Te he amado y no he logrado olvidarte, le he suplicado a Dios que me conceda solo un segundo para besarte y es que por más lejos que estés nunca dejaré de amarte.
—Noah Seier.
Un año despues.
Kira Howard:
Estoy frente a Víctor, el mejor amigo de Noah.
Observé su rostro hace unos segundos y vi que estaban rojos. Sé que ha llorado y la razón es porque hoy es el cumpleaños de Noah.
Elijah quería venir para pasar tiempo con Victor, pero este fue claro con que quería hablar a solas conmigo. Aún no sé de qué quiere hablar y creo que no me va a interesar. Lo único que deseo es estar en casa con mi hijo, viendo una foto de Noah, recordándolo hoy en su día.
—Creo que ya sabes que hoy es el cumpleaños de Noah. —asiento.
—Lo sé, me di cuenta de que tienes el mismo sentimiento que yo... —lo miro a los ojos.—. De una perdida, una grande. —bajo mi cabeza queriendo retener las lágrimas, sin embargo, no me sirve de nada, ya que las lágrimas salen de inmediato.
—Sé que ha sido muy duro todo lo que ha pasado. La muerte de Noah y todo ello te ha conllevado a encerrarte en un mundo solitario. Pensaba que para este tiempo ya estarías casada y con un bebé en brazos, pero veo que me equivoqué. —comenta Víctor. Su cara de tristeza me da a entender de que él tampoco ha podido rehacer su vida después de Noah.
Levanto la cabeza poco a poco y secándome las lagrimas que se han deslizado por mi mejilla, le respondo:
—Noah no fue una simple persona en este mundo. Él dejó un vacío en mi corazón y nadie lo podrá llenar, nadie podrá borrar el sentimiento de soledad que siento. Me niego a estar con otra persona, me niego a amar de nuevo.
Por primera vez veo a un Víctor triste. De sus ojos salen lágrimas tras lagrimas.
—Para mi tampoco ha sido fácil perder a mi mejor amigo. Él era mi hermano y al estar en la bratva me acostumbré a él. —se sorba la nariz.—. Ahora que se fue siento que no puedo conectar con nadie. Me he alejado de mis otras amistades y es que ellos no me hacen enojarme por estupideces, Noah si lo hacía.
Nos carcajeamos al unísono. Los dos sabemos lo cuan chistoso podía ser Noah. Siempre intentaba ser los más racional posible, pero otras veces no lo lograba.
—¿A qué me has citado? —en cuanto las palabras salen de mi boca su expresión cambia. Su rostro se transforma en preocupación y en tristeza.
—¿Nunca te has preguntado, ni has querido saber quién te envía las cartas de Noah?
Anonadada es como me siento.
Por alguna razón, la cual no sé, mi corazón se detiene o así creo yo.
—Si, siempre he querido saber... —me siento derecha en la silla queriendo escuchar el nombre de la persona.
El asiente y echa hacia atrás su asiento como recostandose o acomodándose.
—Soy yo.
¿Qué?
Está mintiendo.
—Estás loco, no eres tú. —él me mira extraño.
—¿Por qué crees que no soy yo? —coloca su dedo índice en el medio de sus labios.
—No lo sé, solo no lo creo.
El suspira lentamente, tomando calma para poder hablar.
—El día en que Noah murió, horas antes en la madrugada el vino a mi casa y me dejó una caja llenas de cartas organizadas para cada día, sea su cumpleaños o el tuyo y de Elijah. —coloca la silla correctamente—. Cuando lo hizo le pregunté cual era el plan que tenía con darme todo esto y él me dijo que cuando me despertara al otro día en la mañana, que leyera la carta que estaba pegada a la caja. —se seca varias lagrimas que se han escapado de sus ojos—. Cuando desperté lo primero que hice fue leerla y esa carta me destruyó por completo.

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DIE FOR YOU©
Romance¿Y si él tiempo no cura las heridas como todo el mundo dice? ¿Y si las heridas permanecen calladas esperando que solamente se nombre tan solo una palabra, para poder volver a sangrar? Dolor. Angustia. Depresión. Ansiedad. Y la peor de todas; la sol...