07 | ᴅᴇᴄɪꜱɪᴏɴᴇꜱ

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Cuando regresé a mi habitación por la noche había una pequeña caja azul marino sobre mi cama

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Cuando regresé a mi habitación por la noche había una pequeña caja azul marino sobre mi cama. La tomé mirándola con curiosidad intentando descifrar su contenido, deslicé el listón que la envolvía y la abrí. Una pequeña tarjeta que estaba sobre la tapa se cayó al suelo. La recogí y leí la nota.

"No olvides contestar mis llamadas de nuevo."

—Light.

Dentro había un celular nuevo.

Tuve que resistir el impulso de rodar los ojos.

Lo peor de todo es que ya me parecía algo normal, Light siempre hacía cosas estúpidas y luego terminaba disculpándose —si es que a eso se le puede llamar disculpa—, con algún regalo. De milagro esta vez no era lencería de encaje.

Suspiré y guardé la caja, ya tendría tiempo para volver a organizar mis contactos y todo lo demás. Por ahora me limitaría a tomar una ducha que esperaba que ayudara a aliviar mi cuerpo adolorido y también la confusión de mente.

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Los siguientes días pasaron con normalidad. Tan normal como puede ser cuando vives en un edificio de veintidós pisos donde se está llevando a cabo la investigación más importante del mundo; la actual investigación sobre el caso Kira. Lo que se traduce en: papeleo, reuniones largas, agentes cansados y tecleos de computadora. Sin mencionar las cantidades inconmensurables de café y otros estimulantes para mantenerse despiertos.

Desde luego, yo no formaba parte de nada de eso. En gran parte, por ello muchos de los investigadores solía criticar mis apariciones repentinas, o simplemente me veían mal cuando utilizaba el elevador principal. La verdad es que no me importaba demasiado, pero a veces me hacía dudar lo suficiente sobre algunas cosas.

Lo principal, sobre mi estancia en el cuartel.

Si bien solía aparentar que no me afectaba nada de lo que los demás pudieran pensar de mí, en el fondo, había una cierta tensión en mi estómago que no podía aliviar del todo. No tenía claro si se debía a L o Light, o quizá solo era el enredo y tensión que implicaba estar en medio de ambos, pero algo no se sentía bien.

¿Gis? —la suave voz de Marianne me trajo de vuelta a la realidad.

Fue entonces que recordé que estaba en medio de una conversación con mi mejor amiga, la única que me escucharía mil veces sin cansarse. Nos encontrábamos en una pequeña cafetería, donde solíamos vernos algunas veces, cuando su trabajo y estudios se lo permitían, o cuando la necesitaba tanto que casi hacía un drama para que ella hiciera un pequeño espacio para mí.

𝑳𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝒍𝒊𝒂𝒓 | 𝑳 𝒚 𝑳𝒊𝒈𝒉𝒕 × 𝑶.𝑪.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora