Capítulo 9

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EMMA

—¿Qué habías pensado?

—¿Qué?

Asher se rió de mi aportación y se puso cómodo en la cama. Reposó su cabeza sobre el brazo que tenía doblado y me mantuvo la mirada con una serenidad que yo era incapaz de seguir.

—Dijiste que habías pensado en algo. Sé que ahora mismo solo puedes imaginar mi cuerpo remojado en agua, pero supongo que antes era otra cosa.

Obvié el comentario y retomé mi idea principal.

—Sí, quería hablar sobre lo de esta noche. Lo de la comida y después esta cena. No sé, no era necesario, con la ayuda del viernes ya me hubiera bastado y te lo agradecí. No quiero que te hagas una idea equivocada o...

—Frena, Em, que luego te va a doler la cabeza de tanto pensar.

—Es que me gusta dejar las cosas claras.

—Por eso mismo lo hice.

No encontré relación de lo que me estaba diciendo con lo que yo había planteado.

—¿Cómo?

—Escuché a Emily diciendo que no se había creído lo del viernes, también dijo mucha más mierda, pero lo importante era eso. Me pareció oportuno callarle la boca, habla demasiado.

Y yo, por el contrario, me había quedado sin una palabra.

Asher se estaba guardando una parte fundamental que se apreciaba en sus ojos.

Pena.

Asher sentía pena por los comentarios que Emily solía hacer de mi cuerpo y de mi timidez, por nada más.

Ilusa, eso es lo que era, una ilusa.

—Sé lo que opina Emily de mí, me lo suele repetir siempre que tiene ocasión, pero es mejor dejarlo como está, Asher. Con lo del viernes y lo de hoy me he convertido en el centro de atención de los cotilleos y eso no me gusta nada, me incomoda.

—Ey, —se irguió para quedar a mi altura, aún más cerca que antes— lo siento, en todo momento creí que te estaba ayudando. La actitud de Emily me parece despreciable, y lo es aún más si piensas que te tienes que acostumbrar a ese tipo de comentarios.

—Ella destaca mis defectos físicos, nada más, es algo que he escuchado desde pequeña.

—¿Qué has escuchado?

Algo en su tono me indicó que estaba enfadado, ¿es que había algún tipo de rencor entre él y Emily que yo desconocía?

—Pues la realidad, Asher, ¡qué más da!

Estaba en una cama. En la habitación del chico. Con el chico medio desnudo. Y siendo ese chico uno de los hombres más atractivos del campus en el que estudiaba. ¿Quién en su sano juicio se iba a poner a hablar de sus complejos?

—Oye, pues a mí sí me da. Emily dijo cosas feísimas que no solo te concernían a ti, sino que a mí también. Dio por hecho mis gustos, y eso no es un comentario sin sentido, es querer reírse de uno cuando no tiene ni puta idea de la verdad.

—Está bien, de verdad.

—No, es que no lo está. —Se puso de pie y elevó la voz. No había visto a Asher enfadado, vale que no lo conocía mucho, pero había visto alguno de sus partidos y jamás entraba en las trifulcas que se generaban en los momentos de tensión—. Es que nadie se puede inventar mierda y contarla a los demás como una verdad universal.

Asher. Amor fingido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora