• XXV •

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No fue muy difícil encontrar al jefe de la guardia real, sir Harrison Yates. Fue al único pelirrojo que le permitieron subir al barco por su evidente posición y cargo. El príncipe heredero Eric Cartman le ordenó que quería arrestada a aquella mujer llamada"Yentl". Que no le importaba que técnica usara, era libre de hacer lo que quisiese mientras le trajera a esa zorra viva antes de que empezara la ceremonia nupcial, la cual no faltaba mucho. 

Después de eso, sujetando la mano de su querido prometido, volvieron a dirigirse hacia con el resto del grupo que dejaron enlas mesas de los postres. El príncipe Eric llevaba una sonrisa bastante triunfante, incluso a veces tarareaba, haciéndole reír a su prometido que caminaba a su lado. Pero a la mente de Kyle vino lo que dijo Stan hace unos momentos: 

"Todo está demasiado calmado"

Le inquietaba. Todo iba marchando demasiado bien, demasiado, en exceso. No se sentía tranquilo. Comenzó a perderse en sus pensamientos. Mientras Heidi Turner siguiera con vida nada estaría bien por completo, y entonces de ese pensamiento surgió otro: Heidi Turner debía morir. Es decir... ¿Él tenía que matar a Heidi? Eso era obvio, para eso la bruja Henrietta encantó aquella daga y le dijo que la clavara en el corazón de la bruja del mar. Pensar en eso con mayor claridad le provocó náuseas ¿Cómo iba apuñalarla de esa manera? ¿Cómo iba a matar a alguien? ¿Para poder ser feliz era necesario asesinar a aquella chica? 

— ¡Hey! ¡Judío! Te estoy hablando —Cartman lo despertó de sus pensamientos tronando los dedos para llamar su atención —. Diablos ¿Estás bien? Te pusiste todo pálido. 

Sintiéndose pillado se forzó a sonreír y asentir. 

—Pues no parece ¿En qué estabas pensando? —lo miró curioso y para nada convencido. 

—«Nada, nada importante» —escribió aun manteniendo una sonrisa falsa. 

—Eres pésimo mintiendo. Ya dilo —rodó su mirada bicolor y luego lo presionó a hablar.

—«Nada... Es que ¿De verdad es necesario matarla? A Heidi. No creo que sea muy correcto. Tal vez si intentamos hablar podamos solucionarlo sin violencia» —terminó revelando sus pensamientos.

—Claro, nos sentamos, tomamos el té y solucionamos todo con un discursito gay —dijo a modo burla, pestañeando —. Dios ¿De verdad sientes pena de matarla? Dame la daga, yo lo hago —Cartman detuvo el paso y extendió su mano.

Eso era algo que tampoco podía hacer. Disintió.No podría dejarle todo el peso de una tarea como esta a Cartman ¿Cómo iba a dejarlo cargar con toda la responsabilidad y culpa de matarla? No, de ser así prefería hacerlo él mismo, porque a final de cuentas todo eso era su culpa. Esto no hubiese sucedido si él no hubiera subido a la superficie. Era su responsabilidad acabar con ella, no de Eric. Disintió rápidamente y soltó su mano para cubrir la daga. 

—Decídete o la matas tú o la mato yo —suspiró el castaño con cansancio —. No podemos dejarla viva, se vengará. Eso hacen las brujas... 

—«Yo lo hago» —escribió con rapidez.

—Sabes que no vas a poder titubear cuando vayas a hacerlo ¿Verdad? —Eric lo sostuvo de su mejilla con suavidad — ¿Has matado a alguien alguna vez? —la respuesta fue evidente, Kyle negó con la cabeza — ¿Ves? No serás capaz de hacerlo. Dame la daga, yo ya he matado a otros con anterioridad, para mí es pan comido.

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