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a la mañana siguiente unos brazos rodearon la cintura de jaemin mientras estaba apoyado sobre la encimera, terminando su desayuno y revisando su móvil. su dentadura perfectamente alineada salió a la luz cuando supo de quién se trataba, por lo que se incorporó hasta que su espalda chocó contra un fornido pecho y se giró sobre sus talones.

―buenos días, ricitos ―saludó con un tono de voz coqueto instantes antes de besarle sensualmente, adorando el sabor sobre la punta de su lengua que había comenzado a memorizar desde la tarde pasada.

―no estabas en la cama cuando me he despertado ―se quejó donghyuck haciendo un puchero tierno que rápidamente fue besado.

―alguien tiene que hacerles el desayuno, ¿no? ―respondió sin dejar de sonreír tontamente. ―además, hoy tengo que ir con tu madre a la ciudad a hacer unos recados.

―¿tiene que ser hoy? ―el ojimiel se comportaba con un niño haciendo una rabieta, pero a jaemin le encantaba.

―sé que me echarás de menos, pero prometo compensarte ―negoció, acariciando lenta y eróticamente su pecho fornido con una mano, deteniéndose milímetros antes de llegar hasta la entrepierna.

un gruñido reverberó en la garganta del más alto, quien le robó un fugaz y apasionado beso justo antes de que la mujer de la casa apareciera en la cocina.

―buenos días, hijo ―se acercó hasta el susodicho y besó su mejilla con amor. luego se giró hacia el ojicastaño y le mostró la misma expresión enternecida. ―¿estás listo, cariño?

―sí, señora sunyoung ―asintió mientras recogía el plato y la taza de su desayuno y lo ponía a lavar en el lavavajillas. ―hasta luego, hyuck ―se despidió guiñándole un ojo de manera cómplice

el aludido vió cómo su madre y el castaño desaparecían por la puerta que conducía hacia el garaje y suspiró satisfecho. aquella noche había sido la mejor de su vida sin lugar a dudas. jaemin se escabulló en su habitación una vez se hubo asegurado de que no quedaba nadie despierto en la casa y le mostró el enorme apetito sexual que tenía, como si lo de esa tarde jamás hubiera ocurrido. estuvieron disfrutando del cuerpo ajeno hasta entrada la madrugada, importándoles bien poco a quién podrían despertar con sus gritos de puro placer.

sus recuerdos se vieron interrumpidos cuando sus dos hermanos aparecieron charlando entre ellos en aquel preciso instante, sentándose junto a él en la mesa y comenzando los tres a desayunar.

―¿y jaemin? ―preguntó con curiosidad mark, pues no era para nada habitual no encontrarlo merodeando por los alrededores a aquellas horas de la mañana.

―se acaba de ir con mamá a hacer unos recados a la ciudad ―explicó encogiéndose de hombros. entonces vinieron a la mente las palabras del día anterior del castaño, justo tras su primer encuentro. ―¿qué opinan de él? ―quiso saber con curiosidad, captando la mirada confundida de sus parientes. ―de jaemin, físicamente hablando, me refiero.

―es muy bonito ―respondió enseguida el mayor de ellos. ―tiene unas caderas para procrear que serían la envidia de cualquier mujer.

―vamos, que tiene buen culo ―se burló donghyuck ante los tecnicismos del futuro doctor.

―las caderas y el culo no son lo mismo... ―comenzó a explicar, pero se calló al ver los semblantes de "no queremos una clase de anatomía ahora" del resto. ―pero sí, también tiene buen culo.

―¿te lo follarías? ―jeno casi se atragantó con su tostada ante la pregunta para nada oportuna de su hermano.

―no me importaría ―respondió mark encogiéndose de hombros con simpleza.

they love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora