Capítulo 26

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Pov. Cristiano

Tras varias horas de vuelo, finalmente arribamos a Portugal. Todo el equipo abandonó el avión en un periodo de treinta minutos, nos dirigimos hacia el área del check in y recogimos nuestras pertenencias.

Íbamos escoltados por cuatro personas del equipo de seguridad del aeropuerto y un par de policías, al parecer había mucha gente afuera esperando por nosotros, pues el ruido se escuchaba hasta acá. Para ser honesto, no pensé que fueran a venir hasta el aeropuerto a vernos, no después de lo sucedido en el partido contra Marruecos.

Caminé detrás de João Félix, quien iba junto a Diogo Dalot hablando sobre algo, la verdad es que no les presté mucha atención, porque estaba sumido en mi mundo. Un par de segundos después, sentí la presencia de alguien a mi lado, así que desvié levemente la mirada.

Pepe lucía sereno, mientras una extraña sonrisa de satisfacción se plantaba en su rostro. Aunque esta también haya sido su última Copa del Mundo, se había tomado el tema de la eliminación con calma, lo cual, me resultaba un poco extraño, pues cualquiera en su situación hubiese estado triste.
Pero no le dije nada, él suele ser un poco raro a veces.

Una vez salimos de la zona de revisión, me di cuenta que un tumulto de gente se encontraba reunida fuera, la mayoría de la hinchada presente era joven y llevaban puestas las camisetas representativas del equipo, unos cuantos llevaban carteles que nos daban la bienvenida y otros banderas. El equipo entero saludó a quienes nos esperaban, incluyéndome, y seguimos con nuestro andar; debido a la cantidad excesiva de gente que había, tardamos casi quince minutos en llegar a la salida del aeropuerto, lugar donde nos esperaban para llevarnos a nuestros hogares.

Visualicé a mi chofer a un par de metros de distancia y decidí acercarme a él, sin decir nada. Los medios de comunicación nos rodeaban, al igual que más hinchas, el flash de las cámaras me cegó por un rato, hasta que finalmente entré al auto.

Pero, estando ahí, me llevé la sorpresa de ver a Georgina esperándome en uno de los asientos traseros.

—Hola, Cristiano.

Le devolví el saludo con un asentimiento y la miré fijamente.

— ¿Pasa algo? —pregunté, con confusión.

Para ser honesto, no esperé verla literalmente apenas pisara Portugal, creí que llegaría un par de días después.

— ¿Por qué me preguntas eso? Hay muchas cosas que hablar —añadió, mientras fruncía el ceño.

Suspiré.

— ¿Cosas como qué?

—Como el rumbo de nuestra relación —contestó en cuestión de segundos.

Fruncí el ceño.

—Georgina, ya hablamos sobre esto, te dije que lo mejor para nosotros es no regresar —dije con seguridad.

Ella acercó lentamente su rostro hacia mí, con el ceño aún fruncido.

— ¿Cómo puedes decirme esto? Cristiano, llevábamos tres años de novios hasta que me pediste el tiempo y te lo di, respetando tu decisión.

—El respeto es algo que no entra en esta conversación, porque de haber sido así, no hubieses subido esas fotos a tus redes sociales. Me da igual con quien estés saliendo o a quién hayas visto en ese tiempo, pero, yo ya no quiero continuar con la relación —finalmente pude decírselo —. Las cosas entre nosotros no estaban iguales, al menos eso sentía yo, y ya no me estaba sintiendo cómodo. No tengo ningún problema en que conozcas a alguien más porque mereces hacerlo. Es tu vida.

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