Capítulo 6

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No podía dormir.

Di un montón de vueltas sobre mi cama, sin poder conciliar el sueño. Aunque la habitación de hotel que tengo es una de las VIP y el clima esté agradable, era incapaz de lograr dormir. Se siente increíblemente desesperante.

Y, sabía muy bien que mi insomnio tenía forma de humano, ojos color aceitunas y un ego sumamente elevado.

No sé porqué no dejaba de pensar en el beso que me dio Ronaldo, al inicio no lo consideré como algo con relevancia, pero con el pasar de horas y minutos, en mi cabeza se empezó a repetir una pregunta, una mísera pregunta: «¿Por qué lo había hecho?».

No estoy acostumbrado a estas cosas, mucho menos a que alguien se acerque a mí de esta manera. Cuando era más joven, las personas huían de mí porque mi actitud y el comportamiento que de vez en cuando solía tener les incomodaba, tanto así, que muchos empezaron a señalarme como una mala persona o como un tipo rudo, cuando en realidad no era ninguno de los dos.

Pero, desde que debuté en el mundial, he recibido mucha atención por parte de las personas, tanta que me abruma y, el haber tenido esa interacción con Cristiano Ronaldo, no iba a ser la excepción en todo esto.
Cada vez que cerraba mis ojos, la imagen de ambos en el pasillo venía a mi mente y de la misma manera, el cómo los ojos de él me observaban.

Había algo en sus ojos que se me hacía peculiar, tanto que era imposible quitarlo de mi memoria. Además, hay una lucha en mi interior que hace que las ganas de volver a verlo, incrementen.

Grité sobre mi almohada, sintiéndome realmente frustrado.

¿Qué demonios es lo que me pasa?

Miré al pequeño reloj que estaba a mi lado, dándome cuenta que eran casi las dos de la madrugada. A pesar de sentirme exhausto por el esfuerzo físico que realicé durante el partido y el dolor en mis músculos, me resultaba imposible descansar.

Suspiré.

Ya me estaba empezando a enojar.

Lentamente me senté sobre la suave cama, para levantarme de esta. Me puse mis zapatos y en silencio caminé hacia la puerta de la habitación, con la idea de salir. No podía permanecer más tiempo en este lugar, si apenas podía pegar un ojo.

Cuando llegamos aquí, lo que más me llamó la atención del lugar, es un enorme balcón que tiene una vista muy bonita, así que no dudé ningún segundo en ir ahí. Sabía que el silencio y la soledad, lo harían un sitio mucho más agradable.

Me senté en uno de los sofás vacíos que decoraban el lugar, contemplando la luz de la luna, la cual se encargaba de iluminar un poco el panorama. Sentí que una ráfaga de aire fresco chocó contra mi piel, haciéndome estremecer levemente en reacción.

Me sentía muy cómodo estando aquí.

Quizás era la vista o el silencio, pero de un momento a otro mis pensamientos obsesivos con respecto a lo sucedido en el pasillo de los camerinos, se esfumaron. No había rastro alguno de eso y de esa forma volví a la tranquilidad.

O eso era lo que quería.

— ¿Problemas para dormir? —una voz masculina se escuchó en el perfecto silencio que había, la reconocí casi al instante.

¿Por qué este tipo debía aparecer ahora?

Quise decirle «Qué te importa», pero me limité a quedarme en silencio, era mejor si no le daba la atención que buscaba. Así que, volví a sumirme en la tranquilidad del silencio, la luz de la luna y la frescura del ambiente, aunque no de la misma manera satisfactoria que al inicio.

Sus pasos resonaron en el silencio, hasta que finalmente sentí su presencia cerca de mí. No sé qué mal estaba pagando en este momento, pero quiero que de una vez por toda se termine todo este martirio.

— ¿Te pasa algo? —esta vez habló en un tono suave, que resultaba ser muy atípico de él.

Volví a ignorarlo.

—Gue...Gue...Guesung, ese es tu nombre, ¿Verdad? —preguntó después de haberlo pronunciado mal.

Me sorprendió un poco que haya investigado cómo me llamo, la verdad es que a pesar de habernos enfrentado antes, no me aprendí el nombre de todos mis contrincantes porque sabía que los iba a olvidar por completo. Y tampoco esperé que él hiciese algo así, no después de todo su discurso de creerse el mejor futbolista del mundo y de lo que le dijo a la prensa.

«Lo que pasó fue que antes de mi sustitución, el jugador de Corea del Sur me dijo que me fuera rápido. Le dije que se callara porque no tiene esa autoridad», esas fueron literalmente sus palabras. La noticia de mi pequeña intervención se hizo viral, tanto así que recibí muchas llamadas y mensajes que me desconcentraron, por eso apagué mi celular, para no recibir más molestias.

—Sí —fue lo único que le dije.

Y otra vez volví a mi mundo.

Quería que se largara y que me dejase en paz, no tenía la fuerza mental para soportar su presencia en este momento y peor aún, a esta hora de la madrugada.

—Se escucha lindo —añadió con seguridad en su voz —. Cho Guesung...Cho Guesung...Cho Guesung...

El cómo pronunciaba con lentitud mi nombre y el tono de voz que usó, me hicieron sentir muy raro.

—Ya para, me vas a gastar el nombre.

Escuché que se rio.

— ¿Por qué? Si me gusta como se escucha, Guesung —dijo.

¡Agh! Ya me iba a sacar de mis casillas.

—Pero no es para tanto —le dije como en súplica, para que se callara y me dejara en paz.

—Sí lo es.

Fruncí el ceño al escuchar sus palabras y me giré a mirarlo por primera vez en la madrugada.

—Porque te queda bien.

— ¿Qué? —con cada segundo qué pasa, este tipo se pone más raro.

—Sí, es igual de lindo que tú.

—Sí, es igual de lindo que tú

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🏳️‍🌈?

Voy a tratar de escribir algunos capítulos hoy, ya que no tengo nada que hacer (y obviamente no quiero estudiar) :)

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