Para su mala suerte, sin razón aparente, ese alfa había comenzado a molestarlo.
Le escondía los libros, no lo dejaba comer tranquilo, lo molestaba cada vez que lo veía por los pasillos, le colocaba apodos vergonzosos y cada que podía, le hacía una...
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Miyeon había nacido a los siete meses de gestación, pero era una bebé sana y preciosa que recibía mucho amor de parte de sus padres, abuelos y tíos.
Pero ahora, con apenas cinco meses, ya debía despedir a su padre.
Tanto Taehyung como Jungkook no podían dejar de abrazarse. Taehyung había terminado su año sabático y sus clases comenzarían pronto. Tenía que viajar.
La familia de ambos estaban en el aeropuerto, para poder despedir al alfa, y todos lloraban.
Era demasiado doloroso.
No se habían unido, no físicamente, pero luego de que los padres de Jungkook les habían explicado algo sobre la conexión de destinados, todo tuvo mucho más sentido para ellos.
Y a pesar de no compartir un lazo físico, el dolor de saber que se separarían seguía igual de fuerte.
"Solo será por unos meses, en las vacaciones volveré. Lo prometo."
Ah, si tan solo alguien pudiera detener el tiempo.
Taehyung hacia todo lo posible para no soltarse a llorar, tenía que ser fuerte, por él y por su omega.
"Estare-estaremos bien. Tu vuelo ya saldrá."
Jungkook hipaba por el llanto anterior. Sus ojos estaban hinchados, su nariz estaba roja, y si fuera por causas diferentes, Taehyung le diría lo tierno que se veía. Un beso en la frente fue la respuesta que recibió, lo que hizo que sus ojos se aguaran en nueva cuenta.
Y con llanto, algunas palabras de despedida y una promesa en mente, Kim Taehyung partió hacia Manchester.
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Habían pasado ya diez meses, el dolor era más fácil de sobrellevar, hablaban por videollamadas diarias, Taehyung le enviaba cosas para su bebé y para Jungkook. El primer cumpleaños de Miyeon fue bastante triste para Jungkook, y ni hablar de Taehyung, quién se culpaba por no poder estar en el primer año de su bebé. Su relación parecía seguir fuerte y estable, pero eso solo era superficialmente.
Jungkook lloraba por las noches, recordándose que no debía ser egoísta, y evitando con todo su ser llamar a Taehyung y pedirle que volviera.
Jeongyeon se había vuelto muy cercana al omega, y le ayudaba con Miyeon, lo que hacía que Jungkook invirtiera algo de su tiempo en ir al gimnasio para poder distraerse, además de que Hoseok y Yoongi pasaban su tiempo libre en su casa peleando con Jeongyeon y con Jimin cuando éste también llegaba.
