Asher. Amor fingido.

Capítulo 6

EMMA

Me está hablando a mí. Él me está hablando a mí.

—Hola. —Mi voz salió tan susurrada que temí que no me hubiera escuchado.

—No me has esperado esta mañana.

¿Esperar a qué?

Me eché hacia atrás al entender lo que estaba sucediendo. Asher había salido de la nada para interceptarme en el pasillo como yo había hecho con él en la fiesta. Era su venganza por hacerle quedar mal delante de sus amigos. Porque, la imagen de tierno, ya me había quedado claro el sábado por la noche que era una falsedad.

Todo el mundo había visto el vídeo y el stori que Martha había compartido en el grupo de mejores amigos de las DP. Se la había tirado la noche después de haber estado conmigo. Su venganza llegaba ahora para dejarme aún en peor reputación.

—Llego tarde a mi clase, lo siento.

Di un paso para rodear su cuerpo, pero uno de sus brazos me lo impidió.

Tenía todo el brazo de Asher Parker rodeándome la cintura como si fuera lo más normal del mundo.

Salté hacia atrás porque lo que menos quería era que sintiese asco de mis lorzas.

—¿Estás enfadada por lo del sábado?

—¿Yo?

Sí, lo estaba, pero jamás le iba a decir que habían crecido una especie de celos irracionales al comprender que no era el chico agradable que había estado conmigo la noche anterior.

Alargó su mano derecha y tomó la mía con total naturalidad. El gesto me dejó pasmada, pero mi atención duró poco porque uno de sus compañeros de equipo, Finn, pasó por su lado y le regaló una colleja para que, cito textualmente, se le quitara esa cara de enamorado.

Al fijarme en la espalda de Finn, aprecié que no estábamos solos en el pasillo, sino que Emily, Bibi y Leah estaban muy pendientes de nuestra conversación.

Asher no me estaba intentando dejar en ridículo, sino que me quería ayudar.

Apreté su mano para que se diera cuenta de que lo acababa de entender, y mi corazón se volvió a hacer blandito ante el tacto de Asher Parker.

—Eh, no, no estoy enfadada, pero ¿te parece si comemos juntos para hablar las cosas?

Nada más que el plan salió por mi boca, caí en la cuenta de que lo estaba metiendo en un compromiso mayor del de la noche del viernes. Iba a cambiar la propuesta, pero él aceptó con una cara de niño ilusionado y me dejó plantada en el pasillo porque en esos momentos era él el que llegaba muy tarde a clase.

Las horas no pasaban en el reloj. Estaba ansiosa por poder hablar con Mia pero sabía que iba a ser imposible porque su horario nunca encajaba con el mío. A la vez, me arrepentía de haberle pedido a Asher que comiera conmigo. Nos había puesto en la diana, a la luz del día, y en el epicentro de la catástrofe. Todos iban a estar pendientes de nosotros. Y a todo ello se le sumaba una tonta ilusión que mantenía a mi estómago encogido. Asher era un chico de lo más atractivo, por no decir el más atractivo. Cuando había llegado como novedad, todas saltaron hacia su cuello, y él las había abrazado a cada una de ellas, por eso no entendía que mi ilusión fuese más allá. Llegaba al punto de querer conocerlo, porque la noche del viernes me había parecido que escondía algo y que en el fondo era mucho más.

O eso pensaba hasta que, en la hora clave, recibí un mensaje privado de Instagram por su parte cancelando nuestra comida.

@AsherParker: El entrenador Jota me acaba de avisar de un examen antidrogas, ¿lo dejamos mejor en una cena?

Cerré el mensaje.

No le iba a contestar porque, aunque mi vida social no fuera muy boyante, comprendía lo que significaba. Una excusa para no decir la verdad y hacerme daño. Si lo dejaba estar, los dos estaríamos más cómodos sin compromisos por el medio.

No podía negar que la tarde fue un poco cuesta arriba. Había ido a la biblioteca para acabar uno de los trabajos, de normal no tenía problema, me gustaba lo que estaba haciendo y no me suponía un gran esfuerzo, pero el maldito rubio de media melena, con los ojos marrones y un cuerpo de infarto, no cesaba de meterse entre mis apuntes y mi cordura.

Salí de la sala con un rebote conmigo misma de mil demonios.

Nada me preparó para abrir la puerta y estamparme con la visión de Asher Parker, apoyado en su coche, y levantando la mano muy sonriente hacia mí.

¿No había sido una excusa?

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