Mi omega huele a lo que me gusta, bananas ☘ ChanIn

୨୧ Extra 1

Para Félix fue irremediable el caer por Hyunjin. Lo primero que aprendió del mismo, fue el amor y admiración que este sentía por su padre. Lo notó en el brillo de orgullo en sus ojos al relatar cómo había salido adelante sin ayuda de nadie más. Se notó caer cuando le contó la historia de su madre cometiendo esa equivocación y haciéndose cargo sin dudar, cuando le contó sobre su situación y vio su admiración al hablar de cómo ésta estaba saliendo adelante sin dejarse vencer.

Lo notó aún más al pensar que este hombre nunca se propasó con él, sin siquiera intentar besarlo en ningún momento por no querer ser irrespetuoso. Fue en los pequeños detalles, como el broche de cortejo otorgado después de su sexta cita, o los almuerzos con los que llegaba cada día a su oficina.

Nunca dudó de los sentimientos del alfa, por lo que cuando estaba por llegar su celo, sugirió pasarlo juntos, aún sabiendo que eso podía terminar con una mordida en su cuello. El día en el que su celo llegaría, se encontró a sí mismo rogándole al alfa que lo marcara cuando llegara su primer calor y, a pesar de todas las negativas, el alfa terminó cediendo.

Y ahí se encontraba a sólo un mes de haber conocido personalmente al alfa. Sentado en la barra del apartamento donde el alfa solía pasar sus celos desde que se hizo vergonzoso que su padre lo cuidara porque se habían hecho más fuertes. Hyunjin les hacía el desayuno, acercándose a él cada cierto tiempo para besar su marca y susurrarle bonitas palabras que lo hacían sentir adormecido y feliz.

Dos semanas después, se encontraba en el hospital, esperando sus resultados mientras su madre se encontraba en su terapia. No iba a mentir y decir que no tenía miedo de que pudiera ser, llevaba días sintiéndose mal, vomitando todo lo que comía, incluso lo más mínimo, así que decidió que iba a ir al médico antes de preocupar más a Hyunjin y a su madre, incluso a él mismo.

—Bien, Félix, tenemos tus resultados del examen de sangre.

—¿Y qué tengo? ¿Por qué vomito todo lo que como?

—Bueno, vomitas todo y lo seguirás haciendo, porque estás en tu primer trimestre de embarazo y es uno de los malestares.

—¿Em-embarazado? —preguntó sorprendido.

—Sí, tiene unas dos semanas aproximadamente.

—Dios mío, ¿qué voy a hacer?

—¿No tienes alfa? —preguntó extrañado el médico, ya que podía ver la mordida en el cuello del omega.

—Sí, pero creo que la unión es muy reciente, no hemos hablado sobre tener hijos —sentía un ataque de pánico llegar.

—Mira, lo mejor es que te relajes, estoy seguro de que tu alfa va a estar feliz con saber que van a formar su propia familia. Estoy seguro de que él te ama y te estás preocupando en vano.

—Creo que voy a hablar con mis amigos antes de hablar con él. Lo conocen de toda la vida y seguro sabrán cómo va a reaccionar.

—Todo va a estar bien, ya lo verás. Ahora, te voy a dejar la cita para dentro de dos semanas, que estarías cumpliendo el primer mes, espero verte aquí con él.

—Gracias, doctor, yo espero lo mismo.

—Entonces, ¿estás embarazado? —preguntó Jeongin.

Se encontraba haciendo una videollamada con Jeongin y Jisung, luego de decirles que debía hablar con ellos lo más pronto posible.

—Sí, no sé qué hacer.

—¡Eso es increíble!

—No lo es, ¿qué pasa si Hyunjin no quiere un bebé?

—No lo sabremos, Hyunjin quiere un bebé, te lo aseguro.

—¿Cómo puedes saber eso?

—Cuando Jeongin nos reunió para contarnos de su embarazo, estoy seguro de que Hyunjin era el más feliz, y cuando Minho se fue porque tenía una reunión con Christopher, Hyunjin nos comentó que ansiaba formar una familia contigo, pero no sabía cómo sacar el tema contigo —contó Jisung.

—Es tan tonto, somos tan tontos y lo amo tanto.

—El punto es que deberías decirle, él va a estar feliz con la noticia.

—Pero no sé cómo hacerlo.

—Bueno, nosotros lo vamos a decir en casa de Jeongin y Christopher, la próxima semana. Puedes hacerlo con nosotros si lo deseas.

—Eso suena bien, gracias chicos.

—No es nada, Bokkie —le dijo, haciendo mención del apodo que la madre de Félix solía decirle de niño.

—Saben que detesto ese apodo.

—A nosotros nos gusta y es bonito decirlo.

—Cómo sea, debo irme, nos vemos luego.

—Nos vemos, Félix.