EMMA
Tras la marcha de mis hermanas DP, decidimos que los cafés se convirtieran en una cena de cuatro. Al principio busqué la aprobación de Mia, pero no tardé en darme cuenta de que mi amiga se adaptaba mucho mejor a este tipo de situaciones que yo.
La cena transcurrió con normalidad, incluso me quedé sorprendida con la afinidad que parecían tener Mason y Mia.
—Os podéis casar y llamar a vuestros hijos eme, por vuestras iniciales.
Esos comentarios infantiles de Asher siempre me hacían gracia y es que, detrás de esa mole de músculos, había un niño con ganas de jugar que salía a pasear cuando estaba relajado.
Desde nuestro abrazo, tenía su olor sobre mis fosas nasales, y es que Asher no olía a colonia, sino a ese tipo de desodorante masculino con algún tipo de aditivo que te hace pensar en las mayores locuras de tu vida.
Sí, sentía ganas de volver a estar entre sus brazos, a sentirme refugiada en ese pecho, pero sabía que había sido una actuación, porque no había vuelto a esa postura desde que nos habíamos quedado solos.
—Podemos ir al cine nocturno este fin de semana, estrenan la nueva peli de los vengadores.
Solía acompañar a Mia por compromiso porque no me gustaban nada esas películas, salía con dolor de cabeza, con tantos cambios de música y movimientos.
—Tenemos un partido importante en Boston.
—¿Os jugáis algo? —preguntó Mia sin conocer en nada la liga de hockey sobre hielo universitaria.
—Entrar en la final para acceder al campeonato más relevante. —Mason lo dijo con el orgullo que ostenta alguien que trabaja duro en sus sueños.
—Podéis venir.
—Em siempre quiere ir a Boston porque es fanática de la biblioteca pública.
—¿En serio? —Los ojos de Asher no soltaron los míos, parecía interesado de verdad.
—Sí, cuando mi coche funcionaba, iba algún que otro fin de semana, me gusta desconectar allí, es una ciudad preciosa.
—Os venís, adjudicado.
—Yo tengo trabajo, chicos, solo podría por la noche.
Mia se sacaba algún dinero extra haciendo sesiones de fotos. En ese fin de semana ya me había comentado que tenía dos.
—Pues vente tú a animarnos, Em. —La voz de Mason se coló en mis nervios de sopetón, pero no fue solo por la propuesta, sino porque Asher se quedó muy, pero que muy sonriente, esperando mi decisión.
—Si perdemos, necesitaremos a un conductor que nos saque de los bares.
—¿Queréis que vaya como pañuelo de consuelo?
—Puede que ganemos... —indicó Ash.
Me pensé la respuesta.
Solía ir a Boston a desconectar y, si ellos tenían el partido, yo podría visitar la biblioteca y todas las tiendas que me gustaban. No tenía que pasar nada, era un plan de amigos.
—Está bien, iré con vosotros.
Mia sonrió y Mason comenzó a aplaudir con una alegría verdadera en la cara. Asher fue otra película, porque me rodeó entre sus brazos y dejó un tierno beso en la coronilla de la cabeza.
—Y hablando de planes, ¿os apetece una cerveza en el bar de la esquina? Creo que Finn ha ido a dar una vuelta.
El plan de Mason nos pareció a todos bien. Conocía de qué bar hablaba, alguna que otra vez habíamos ido Mia y yo a ver un concierto en directo, pero nunca acompañadas por las hermanas DP o por los chicos de hockey.
Estaba cumpliendo mi lista de cosas por hacer en menos de una semana.
—Aún tenemos que seguir nuestra conversación —me susurró Mia mientras los chicos caminaban delante de nosotros.
—No hay mucho más que contar. Él lo hace para ayudarme a ser popular, y como beneficio se siente bien por acallar a las malas de la peli.
El silencio de mi amiga me inquietó, así que la animé a hablar de la forma más sincera posible.
—Di lo que estás pensando y deja de mirarme de ese modo.
—Creo que te estás confundiendo, Em.
—No estoy pillada por él. —No sé por qué dije eso, quizás porque necesitaba rebatir los pensamientos que se estaban formando en mi cabeza.
—No es eso lo que quería decir. Creo que Asher no te ha contado sus motivos reales, por como te mira, y cómo simplemente te toca, pienso que a él le gustas de verdad y lo está utilizando de tapadera para llegar hasta ti.
Me reí en cuanto terminó de decirlo. Mason y Asher echaron un vistazo rápido hacia atrás, pero siguieron con la conversación.
—Tú piensa lo que quieras, pero si abres los ojos, lo verás igual que yo. ¿O es que piensas que si no hubiera nada de intensidad las hermanas Delta Phi se lo hubieran creído?
Me quedé en silencio reflexionando lo que Mia me acababa de decir. Asher no podía pensar eso, nunca había estado con una chica como yo.
Seguimos nuestro camino, aunque con un mal cuerpo que antes no ostentaba. Nada más abrimos la puerta, nos llegó el calor de los focos, y el ruido explotó en nuestros oídos. No había un concierto, pero la música estaba bastante alta, perfecto para aquellos que quisieran bailar un rato antes de volver al día siguiente a la rutina.
Identificamos a Finn en medio de un corrillo de mujeres. No me hizo falta verles la cara para saber que alguna de ellas vivía en la hermandad cuando yo lo hacía, e incluso eran amigas de Emily.
—Nos podemos ir, si quieres.
—No, está bien, tranquila.
Abracé a Mia que, a diferencia de mí, no parecía nada nerviosa, y seguimos a los chicos que ya estaban saludando a todos.
—Tíos, ¡qué sorpresa!
Finn estaba más perjudicado de lo que al entrenador Jota le gustaría ver de uno de sus jugadores.
—Finn, sabes que no te puedes pasar con el alcohol. —Ahí estaba el tono de Mason que dejaba a todos cuadrados por su grave sonoridad.
—Joder, estas tías me han liado con un juego nuevo en donde tienes que elegir beso o baile. He tenido que hidratarme después de tanto ejercicio.
Busqué la mirada de Mia con impaciencia.
Ese juego no lo conocíamos, y solo con mirar los ojos sonrientes de las chicas, entendimos que no iba a ser una noche tranquila.
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Asher. Amor fingido.
RomanceUn jugador de hockey popular. Una chica atrapada en los complejos. Un trato: ser novios #falsos Asher Parker. Jugador estrella del equipo de hockey sobre hielo. Rubio con ojazos marrones enmarcados en unas pestañas de infarto. Además de ser el rom...