ᴘᴇQᴜᴇñᴀ ᴍᴇɴᴛɪʀᴏꜱᴀ
Giselle Evans es una chica a la que siempre le ha gustado jugar con fuego.
A pesar de que se le advirtió que podría quemarse, decidió enredarse entre los rivales más grandes de Japón; el detective L y el famoso asesino Kira.
¿Qué s...
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Mis manos estaban inmóviles atadas por detrás de mi espalda con una cuerda, mis rodillas tocaban el frío suelo y estaba completamente desnuda. Mi pecho subía y bajaba con más rapidez de lo normal, mis senos estaban cubiertos un poco gracias a mi largo cabello castaño, pero por mi trasero no había mucho que hacer.
Levanté la vista para encontrarme con los dos más grandes rivales de Japón semidesnudos, sus cuerpos solo tenían ropa del torso para abajo. Ambos estaban sentados sobre la cama de mi habitación, aquella que había sido profanada más veces de las que podía contar.
Light estaba recargado sobre sus codos, mirándome con una expresión divertida y maliciosa, mientras que L estaba un poco inclinado hacia enfrente, parecía ansioso, aunque no tanto como yo.
Con las pupilas dilatadas y bastante excitados, ambos me miraban como si de una presa se tratara, y como si estuvieran deseando destruirme de más de una manera posible.
¿Cómo es que había llegado aquí?
Bueno, en primer lugar, debo aclarar que estoy aquí por voluntad propia. Nadie me ha obligado. He sido yo misma quien ha abierto la puerta para esta especie de juego sexual, entre los tres. Debí haber sabido que me estaba metiendo en un terreno peligroso. Aunque, siendo honesta, no detesto nada de esto.
Así que, mientras esperaba —un tanto impaciente— a que alguno de los tres cediera, recordé cómo había comenzado todo.
En un inicio solo éramos L y yo, teníamos una relación y por un tiempo eso estuvo bien. Incluso me mudé al cuartel general para estar más tiempo a su lado, pero después... solo no fue suficiente y comencé a aburrirme. Nunca tuve claro qué sucedió o por qué, aunque quizá su adicción al trabajo influyó.
Ni siquiera era algo específico en él, era simplemente yo y mi idea de querer sentir adrenalina corriendo por mis venas para sentirme viva.
Y casi como si fuera planeado, Light apareció en la investigación del caso Kira. No entendía por qué L lo había puesto ahí si era su principal sospechoso, pero tampoco me importaban demasiado las cosas relacionadas con sus labores como detective.
El sexo con L era bueno. Qué digo bueno, podía decir que era un prodigio en todo lo que hacía.
Sin embargo, Light se había metido en mi cabeza durante bastante tiempo, más del que me hubiera gustado admitir. Había descubierto su identidad como Kira por mera coincidencia, un día que por accidente lo escuché de la estúpida rubia; Misa Amane.
Debo aceptar que también sentía algo de celos al saber que ella pasaba mucho tiempo con él. Sentía que Light, al igual que L, me pertenecían. Eran míos y de nadie más. Era egoísta y retorcido, pero no me importaba.
Inevitablemente, el castaño notó que sabía sobre quién era él en realidad y en lugar de asesinarme, decidió aprovechar mi relación con L, utilizándome para averiguar su verdadero nombre. Era una jugada arriesgada, pero inteligente.
