aferra a mi brazo, dando pequeños saltitos para entrar en calor. El avión privado nos espera en la pista de despegue; a pleno ralentí de una fría mañana de finales de Noviembre. Apenas son las siete de la mañana, el frío alcanza su máximo esplendor y yo sigo intentando despertarme mientras me froto los ojos con ambas manos.

- Buenos días otra vez, Abril. – Gavi se ríe a mi lado, tirando de mi gorro hasta que consigue quitármelo. – Estás totalmente ida, ¿eh?

- No soy persona hasta las nueve, mínimo. – pellizco el brazo de Gavi hasta que consigo que suelte mi gorro. Él me sigue mirando divertido, completamente despierto. – ¿Tú eres humano? Tienes demasiada buena cara para las horas que son, tío.

- No le digas eso que se lo cree. – Ferran aparece a nuestro lado y tira de la mano de Sira, que intenta seguirnos el paso con toda la pereza que es capaz de acumular. – Amor, pon de tu parte, ¿no?

Sira resopla mientras acelera el ritmo; a ninguna de las dos nos sienta bien madrugar. Por el rabillo del ojo, veo a Alicia grabar con su móvil cómo van subiendo al avión los jugadores de la selección, divididos en pequeños grupos. Casi seguro que está almacenando ese material para subirlo después a las historias de Instagram del equipo.

- Buenos días. – Pedri llega corriendo, despeinado y con las mejillas rojas. – Que alguien me desconvoque de la selección ahora mismo, porque yo no soporto este frío.

Pedri es extremadamente friolero y suele ir poco abrigado. Una extraña combinación, diría yo. Le sonrío levemente mientras él golpea con su puño el hombro de Gavi, que lo mira con cara de pocos amigos antes de ponerle la zancadilla.

- Pero ¿cómo tenéis tanta energía, por favor? – lanzo la pregunta al aire mientras nos acercamos al avión. Me surgen las dudas: la cámara de Alicia nos apunta peligrosamente.

- Tenemos la que te falta a ti, preciosa. – Pedri se posiciona a mi lado y me recoloca el gorro con cuidado, rozando mis mejillas en el proceso. - ¿Entramos juntos?

Señala con la cabeza al avión, que está a pocos metros de nosotros. Estoy a punto de responder cuando veo a Alicia mirarme fijamente; niega sutilmente con la cabeza mientras su dedo apunta disimuladamente a su móvil. La realidad me cae encima como si fuese una piedra; el nudo en la garganta aparece sin avisar y me presiona cada vez más.

- No podemos, Pedri. – me siento como una mierda al ver su gesto confundido, sus ojos abandonando los míos y su cabeza agachada. – Alicia tiene que grabarte y la prensa...

- Lo he pillado, Abril. – mi nombre suena frío en sus labios. – A la primera.

El querer y el poder son dos cosas diferentes; en este momento, se encuentran en lados opuestos. El revuelo que causó el artículo sobre nuestro encuentro en la playa aún sigue vivo: la prensa especula, persigue y araña cualquier mentira que pueda hacerles ganar audiencia y fama.

- Guárdame un sitio al lado tuya. – la impulsividad y las ganas hablan por mí. – Quiero sentarme contigo. Si tú quieres, claro.

Pedri ladea la cabeza y una sonrisa alumbra su cara. Dejo de sentir frío en el instante en que me doy cuenta del efecto que tienen mis palabras en él, cómo para ambos han desaparecido todos a nuestro alrededor. No puede ser sólo una sensación mía, me niego a que lo sea.