Asher. Amor fingido.

Capítulo 12

EMMA

Necesitaba hablar las cosas con Mia. Con ella no podía seguir esta pantomima y, aunque no me hubiera comentado nada de la foto con Asher, estaba más que segura que la había visto, o por lo menos había escuchado hablar sobre ella.

Me conocía lo suficiente para saber que era cuanto menos extraño, que un día estuviera sudando la gota gorda por tener que hacer el ridículo en una fiesta delante de Asher, y una semana después me hiciera una foto en su cama.

Habíamos quedado en una de las cafeterías cercanas a la universidad que ambas adorábamos. Tenían una sección de cafés con nata que eran las delicias de cualquiera, y a partir de las seis de la tarde, cambiaban la carta para ofrecer las hamburguesas más orgásmicas que tu paladar hubiera podido catar.

La vi nada más entrar en nuestra mesa habitual.

Su pelo moreno estaba enzarzado en un moño rápido del cual le caían varios mechones por la frente. Aunque la viera hacérselo mil millones de veces, seguía sintiendo envidia por la capacidad que tenía de dejarlos siempre perfectos. Si yo me hacía un moño deprisa y corriendo, la gente pensaba que una rata se había colado en mi pelo y había intentado dejarme calva.

—Hola, preciosa.

Sonrío. Bien, era un paso para saber que no estaba enfadada.

—Hola, novia de Asher Parker.

—Lo sabes.

—Lo sabe media universidad.

—¿Estás molesta?

—No porque sé que algo hay detrás y que me lo vas a contar ahora mismo.

Fui corriendo a pedir mi café con chocolate y nata de naranja. Esta conversación iba a requerir de mucha precisión para no confundir las cosas.

—No sé por dónde empezar.

—Me basta con saber lo que ocurrió después de que el viernes de noche te fueras de mi habitación.

—Sabes que Asher me ayudó con la pantomima...

—Sí.

—Y pensábamos que todo el asunto estaba zanjado porque Emily ya tenía lo que quería.

Mi amiga elevó las cejas porque ella no opinaba de ese modo. Me dijo justo lo que ocurrió: Emily no quería que yo saliera vencedora, así que la reprimenda iba a venir con regalo sorpresa.

—Bueno, yo sí que tenía fe en que se le olvidara el asunto.

—¿Y qué tiene que ver todo esto con que ayer estuvieras en la cama de Asher?

—Pues que Asher escuchó una conversación de Emily con las chicas, quiso ayudarme, y todo el asunto se complicó aún más.

—¿Cómo de complicado?

Miré hacia los lados. No quería que nadie estuviera cotilleando nuestra conversación, más bien era de vital importancia que nadie escuchase lo que le tenía que decir a Mia, así que, además de cerciorarme que nadie nos observaba, me acerqué a ella para susurrarle el plan que teníamos entre manos.

—Asher quiere que finjamos que somos novios falsos para que me dejen en paz.

—¿¡Que Asher qué!?

Mi plan falló en cuanto Mia alucinó con lo que le conté. Parte de la cafetería, llena de estudiantes universitarios, se quedaron mirando hacia nosotras, pero no fueron los únicos. Unos pasos acompasados llegaron hacia nosotras con un talante que tenía que ser natural, porque jamás comprendí cómo eran capaces de mover las caderas de ese modo.

—Detallando los trapos sucios de tu nueva conquista, Emma.

—Hola Bibi. Adiós Bibi. —Mia sorbió el batido con fuerza para que el sonido las incomodara.

—Ya nos hemos enterado de la noticia. —Leah se mostró ilusionada, como si ella misma estuviera viviendo esta historia de amor idílica—. Asher es guapísimo.

—Lo es. —Y cualquiera que tuviera ojos lo podía decir.

—¿Cómo es que no está contigo? ¿Ya habéis tenido la primera crisis de pareja?

—Zorra. —Mia lo dijo tan bajito que Bibi ni siquiera lo escuchó, pero yo sí, y tuve que reprimir las ganas de reírme.

—Puedo pasar tiempo con mis amigos, es compatible.

—¿Así que es cierto, estáis saliendo?

Miré de forma instintiva hacia Mia. Tenía que decir que sí, con una rotundidad que no sentía, porque en realidad todo era falso. Asher solo me estaba ayudando a escalar posiciones en la sociedad. De ser una pringada, a alguien normal.

—Claro.

—Guau, ¿y cómo besa?

—Leah, eso no hace falta que se lo preguntes a Emma, lo sabe media universidad.

Me tragué el nudo de celos e incomodidad que se despertó en mí. Bibi tenía razón, yo no tenía esa información, pero otras muchas sí, y eso, por alguna razón, me despertaba una incomodidad incompatible con el teatrillo que habíamos montado.

—¿Qué sabe media universidad?

Al escuchar quién había hablado, giré la cabeza en redondo para encontrarme con el pelo despeinado de Asher. Debía de tener algún problema de gusto, porque me fascinaba cada vez que lo veía vestido con el chándal del equipo. Pantalones oscuros, apretados en el trasero, pero más flojos a lo largo de las piernas, y una sudadera ancha azul marino, con las letras de YALE, que le hacían parecer más ancho de espalda de lo que ya era de por sí.

—Estábamos preguntándole a Emma sobre vuestra relación. Se os ve muy... ¿Ilusionados?

Ante nuestra perplejidad, Asher, y su acompañante que se trataba de Mason, se sentaron con nosotras con la mayor naturalidad posible, mientras Bibi y Leah esperaba la respuesta de mi nuevo novio (falso).

—¿Ilusionados? Yo diría que estamos en la puta cresta de la ola. ¿No es así, cielo?

Acercó tanto su cara a la mía que temí que me fuera a plantar un beso delante de toda la cafetería.

—Sí.

—No podemos separarnos ni cinco minutos.

Pasó su brazo por encima de mis hombros y me arrinconó en su pecho. Sentí su calor masculino salir de la sudadera y abrazar cada parte de mi cuerpo.

—Si hace cuatro días que os conocéis —indicó Bibi con toda la razón del mundo.

—¿Eso que escucho es envidia? —Todos nos giramos hacia la voz profunda de Mason. Si ese tío algún día se enfada, podría llegar a dar mucho miedo.

—Para nada. Solo curiosidad.

Nos quedamos los unos mirando hacia los otros, hasta que se dieron cuenta de que era la hora de dejar de hacer el ridículo.

—Tenemos planes, será mejor que nos vayamos, venga Leah.

—Que tengáis un buen día. —Y al moverse hacia el pasillo para que le escuchase, Asher me incrustó más en su abrazo. 

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