Lucia salio del cuarto de ambas chicas y fue directamente al suyo. Ella no tenía la tarjeta, así que tocó la puerta, no obtuvo respuesta alguna y volvió a intentarlo una y otra vez. Iba a rendirse hasta que vio la puerta se abrirse con Amelia algo molesta con los ojos hinchados al otro lado de ella.
—Tu... Tus ojos están...
—Lo se, pasa, no te quedes afuera —abrió más la puerta para que Lucia entrara.
Apenas entró cerro la puerta y vio a su amiga dirigirse la cama que escogió.
—Estás... ¿Estás bien? —preguntó preocupada.
—Si... Estoy bien.. —limpio su nariz con sus mangas—. No debes preocuparte por mi... —su vos empezaba a romperse.
Lucia miro con tristeza y fue hacia sus cosas y se puso su ropa para dormir. Cuando terminó de ponerse su pantaloneta y su camisa de dormir, se sentó al lado de la cama de Amelia.
La estuvo mirando durante un rato dándole señales a Amelia de que podía hablar con toda libertad. Eran mejores amigas después de todo.
—¿Puedes dejar de mirarme? No me gusta que me vean... Así... —dijo tapando su cara con la almohada.
—Sabes... Sabes que puedes... Puedes hablar conmigo...
Amelia sabía eso de forma clara, pero no quería hablar más del tema con Wionna, menos con ella.
—Luci, de verdad no quiero hablar de ello. Solo. Déjame, porfavor —dijo tapando sus oídos.
Lucia entendió tristemente, fue hacia el baño para lavar sus dientes antes de dormir. Al terminar se metió debajo de sus cobijas y fingió dormir. La pelimorada volteó a ver la cara de la chica que dormía justo a su lado, esa cara de tranquilidad podía calmarla si estuviera allí mismo entre sus brazos.
—¿Por qué me duele tanto... Si a la persona que amo la tengo a mi lado...? —dijo en voz susurrante.
Amelia no se sentía culpable por los casi 4 años de relación que tuvo con Wionna, donde estuvo viendo cada cuerno de la peliverde. No era tonta para no darse cuenta.
Se sentía abandonada de alguna manera, sola y con la mente desordenada. No sentía paz, quería sentir que tenía a alguien especial en su vida, y de hecho la tenía, solamente no sabía cómo decirle o tratar de acercarse más. Para ella, no era algo muy común reencontrarte con alguien que tiene dos cicatrices en la cara.
—Odio sentirme así... Sola... —la voz termino de romperse, abrazó su almohada y lloro durante mucho tiempo.
Lucia intentaba hacer oído sordo, no quería meterse en los temas personales de Blight y Park, pero le dolía escuchar a Amelia llorar así. Se suponía que era un viaje para pasarla bien y estar relajados antes de la entrada al último año de universidad de ambas chicas. No para llorar por rupturas amorosas, aunque lo entendía. Espero durante unas cuantas horas hasta dejar de escuchar el llanto bajo de Amelia. Ella no dormia mucho como lo podría hacer Luz, dormía alrededor de unas 2 horas todos los días, era una "costumbre" para ella.
Al dejar de escuchar hasta gemidos bajos de alguien al otro lado de la habitación, se sentó en su cama y espero que Amelia estuviera dormida, para su suerte, lo estaba. Adapto su vista a la poca luz y vio como la chica se encontraba con su cara húmeda de tantas lágrimas caídas, su almohada estaba humeda y su cara era de tristeza, se sintió mal al verla así con la luz de la luna apuntando a su cara de ángel.
La morena se levantó y fue hacia ella para cobijarse, cambio el lado de la almohada y abrazo a su amiga, Amelia se volteo aún dormida y se aferró con brazos y piernas a Lucia haciendole sonrojar. La chica empezó a jugar con el cabello morado mientras veía el reloj del hotel, eran las 2 de la mañana.
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Only Us
Fiksi PenggemarLucia y Amelia eran amigas desde primaria, desde los 6 años, ambas hermanas mayores, Lucia de su hermano Luca de 5 años y medio y su bebé Luz de 3 años, y Amelia de sus hermanos gemelos de igualmente 5 años y medio y su hermanita Amity de 3 años. Cr...