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jaemin fue dejando un reguero de besos en la mandíbula y cuello del mayor, adorando el olor que desprendía su piel y percibiendo el sabor en la punta de su lengua. le gustó que fuera diferente al que degustaba con el fotógrafo, así no habría lugar a confusiones y podría disfrutarlos a ambos mucho más.

cuando llegaron a su destino, el doctor le ayudó a bajar de sus caderas y se alejó dos pasos para observarle detenidamente. no se podía creer que estaba a punto de pasar aquello que siempre había soñado, pero que se había convertido en una obsesión desde esa mañana, cuando donghyuck le comentó los planes que tenía el joven para ellos.

―quítate la ropa, querubín, necesito revisarte bien ―le pidió amablemente, incapaz de esconder la urgencia en su voz.

―y en profundidad, doc ―añadió el otro, deshaciéndose lentamente de su ropa.

mark sonrió de lado ante el doble sentido en las palabras del más joven y notó su respiración acelerándose a medida que más piel iba quedando al descubierto. hizo un gesto hacia su cama con la mano, invitándolo a tumbarse en ella una vez estuvo como dios lo trajo al mundo. se permitió deleitarse con la imagen del chico sobre sus sábanas unos segundos, aunque luego se acomodó sobre él, cerniéndose sin apoyar el peso en su cuerpo.

―veamos, parece que la coloración de la piel es la adecuada ―comenzó a pasar la yema de sus dedos por el cuello de jaemin, quien se estremeció ante el suave contacto. ―es tersa, suave y firme, no hay presencia de verrugas ni marcas que puedan indicar alguna enfermedad ―hablaba más para sí mismo que para su acompañante, mientras sus manos descendían por su cuello, sus hombros y brazos, su pecho y estómago hasta sus muslos.

la respiración de jaemin se aceleró rápidamente, claramente excitado con el juego que habían empezado. sin lugar a dudas, pensaba jugar más a los médicos con mark. su cuerpo se arqueaba y respondía con intensidad ante sus caricias, y ya se sentía arder bajo su toque. y eso que tan solo llevaban unos minutos de intimidad compartida...

―tu temperatura también parece normal, voy a comprobar tu sensibilidad ―seguía narrando el ojimiel, realizando el mismo camino que habían trazado sus dedos con sus labios.

tarareó complacido al ver cómo los vellos del castaño se erizaban bajo sus besos y aliento, el chico estremeciéndose bajo la boca sutil y cuidadosa del mayor. se sentía al borde del colapso, las sensaciones eran demasiado intensas para el poco tiempo que había transcurrido.

jadeó con fuerza cuando sus piernas fueron levantadas en un movimiento rápido y ágil, dejándolas dobladas sobre su pecho y exponiendo su centro. su miembro se alzaba glorioso entre sus muslos, apuntando directamente al ojimiel que le estaba haciendo perder la cabeza. este lo acarició con los dedos, acunándolo en su palma y masturbándolo brevemente y con mucha delicadeza, sacándole el primer gemido real a jaemin.

no obstante, el contacto fue retirado rápidamente, muy a pesar del receptor de las caricias, quien no dudó en quejarse por lo bajo, provocando una sonrisa divertida en su acompañante. mark dejó el erecto pene del ojicastaño para centrarse en su entrada, adorando cómo esta seguía algo dilatada tras la extenuante sesión sexual que mantuvo el joven la noche anterior con su hermano. dios, ¿cómo era posible que esa escena lo encendiera tanto? no lo sabía, pero ahí estaba, jadeando al imaginarse a hyuck follándose a jaemin y dejándole así de preparado para él.

―veo que mi hermano te dejó el culo bien abierto ―comentó pasando un dedo por la entrada, que se contrajo de inmediato para intentar absorberlo.

―así es como me gusta tenerlo ―contestó con su típico tono coqueto, la picardía tiñendo su aguda voz.

―mmm, entonces espérame un segundo ―dijo, levantándose de la cama y confundiéndolo al ver cómo se alejaba de él y se dirigía hacia su maletín.

they love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora