Para su mala suerte, sin razón aparente, ese alfa había comenzado a molestarlo.
Le escondía los libros, no lo dejaba comer tranquilo, lo molestaba cada vez que lo veía por los pasillos, le colocaba apodos vergonzosos y cada que podía, le hacía una...
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Había vuelto a su habitación. Miraba la cobija que cubría sus piernas, y se golpeó mentalmente. Claro que Taehyung no lo buscaría. Él le dejó muy claro que no lo quería cerca, y el alfa iba a cumplir.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería que Taehyung se fuera de su vida, pero tampoco quería estorbar en la vida del alfa.
A pesar de que evitó soltar las lágrimas retenidas, una cuantas rebeldes recorrieron su mejilla para acabar en la comisura de sus labios o caían por el borde de su mandíbula.
No sabe cuánto tiempo estuvo llorando silenciosamente, hasta que su papá Jin tocó y abrió lentamente la habitación al no tener respuesta.
Encontrar a Jungkook llorando era algo de lo cual él no estaba acostumbrado. Caminó rápidamente hacia la cama, y abrazó a su cachorro.
No dijo nada, solamente sostenía el pequeño cuerpo del menor, que se iba quebrando en llanto a cada segundo.
Luego de unos minutos se calmó, y agradeció a su padre el silencio que mantenía.
Se separó lentamente del abrazo, para secarse los ojos. Su padre guardaba silencio, veía a su hijo tratar de forzar una sonrisa, pero al hacerlo, negó lentamente, dándole a entender que no estaba bien.
Nadie lloraba a mares solo porque si.
"Papá, a mi me gusta alguien."
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Al día siguiente se vistió sin ganas y desayunó sin ganas. Su padre Jin había hablado con él, y la frase que le dijo todavía rondaba la mente del omega.
«Si estás seguro de que te gusta, dile. El arrepentimiento duele más que el rechazo.»
Salió a pasos lentos, el auto ya estaba estacionado frente a su casa. Subió y saludó sin muchos ánimos. Pero justo antes de colocarse los audífonos se paralizó al ver que Taehyung no se encontraba en el vehículo.