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112 d.C

Desembarco del rey, tierras de la corona. 


Aquellos días habían sido complicados. Aún quería ir a ver a su prima para decirle tantas cosas. Pero se había ido de un momento a otro, dando a luz un débil heredero sin posibilidades de sobrevivir. 

La ceremonia fue bastante silenciosa, en la que su hermano estaba devastado. Pero Daenaera no podía sentir empatía por su hermano. Había condenado a muerte a su prima, todo por la ambición de un heredero.

Maldita traición westerosi.

- ¡Dracarys! - chilló su sobrina, mientras su dragona Syrax acababa de quemar los cuerpos de su prima y sobrino.

Ella miró a su esposo, que estaba en silencio. Podía sentir la mirada de Otto en sus nucas, observando, maquinando como siempre. Daenaera se estaba empezando a cansar de aquello que era la corte, Desembarco, su hogar.

El cuerpo del que alguna vez fue su prima se quedó en cenizas. Y el rey fue el primero en marcharse. Rhaenyra lo siguió no poco después.

- Marchemonos, Daenaera - La mujer miró levemente a su marido, que siempre ponía su bienestar al caos.

Ambos empezaron a caminar, al igual que los demás.

- Mysaria ha mandado noticias, quiere reunirse con nosotros - Daenaera asintió, mientras este la miraba preocupado. - ¿Estás bien?

- Cansada. De todo, Daemon. Otto sólo quita energía

- Es una sanguijuela, no se qué esperabas de ello - La peliplateada rolo los ojos de cansancio. - Además, no tienes porqué preocuparte de eso. Voy a hablar con Viserys para que podamos ir a Rocadragón a pasar tu embarazo. O para siempre, como tú quieras

- Daemon... A ti solo te gusta el caos, no la vida tranquila - ella le miró - ¿Y si quieren casarlo con otro y tiene hijos?

- Nae... Yo no quiero el trono de hierro. Bueno, si, pero tampoco quiero provocar una rebelión a nuestro hermano. - Daenaera suspiró - Si viene un usurpador a quitarlo, si.

- ¿Y si esa es tu sobrina Rhaenyra? - le preguntó, mirándole a los ojos - ¿Qué harías entonces?

- ... Para su desgracia, Rhaenyra no es un hombre. No la aceptarán, como si me aceptarán a nosotros... Y a nuestro futuro hijo

La peliblanca volvió a mirar la pila de cenizas, mientras el sonido del mar, envolvía el silencio.

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- Siento hacer que nos encontremos aquí - comentó Mysaria, mientras los dos esposos se miraba de reojo. 

- Dime. ¿Son ciertos los rumores? - hablo ella, mientras Daemon se movía levemente, dejando entrever su rostro escondido en su capa.

- Primero tendría que saber que rumores son esos, ¿No? - dijo Daemon, mientras miraba a las dos.

- Otto obliga a su hija a hablar con vuestro hermano... Para ver si yace con él.

- ...

- Dragones con sangre Hightower, lo que faltaba - suspiró Daenaera, mientras le tocaba el hombro a su esposo.

- Debemos evitarlo a toda costa

- ¿Cómo? Esa muchacha está igual o peor manipulada que Viserys - dijo esta, moviéndose. - ¿Acaso quieres buscarle un matrimonio para ella?

𝘓𝘢 𝘤𝘢𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯 𝘥𝘦 𝘧𝘶𝘦𝘨𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora