09.-Consuelo

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No soporto ver más aquella escena, salió de ese cuarto con lágrimas bajando de sus ojos dejando la mochila tirada en el suelo haciendo que el termo se abra y que el taper suenen como si fueran los únicos ruidos de esa sala

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No soporto ver más aquella escena, salió de ese cuarto con lágrimas bajando de sus ojos dejando la mochila tirada en el suelo haciendo que el termo se abra y que el taper suenen como si fueran los únicos ruidos de esa sala.

Lo único que hacía era correr, como si fuera una maratón que se corto ya que de un instante a otro sonó su teléfono, haciendo que se detuviera en un baño para poder contestar.

Luzu, te estoy esperando ¡ya son las diez!–por el celular sonó la voz del oji morado–

Pero el no respondía, sentía que si lo hacia su voz se rompería al soltar palabra alguna, tratando de contener pequeños sollozos que salían de el inconscientemente, cosa que a través de la línea Vegetta escucho claramente sin pasarlo despercibido.

Luzu, ¿que pasa?–se pudo escuchar preocupado–

¿P-Puedes venir a la alcaldía?–ignorando lo dicho anteriormente pregunto–

Claro, voy de camino–

La llamada fue cortada por el castaño, si seguía hablando posiblemente ya estaría llorando a mares y no habría nada que lo calmaria. Sus ojos se encontraban rojos, apoyándose en la pared de baño mojando la polera azul que llevaba puesta.

No quería pensar en Quackity, no quería verlo a la cara, más sus plegarias no fueron escuchadas, de echo pareció que sus palabras fueron un imán que atrajo al anterior mencionado. Al escuchar los llamados del mexicano se metió a uno de los cubículos de aquel baño, rogando para que no lo encontrara.

Su corazón quería ir hacia la voz que más de una vez lo hizo feliz, que lo hizo sonreir y la persona con la cual actualmente estaba casado. Pero tampoco quería ir a ese chico que no hacía nada más que hacerlo sufrir, que lo hacía llorar y que poco a poco comenzara a depender de el en busca de atención y mimos como lo era anteriormente.

¡Déjenme pasar!–

Reconoció rápidamente el grito, salió lo más rápido que pudo sin importarle si los híbridos lo veían o si tan solo notaran su presencia entre los largos pasillos de la alcaldía, encontrándose con Vegetta, el cual dejo de forcejear contra los asistentes para abrazar al castaño quien solo se apoyo en sus brazos, correspondiendo el abrazo del ojos morados. El ya mencionado lo llevo hasta el estacionamiento donde se encontraba el auto con el cual se irían en ese preciso momento.

Las puertas fueron abiertas, el peli negro sentó al ojo rubí en el asiento de copiloto y el en el de piloto, cerrando la puerta para posteriormente encender el carro e irse de ese lugar.

Tenía tantas dudas en ese momento, que habría pasado para que al llamar a Luzu, este soltando sollozos y con la voz tan quebrada y rota, pues temprano a las seis de la mañana aproximadamente se notaba en su voz lo animado que estaba.

Por ahora no haría pregunta alguna, no lo quería incomodar después de todo.

El castaño quedó viendo la ventana sin decir nada, se sentía tan mal que tan solo hablar lo hacía quebrar cual vaso de vidrio fuera. Se sentía mal por Vege, el ya tenía el anillo, con una gran emoción y sonrisa de por medio, hasta le hablo a el para pedirle compromiso al de orejas de oso y su novio Rubius engañandolo de esa manera.

Padre "Soltero"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora