La Carta de la abuela Tita

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Me he debatido una y mil veces si escribirte esta carta es cruel o justo. Todavía no lo sé. No sé si con esto esté sacándote de tu feliz ignorancia o si estoy reviviendo fantasmas del pasado que prefieres olvidar. No creas que la decisión de escribirte fue deliberada, que no me he cuestionado una y mil veces si no es acaso egoísta, sino es mi propio dolor, resentimiento, pena y arrepentimiento, los que me hacen escribirte estas palabras. Nunca he creído que las acciones humanas estén del todo libres de egoísmo. No hay nada que sea por completo desinteresado, pero apuesto a que a estas alturas ya lo habrás descubierto.

Me pregunto si para cuando recibas mis palabras aún te llamarás Tomás, o si en algún momento entre mi muerte y que esto llegara a tus manos, encontraste la fuerza para ser tu misma como siempre quisiste. Uno de los recuerdos que guardaré incluso después de muerta y en mis siguientes vidas, si es que eso existe, es lo feliz que eres cuando te dejo usar mis labiales y mi ropa. Tus padres me matarían si se llegasen a enterar de eso, bueno, ya estoy muerta, así que no tiene importancia.

Lo sé, lo sé, estoy divagando demasiado. Culpo a la enfermedad por ello, bueno, la enfermedad y a que sigo sin estar segura de escribir esto, pero supongo que, sin importar la razón, debes saberlo. Para cuando recibas la carta tendrás dieciocho, ese ha sido mi último deseo. Me hubiese gustado dejarte la casa, pero la ley de este país me obliga a dejársela a tu madre, así que la vendí y el dinero lo estoy usando para vivir el tiempo que me queda. Lamento que sea solo un pedazo de papel y malos recuerdos lo que obtendrás de mí, pero espero que hagas lo correcto para ti una vez sepas todo.

¿Te conté alguna vez por qué salí corriendo de mi matrimonio con tu abuelo? Bueno, como alguien que no creció dentro de la religión evangélica – cristiana, adaptarme a las exigencias de la iglesia, fue muy complicado para mí, pero yo amaba a Tomás y vi todo como parte de mi amor por él, porque el amor es sacrificio, o eso había aprendido yo.

Pues déjame decirte que es pura mierda. El amor es muchas cosas, cariño, cosas que no puedo explicarte en una simple carta y que será mejor que descubras tu misma, pero lo que sí te puedo asegurar es que no es sacrificarse a uno mismo y su amor propio por el otro. Eso precisamente fue lo que yo hice, dejé de ser yo por tu abuelo, permití cosas que jamás hubiese permitido en nombre de un amor que no existía realmente. No se puede hablar de amor cuando lo único que él buscaba de mi era completa obediencia, sumisión y una mujer perfecta para mostrar ante la congregación.

Cuando tu madre cumplió seis años vi algo que no creí posible, vi lo que tu abuelo hacía con esos chicos, así que tomé a mi hija y me fui de allí. Ya sabes que tu madre jamás me perdonó por eso. Él era su adoración, desde que nació así fue. Sara nunca me quiso realmente, tu abuelo era la luz de sus ojos, y por más que traté de alejarla de todo ese mundo, ella siempre encontró la forma de acercarse más y más a la iglesia hasta que volvió con su padre.

Yo la dejé ir ¿Qué podía hacer? Ya era mayor de edad y después de todo, él era su padre. Me alejé de su vida como ella me lo pidió, no estuve en su matrimonio, ni en tu nacimiento, y me perdí los primeros años de tu vida. Lamento eso, en serio lo siento porque si yo hubiese estado allí, no hubiese permitido que pasaras por todo lo que pasaste.

Lo que tu madre no sabía, y aun no sabe, es que dentro de la congregación aún me queda una gran amiga que nunca ha estado de acuerdo con muchas cosas que los hombres hacen, con como dirigen la iglesia, así que ella me mantenía al tanto de todo. Fue quien me dijo que estabas en peligro, que tu abuelo había decidido que necesitabas un correctivo porque habías venido con el alma corrupta desde el vientre de tu madre.

Cuando hui con Sara, me aseguré de llevar conmigo algo que me mantuviera a salvo. Robé papeles y fotos de la oficina de tu abuelo, aun los conservo. Así que al saber que estabas siendo sometido a esas atrocidades, fui por ti amenazando a todos con exponer lo que estaba pasando si no te dejaban en paz. Fue entonces cuando te conocí, y juro que te amé desde el primer instante que te vi. Me di cuenta lo especial que eras, y supe que debía protegerte de toda esa locura y ese fanatismo enfermo de la gente que te rodeaba. He intentado hacerlo desde entonces, y aunque no ha sido fácil, creo que he hecho un buen trabajo, sobre todo desde que Tomás murió. Pero ahora que se que ya no estaré, debo asegurarme de que tú también tengas un seguro de vida, algo que te ayude cuando necesites salir de allí.

Se que esperar a que tengas dieciocho años para que veas esto es demasiado, lo más probable es que hayas querido salir huyendo de esa casa hace mucho tiempo, pero no creo que sea oportuno que veas todas esas fotos, videos y revivas esas cosas horribles, así que le he dicho a mi amiga dentro de la iglesia que espere a que tengas dieciocho antes de entregarte esto. Debes conocerla, es la madre de la esposa del pastor. Ella cuidará de ti cuando yo no esté.

Tendrás que ser muy fuerte. Se que dolerá mucho cuando empieces a descubrir quién eres porque no tendrás a nadie a tu lado que te ayude con ello, espero que en algún momento encuentres personas que te acompañen en ese viaje. Lamento no poder verlo, no poder estar allí, no poder ser yo quien te ayude. Me da curiosidad saber qué nombre elegirás, como te verás una vez te conviertas en la persona que estás destinada a ser. No importa, sea lo que sea que elijas, estaré muy orgullosa de ti. Recuerda ser fuerte siempre, porque este mundo es particularmente difícil para las personas como tú.

Te amo,

La abuela Tita. 

SERIE NUESTROS MEJORES DÍAS - 2. JUSTO A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora